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Elecciones en Austria
Los partidos austriacos inician conversaciones para formar gobierno tras la victoria de la extrema derecha

El ultraderechista Herbert Kickl, líder del partido liberal de Austria FPÖ, celebra el resultado electoral de su partido, el 29 de septiembre de 2024.

Deborah Cole

Viena —
30 de septiembre de 2024 16:24 h

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Los principales partidos austriacos se preparan para iniciar una tensa pugna para formar gobierno, en medio de las alertas sobre los peligros para la democracia tras la victoria histórica de la extrema derecha en unas elecciones generales en las que los votantes castigaron a los partidos tradicionales por el fantasma de la migración y la inflación.

El domingo, el FPÖ, antiislamista y afín al Kremlin, obtuvo su mejor resultado desde que fue fundado tras la Segunda Guerra Mundial por antiguos funcionarios nazis y oficiales de las SS, con algo más del 29% de los votos. El resultado superó las expectativas y se impuso al partido gobernante, el conservador Partido Popular (ÖVP), por casi tres puntos porcentuales. El Partido Socialdemócrata (SPÖ), de la oposición de centro-izquierda, obtuvo el peor resultado de su historia, con un 21%, mientras que los Verdes, socios minoritarios del gobierno, se hundieron hasta el 8%.

Los resultados muestran que la subida de 13 puntos del FPÖ desde las últimas elecciones parlamentarias de 2019 se produjo gracias al fuerte apoyo entre los votantes más jóvenes. En medio de una profunda frustración con el coste de la vida y el fantasma de la migración, la derecha ultra ganó claramente entre los austriacos menores de 34 años con el 27% de ese grupo demográfico, y aún más decisivamente con el conjunto de 35 a 59 años con el 37%. El FPÖ se benefició también del resentimiento enconado por las estrictas medidas adoptadas por Austria durante la pandemia de Covid.

El FPÖ, que cita como modelo al húngaro Viktor Orbán, se situó sólo en tercer lugar con los mayores de 60 años, con un 22%. En cambio, dieron su apoyo al ÖVP del canciller, Karl Nehammer, con un 38%, y al SPÖ con un 24%.

Austria se ha enfrentado a menudo a críticas por su tibia cultura del recuerdo histórico del periodo nazi, considerándose durante mucho tiempo la “primera víctima” de los nazis, a pesar de su entusiasta acogida del Anschluss en 1938 por parte del hijo nativo Adolf Hitler.

Tras los resultados del domingo, el Comité Internacional de Auschwitz, que representa a supervivientes del campo de exterminio nazi de 19 países, denunció un “nuevo capítulo alarmante” en Austria.

Su vicepresidente, Christoph Heubner, declaró que confiaban en la “base común de los demócratas austriacos” para “hacer frente a la amnesia histórica y a la ideología de la vieja y la nueva extrema derecha... en interés del país y de Europa”.

A pesar de su contundente victoria, el FPÖ, que aboga por una “Austria fortaleza” contra la migración y la “remigración” o deportación forzosa de extranjeros no deseados, se enfrentará a una ardua batalla para formar gobierno, ya que no logró la mayoría absoluta.

Todos los partidos pequeños han descartado cualquier cooperación con los ultras. El ÖVP, que ha trabajado con los ultras en varias ocasiones a nivel nacional y regional, sería un socio potencial, pero ha anunciado que un gobierno dirigido por el líder del FPÖ, Herbert Kickl, sería imposible.

Kickl utiliza habitualmente la retórica nazi en sus discursos, arremete contra los migrantes, se alinea con Rusia en su invasión de Ucrania y fue destituido anteriormente como ministro del Interior. El FPÖ tendría que defenestrar a Kickl, acólito del difunto líder del partido, Jörg Haider, si quiere hacer realidad su sueño de ocupar la Cancillería.

En la celebración de su triunfo, Kickl instó al ÖVP y a al primer ministro Nehammer a “consultar con la almohada los resultados durante algunas noches”, antes de mantener un firme ultimátum.

Unos centenares de manifestantes de izquierdas se concentraron a última hora del domingo ante el Parlamento, en el centro histórico de Viena, para pedir a los partidos democráticos que se mantuvieran firmes frente al FPÖ, al grito de “fuera nazis” y “nunca Kickl”.

El presidente del país, Alexander Van der Bellen, antiguo líder de los Verdes y responsable de encargar a los partidos que formen gobierno, instó a la clase política a preservar “los pilares de nuestra democracia liberal”.

La incitación, apenas velada, a unirse para aislar al FPÖ podría dar lugar a que Nehammer, con su ÖVP, que ocupa el segundo puesto, se aliara con los socialdemócratas y los Verdes o el liberal Neos, el único partido del Parlamento, aparte del FPÖ, que ha crecido en las elecciones.

Sin embargo, Vedran Džihić, investigador senior del Instituto Austriaco de Asuntos Internacionales, considera que este movimiento “entrañaría grandes riesgos”.

“Esto reforzaría la retórica (del FPÖ) en torno a los 'partidos del sistema' y la 'coalición de perdedores', recogiendo de nuevo votantes insatisfechos y poniéndolo en el camino del crecimiento”, dijo. Pero también dijo que la alternativa, con la extrema derecha en el poder, sería mucho peor, “poniendo en peligro la democracia y el Estado de Derecho”.

Una coalición conservadora de extrema derecha “pondría a Austria en la senda de Hungría y Orbán... con más antiliberalismo, más miedo e incitación, menos Europa y menos estabilidad en la sociedad”

Džihić, que acaba de publicar Ankommen (Llegada), sobre sus experiencias en Austria tras huir de la guerra de Bosnia en 1993, dijo que se veía a sí mismo y a sus hijos “directamente en el punto de mira cuando el FPÖ habla de la emigración de retorno”.

“Cuando tú mismo te conviertes en objeto de fantasías de omnipotencia odiosas y violentas te asustas”, dijo, y añadió que le “choca que tanta gente en este país esté dispuesta a dar su voto a este partido”.

Por otro lado, “todavía hay un 71% que se pronuncia claramente a favor de los partidos democráticos y rechaza al FPÖ”, dijo: “Eso me hace albergar esperanzas de que una gran mayoría de este país defienda la democracia y la libertad en Austria”.

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