2015, el año de Urruti
Tras una salida fulgurante de Irujo (7 a 1), parecía que ya se le acababa la estrella a Mikel Urrutikoetxea, después de una campaña tan exitosa como sorprendente: El delantero de Asegarce ganó el campeonato individual a toda cancha hace unos meses, y desde entonces había consolidado su espacio entre los grandes de la pelota a mano.
Pero el vizcaíno se enfrentaba a un Juan Martínez de Irujo necesitado de éxitos deportivos, y el navarro atacaba con rabia y acierto, adelantándose 7 a 1 y 11 a 4. El de Aspe lo estaba bordando, presionando al rival, acertando con el saque, y adornándose con dos carambolas de zurda.
Urruti aparentaba soportar mejor los tantos duros, pero aún así el empuje de Irujo amentaba la ventaja (18 a 8). Mucho colchón parecía, pero ya se sabe, el mano a mano va a tacadas, y el vizcaíno no perdía la esperanza. Pero a pesar de algún tanto meritorio, el navarro continuaba aumentando la ventaja, alcanzando un: 20 a 10 que parecía definitivo. “Partido doblado, partido ganado”, decíamos de chavales…
Si alguno dejó de ver la final en ese momento, todavía estará tirándose de los pelos, pues aún había lugar para la sorpresa, es una de las grandezas de este deporte: Hasta el 22 no se acaba el partido. Detalles aparentemente intrascendentes pueden dar la vuelta a una final. Urruti se mostraba cabizbajo en la silla, mientras “Pablito” Berasaluze intentaba animarle. Saltaron a la cancha los finalistas, Irujo sacó bien, pero a vuelta de saque su gancho a la pared impactó en la chapa. Un detallito aparentemente sin importancia, pero que cambió el signo de la final.
Porque la suerte, caprichosa, cambió de bando: Mikel bajó la cabeza, no perdió la concentración, y se dedicó a meterle grasa a cada pelotazo, confiando en que la bola no tocara ninguna raya. Poco a poco fue acercándose en el marcador, a pesar de la brava defensa de Juan. Hasta el 17 a 20 no pudo Patxi Eugi sentarle apenas un segundo para intentar sujetarle el nervio, pero no había nada que hacer: Falló de Irujo (18), gancho inapelable (19), volea perfecta al choquito (empate a 20). Estalló el frontón del barrio de Miribilla.
Nuevo descanso, muchos nervios, y aplausos para el saque de su paisano. Sigue atacando Urruti: saque-gancho-volea y carambola de sotamano inalcanzable. 21 a 20.
Estruendosa ovación para el último saque, resta Irujo como puede, y nueva carambola de Mikel Urrutikoetxea que le convierte en ganador de los dos torneos manomanistas más prestigiosos de la pelota profesional.
22-20, tras una espectacular tacada de 12 tantos que quedará en la memoria de los pelotazales como aquella famosa final del 97 entre Retegi II y Titíin III. Lo dicho, 2015, el año de Urruti.
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