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The Guardian en español

El tuit decisivo que atrajo a miles de refugiados sirios hacia Alemania

Cientos de refugiados abandonaron a pie Budapest en dirección a Austria el pasado septiembre.

Patrick Kingsley

/ Philip Oltermann (Berlín) —

El tuit lo envió hace ahora un año la agencia federal alemana de migraciones y refugiados. “En este momento, el procedimiento de Dublín para los ciudadanos sirios ya no se está cumpliendo en la práctica”, decía. Con 175 retuits y 165 'me gusta', no parece el típico contenido viral. Pero en Alemania se habla de este mensaje como el primero en las redes sociales que cambió el curso de la historia europea.

Con su referencia a un reglamento europeo aprobado en una convención en Dublín en 1990, el tuit se interpretó en gran medida como una suspensión de facto de la norma de que el primer país europeo al que llegue un refugiado es el responsable de gestionar su solicitud de asilo.

Hasta ese momento de 2015, más de 300.000 solicitantes de asilo habían alcanzado Europa en barco, una cifra que ya era un 50% más alta incluso que el número de llegadas de 2014, que ya marcó un récord.

Aunque la intervención de la agencia sin duda no inició la crisis, sí convirtió a Alemania en el destino de primera opción para los sirios que antes podrían haber preferido otros países europeos como Suecia, que en aquel momento ofrecía asilo indefinido para los sirios.

También creó una sensación de confusión y pérdida del control político, de la que al gobierno de Angela Merkel le ha costado a veces recuperarse. Doce meses después, los políticos y autoridades en el corazón de la maquinaria burocrática de Berlín siguen intentando comprender de dónde salió ese tuit.

Cuatro días antes, la alta funcionaria de la agencia de refugiados –conocida en Alemania como BAMF– Angelika Wenzl envió por email una circular interna titulada “Reglamento para la suspensión de la convención de Dublín para los ciudadanos sirios” a las 36 delegaciones que el organismo tiene por el país. La instrucción decía que los sirios que solicitaran asilo en Alemania ya no serían enviados de vuelta al primer país que hubieran pisado en suelo europeo.

Los abogados que trabajan con la BAMF han señalado que hacer eso no implicó una suspensión completa del acuerdo de Dublín en toda la UE, como han afirmado algunos, ya que la convención da a los Estados miembro el derecho a asumir solicitudes de asilo de otros países.

A través de canales que ni las autoridades ni los periodistas han podido precisar hasta el momento, la instrucción interna fue filtrada a la prensa. Aunque una investigación de la revista Der Spiegel apuntó al mayor colectivo alemán de defensa de los inmigrantes, Pro Asyl, como fuente de la filtración, la propia ONG ha asegurado que no sabía nada de esa circular hasta que los periodistas les hablaron de ella para pedir su opinión sobre el nuevo procedimiento.

Maximilian Pichl, asesor legal de Pro Asyl, cuenta que fue uno de los muchos abogados que inundaron la BAMF de llamadas perplejas que presionaron a la agencia para que clarificase en público su postura. Esto acabó dando lugar a lo que el periódico Die Zeit calificó hace poco como “el tuit decisivo”.

Gran difusión entre los sirios huidos

Más por el tradicional boca a boca que por el botón de retuit, el mensaje se difundió entre los refugiados que se dirigían a Europa o que estaban ya esperando en campamentos. “Ahora es solo un país: Alemania”, contó a the Guardian un ingeniero mientras recorría los Balcanes unos días más tarde. “¿Dónde están los demás? Es solo Alemania. Solo Merkel”.

El teléfono roto tuvo su papel en la difusión del mensaje entre la diáspora siria, inflando la importancia y el sentido del tuit del Gobierno. “¡Dijo que traerá grandes barcos de Turquía para rescatar a los sirios!”, aseguró con credulidad en aquellos días Maria, una refugiada siria entrevistada en la estación de Viena.

Hasta mediados de agosto de 2015, 150.000 refugiados se habían registrado en Hungría. Después del tuit de la BAMF, muchos se negaron a hacerlo, enseñando supuestamente el mensaje en sus teléfonos a la Policía y los agentes de fronteras. El embajador de Hungría en Alemania aseguró después que, en el día posterior al tuit, la Policía serbia encontró miles de pasaportes desechados en su lado de la frontera. “Desde aquel momento, todos los refugiados eran sirios”, explicó Peter Györkös.

Cuando Györkös llamó al Ministerio alemán del Interior, las autoridades dijeron que no tenían constancia de ese tuit. En una rueda de prensa al día siguiente, el ministro del Interior de Alemania, Thomas de Maizière, indicó que la suspensión del acuerdo de Dublín no era “una norma legalmente vinculante como tal”, sino más bien “una directriz de gestión”.

Unas semanas después, el director de la BAMF, Manfred Schmidt, dimitió por “motivos personales”, aunque en muchos círculos se da por hecho que le obligaron a hacerlo porque su agencia expuso la pérdida del control político por parte del Gobierno.

“El tuit adquirió vida propia”

Pero un año después, las consecuencias del tuit a largo plazo se están haciendo evidentes poco a poco. En abril, la Comisión Europea planteó una amplia reforma del sistema de Dublín, que durante mucho tiempo ha recibido críticas de los defensores de los derechos humanos. Consideran que coloca injustamente la principal carga de las solicitudes de asilo en los países más pobres de la periferia de la UE, mientras se protege a los Estados más ricos del interior.

No obstante, fuentes cercanas a la BAMF insisten en que el tuit no tenía intención de torpedear esa legislación poco apreciada, sino que se trataba de una medida de emergencia para desatascar, para liberar a la agencia de más burocracia antes de que fuera imposible de gestionar.

Según Gerald Knaus, arquitecto inicial del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía y director del think tank European Stability Initiative, el tuit no tenía la intención de indicar un gran cambio de política ni fue escrito por políticos de alto nivel.

“Se vio como una simple afirmación de lo obvio –ya habían dejado de intentar devolver a los sirios– y no se tuvo en cuenta cómo se percibiría”, explica Knaus. “El tuit adquirió vida propia, porque confirmaba que cualquiera que llegase a Alemania podría quedarse. No era una decisión nueva, pero enviaba una señal”.

Entre bastidores en aquel momento, revela Knaus, las autoridades alemanas estaban divididas entre quienes creían que había que devolver a las personas a Hungría y que era viable cerrar la frontera alemana, por un lado, y quienes consideraban que era imposible a nivel logístico y moralmente injustificable, por otro. Unas semanas después, cuando miles de sirios decidieron caminar desde Hungría hacia Austria y después a Alemania, Merkel optó por lo primero.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo

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