Algo se muere en el alma…
Ya saben lo que dice la canción. Pues esa sensación de orfandad es la que agarrota hoy a la afición a la pelota a mano. Fíjense que no he puesto “a la afición riojana”, sino a toda la afición. Porque este sentimiento lo tenemos más nosotros, seguramente, pero también alcanza a los cientos de miles de aficionados que ayer vieron el partido por la tele; o los miles que se han despedido de Titín este verano, por todos los frontones de la geografía pelotística. Xabier Euzskitze, el presentador de la pelota en la ETB, lo dijo al abandonar el Adarraga: “Me voy con una sensación en el estómago…”. Es ley de vida, sí, pero cosas como Titín en la cancha son de las que no quieres que nunca se acaben. En su despedida, esperaba uno un ambiente más ruidoso y festivo, pero hasta los cánticos sonaban amortiguados por una sordina de tristeza, de adiós, de se acabó lo bueno. A partir de ahora, supongo, le echaremos tanto de menos…
Como en esta misma página ya hay sendos vídeos con la parte más emotiva de la despedida (el homenaje inicial, y la rueda de prensa tras el partido), vamos con la crónica del encuentro.
Resumen breve: Irujo y Cecilio fueron merecedores de la victoria, pero no aplastantemente. Y si cualquier profesor de pelota, o monitor, o entrenador, o alguien que quiera explicar qué es la pelota a un extraterrestre, si esa persona quiere un día enseñar el alma de este deporte a un joven pelotari, solo tiene que ponerle el vídeo de este partido: Ahí se ve cómo un deportista de 45 años, un señor, un hombre, un veterano ya, es capaz con su presencia en la cancha, con sus amagos, con su colocación, con su intuición, con su anticipación, con su engaño, con su potencia, con su habilidad, con su esfuerzo, con su riesgo, con su alarde físico, es capaz, digo, de hacer del juego de la pelota un ejercicio de vivacidad, de espectáculo, de emoción, de garra, de pasión…, de desparrame puro y duro, de disfrute extremo, de éxtasis orgásmico tras enredar en los cuadros alegres a sus contrincantes, para finiquitar el tanto depositando leve y grácilmente la dura bola de piedra encima de la chapa.
Para muestra, el tanto que suponía el abrazo a 17 en el marcador: Dominan insultantemente Irujo y Cecilio, con la pareja riojana defendiendo por toda la cancha de manera agónica cada pelotazo, cambiadas sus posiciones, David adelante y Titín restando de aire los bombazos de Irujo. Hasta que por fin el pequeño de los Merino puede soltar su zurda, regresar cada uno a su posición natural, y terminar el tanto Augusto amortiguando la pelota en el choco de suave sotamano. El delirio. Un tanto en un partido que no valía nada, sí, pero un tanto que resume la revolución que el gasolinero de Tricio trajo a este ancestral deporte en 1992: A la pelota ya no hay que esperarla, hay que buscarla, anticipándose a la tiranía de su bote, y llevarla a base de potencia y técnica allí dónde uno inventa que ha de ir. Convertir un juego soso y basado en la fuerza y la potencia, en un espectáculo visual y emocionante, en el que cada tanto es una oda a la plenitud física, al ingenio de una bola, dos paredes y cuatro esquinas, al amago como arma atacante, a la puntería milimétrica, a la eficacia adornada con belleza.
Antes de ese empate a 17, y como sucediera a partir del 18 iguales, Irujo y Cecilio avanzaban con aparente comodidad. El campeón manomanista, metido en el papel de filigranero más que de pelotazo y tentetieso, arriesgaba en demasía, errando 8 bolas claras (aunque en su descargo cabe alegar que varias de ellas impactaron en la chismosa inferior del frontis). Cecilio Valgañón, el pelotari que está revolucionando el juego de la zaga, tuteó (si no dominó) a todo un Merino II. Mientras, adelante Titín lo intentaba con sus habituales ganchos y cortadas de zurda al ancho, pero sin la chispa de antaño que desbordaba a sus rivales.
Tras el 2 a 0 inicial de la pareja riojana (con dos ganchos de Augusto, uno al ancho y otro de paradita a la pared), los colorados comenzaron su dominio con tres remates de Irujo y una dejada de Cecilio (4-2). A partir de ese momento navegaron sin agobios en el marcador, con parciales de 6-3, 7-4, 10-5, 11-7, 13-9 y 14-10. Hasta este momento, el mejor de los cuatro era el zaguero de Ezcaray, ya que Titín y Merino II lo intentaban, pero sin lograr esa racha que volteara el luminoso, mientras que Irujo lo mismo ganaba el tanto que fallaba la bola más clara.
Juan Martínez de Irujo atravesó una fase nebulosa, errando 3 pelotas. Esto, más un remate de saque-gancho por la pared de Titín propició el empate a 14, igualdad que se mantendría hasta el empate a 18. No lograron ponerse nunca por delante los azules, rompiendo en cambio el espejismo de igualdad el delantero navarro, subiendo un punto la presión a sus pelotazos. Así, con aparente facilidad, gano tres de los últimos cuatro tantos dominando la contienda y superando a sus rivales con potentes latigazos con ambas manos. El vigésimo tanto, bien aprendida la lección de su rival de ayer, lo ganó de saque-paradita de gancho a la pared.
Buen papel, por tanto, de Titín en su despedida, partido en el que mantuvo el tipo contra un pelotari de los que también pasará a la historia de la pelota a mano profesional, Martínez de Irujo. El de Tricio ganó 7 remates y un saque, cuatro de ellos de preciosa, ajustada y sorprendente dejada amagando el gancho, pero acariciando suavemente la esfera hasta la pared. Augusto falló 4 pelotas claras. Más 4 en su haber.
Irujo ganó 9 tantos, pero marró 8 pelotas. Así las cuentas, la clave para entender la victoria colorada estuvo en la zaga, donde David Merino no impuso su teórico dominio, sino que Cecilio le plantó cara atrás, divirtiendo al respetable con sus continuas y atrevidas incursiones en las cercanías del frontis. El zaguero serrano, ganó 4 tantos, sin cometer ni un solo error durante todo el encuentro.
Como dijo un amigo que estuvo en el Adarraga, “nos hacemos viejos, tío”. Sí, se ha retirado Titín…
DETALLES
Antes del partido, y de las emocionantes palabras que dirigió Titín al respetable, los chavales de su Escuela de pelota le hicieron el pasillo de honor. A continuación, los pelotaris riojanos le regalaron, con mucho humor, instrumentos para su inminente jubilación: Una gorra de entrenador; una mula mecánica, una motosierra y una “morisca” para que llene su tiempo de jubilación; y una especie de monopatín de dos ruedas eléctrico (“segway”, que le llaman), con el que seguir el ritmo de los entrenamientos de sus ya ex compañeros.
De entre su largo y emotivo discurso, destacamos la siguiente frase: “Espero y deseo que sigáis amando la pelota. Hay futuro. Gracias a la pelota y gracias a todos”.
Hasta el Adarraga logroñés se acercaron varios pelotaris en activo (Barriola, 'Pablito' Berasaluze, Mendizabal III, Víctor…) y algunos de los que se jubilaron antes que el caracolero (Capellán, Rai, Elkoro, Lasa, Beloki…).
Los jueces permitieron que Titín lanzara la chapa para sortear qué pareja sacaba en primer lugar. La suerte sonrió a Titín y Merino II…
Afortunadamente, al menos en mi opinión, los políticos supieron quedarse al margen del homenaje.
Cuando terminó el partido, y tras atender a los medios, Titín recibió los regalos y el cariño de una multitud. Mientras, adelante, los chavales jugaban al “primi” ajenos al bullicio. Sostengo que gran parte del éxito que supone que haya aún jóvenes pelotaris es del astro de Tricio.
De entre las muchas reflexiones de aficionados escuchadas durante la despedida de Augusto Ibáñez Sacristán como pelotari, resalto dos: “Ha sido el deportista que más me ha divertido”, y “Me quedo con todo lo que hemos disfrutado y, sobre todo, con todo lo que ha aportado de arte y emoción a nuestra pasión, que es la pelota”.
El complemento
Que no se nos olvide que abrió el festival un partido en el que Gorka y Merino doblaron en el marcador a Apezetxea y Pascual. La pareja riojana continuó con el buen juego ofrecido en sanmateos, mientras que sus rivales no les hicieron sombra en ningún momento.
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