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¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuánto?: la UE empieza las obras de su ampliación

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Irene Castro

Estrasburgo —

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“La historia nos está llamando para completar nuestra Unión”. El camino es ya irreversible. Los 27 tienen la determinación de incorporar nuevos socios al club. Ucrania, Moldavia pero también los Balcanes Occidentales, que llamaron antes a la puerta. El ataque de Vladímir Putin a Ucrania ha reactivado un proceso que estaba en standby desde hace años y los dirigentes europeos apremian a culminarlo lo antes posible. Es el mensaje que ha trasladado este miércoles la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el último debate sobre el estado de la UE del mandato: Bruselas empieza las obras para acomodar la casa a los futuros Estados miembros. 

“Creo que el Equipo Europa también funciona con más de 30”, ha solemnizado Von der Leyen en la Eurocámara. Ahora bien, la entrada de esos países en la UE plantea una serie de retos que ella misma ha reconocido y ha puesto deberes al gobierno que preside para avanzar en una hoja de ruta que permita preparar internamente las estructuras compartidas de los 27 para ese momento. Lo que no ha querido es establecer ningún plazo, como sí hizo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al decir que en 2030 la UE debía estar lista. También Josep Borrell considera que es bueno establecer un horizonte. “La gente estudia cuando tiene la fecha del examen”, pone a modo de ejemplo. 

Y es que, al fin y al cabo, el proceso de integración europea, una vez recibida la invitación al club, pasa por cumplir un extenso conjunto de requisitos. Algunos relacionados con la calidad de la democracia y también de asimilación a la ingente legislación europea. El proceso, que puede llevar lustros, ha comenzado ya. Actualmente hay ocho candidaturas formales para entrar en la UE: Montenegro, Serbia, Ucrania, Moldavia, Turquía, Bosnia y Herzegovina; y Albania y Macedonia del Norte, que lograron iniciar negociaciones de ingreso en 2022 tras años esperando y después de que Ucrania recibiera el estatus de candidato en tiempo récord

Pero más allá de los avances que hagan esos países, el mensaje que ha enviado Von der Leyen es que también la UE tiene trabajo por delante que pasa por responder a “preguntas prácticas sobre cómo funcionaría una Unión de más de 30”. “Debemos analizar cada política y ver cómo le afectaría una Unión más grande. La Comisión empezará a trabajar en una serie de revisiones pre-ampliación para ver cómo se tendría que adaptar cada área a una Unión más grande”, ha dicho a los diputados. Eso pasa por repensar el funcionamiento de las instituciones –el Parlamento y la Comisión–, discutir el presupuesto (qué y cómo se financia) y abordar garantías de seguridad (especialmente para Ucrania, que está en guerra y no le protege el paraguas de la OTAN). La Comisión Europea pondrá las conclusiones de ese análisis sobre la mesa de los líderes de los 27 el próximo semestre, bajo la presidencia belga del Consejo de la UE. 

“Hay que arreglar la casa para que puedan entrar”, resume el profesor de la Universidad Autónoma Ignacio Molina: “El debate se traslada hacia la reforma de la UE. El tema no es tanto ampliación sí o no, porque la decisión política está tomada, sino qué tipo de reformas hay que llevar a cabo”. La integración de esos países provocaría un incremento notable de los ciudadanos europeos y sobre todo un cambio en los actuales equilibrios.

Si la toma de decisiones ya es un follón en el seno de los 27, sobre todo en el caso de las políticas que requieren unanimidad (como la exterior), se complicaría aún más en una UE ampliada. Ya existe un grupo de países favorable a eliminarla en ese caso, entre los que se encuentra España, pero una modificación de tal calibre requiere tocar los tratados y, por tanto, unanimidad. Von der Leyen ha apremiado a dar pasos ya, sin esperar a la reforma de los tratados. 

Las conjeturas llevan tiempo sobre la mesa. Los presidentes de Francia, Alemania y Países Bajos, Emmanuel Macron, Olaf Scholz y Mark Rutte, convocaron a otros siete líderes, entre ellos Pedro Sánchez, para abordar ese asunto también en la última cumbre celebrada en Bruselas en junio. “Tenemos que asegurarnos de que la UE está preparada a nivel de políticas comunitarias. Todos hemos visto los efectos que tuvieron en los países del este las políticas agrícolas respecto a Ucrania”, explicaron entonces fuentes diplomáticas. 

Los equilibrios financieros: España perdería fondos

Revisar la estructura de los fondos de cohesión o las políticas agrícolas es otro de los elementos fundamentales de cara a la ampliación. “Actualmente, la Unión Europea no dispone de un presupuesto adicional capaz de absorber los gastos y transferencias necesarios para ayudar a los nuevos países candidatos. Con los niveles presupuestarios totales actuales, la diferencia entre la renta media de los países candidatos y el resto de la UE implica que los países que hasta ahora han recibido fondos de la UE podrían no recibirlos en el futuro”, expresa el analista Carlo Bastasin en un informe publicado por el Instituto Brookings

Con las bases actuales, España recibe el 9,6% de los fondos europeos y la cifra pasaría a ser 0% con la entrada de los países aspirantes. Polonia pasaría de recibir el 30,2% al 12,6% y Rumanía, del 18,4%, al 7,2%. Por el contrario, Ucrania ‘se comería’ el 41,7% del total, de acuerdo al análisis de Bastasin. 

“La afectación en la política agrícola y en los fondos de cohesión sería brutal. Es muy difícil que el sistema actual se mantuviera. Desde el punto de vista presupuestario, sería imposible”, reconoce Molina, que resta, no obstante, importancia porque considera que se pueden aplicar plazos transitorios o moratorias. Pero sí apunta a reformas importantes en la estructura comunitaria que podrían pasar por dar más peso a instituciones como el BCE para la emisión de deuda o una suerte de “geometría variable” en línea con la Europa “a dos velocidades” que planteó Macron. 

“No sería tanto como más ricos frente a menos avanzados, eso crearía divisiones, sino que los que quieran ir más rápido en algunos temas puedan hacerlo, como ocurre ya con la zona euro (de la que no forman parte Polonia, Hungría o Suecia) o con Schengen”, explica. 

A favor: posición geoestratégica y más mercado

¿Qué gana la UE con la ampliación? Posición geoestratégica y mercado, básicamente, en un momento en el que la pelea contra otras potencias es exacerbada. “Como ventaja económica, vas a tener un mercado único más grande, más mano de obra y los beneficios de un mercado interior grande, que son muchos. Desde el prisma geopolítico, la manera de defender a Ucrania es introduciéndola en tu familia”, señala Molina. 

El debate acaba prácticamente de empezar, pero será uno de los temas principales en los próximos meses con una idea clara: la decisión política está tomada. “Necesitamos superar los viejos debates binarios sobre la ampliación. No se trata de profundizar la integración o ampliar la Unión. Podemos y debemos hacer ambas cosas. Para darnos el peso geopolítico y la capacidad de actuar. Esto es lo que nuestra Unión siempre ha hecho”, ha defendido Von der Leyen, que ve en la ampliación un “catalizador de progreso”. 

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