Arruabarrena rompe una igualada merecida por el UD Logroñés
Detalles. Es lo único productivo de los amistosos. Probaturas, reparto de minutos. El trabajo es lo que importa. El que quiera hacerse una visión global, anda apañado. Retoques, ajustar las piezas. Empezar a conocerse en el campo. Saber por dónde cojea cada uno, qué se puede aporta al grupo, cómo se puede ayudar al compañero, dónde quiere la pelota, cóm funcionan en parejas, por líneas... Esos matices que el aficionado de a pie quizá no aprecie son los que se valoran por los entrenadores en este tipo de amistosos de pretemporada. Por todo ello, el duelo de presentación del UD Logroñés ante el Eibar hay que cogerlo con alfileres. Para lo bueno y para lo malo, prácticamente no hubo nada.
¿Resultado? Insignificante pese a la derrota y no haber marcado, ya que por momentos, si el duelo se desnivelaba parecía que debía ser en favor de los locales. ¿Rival? Un Eibar menor también en proceso de rodaje -aunque mucho va a tener que forzar la máquina para acabar, si lo logra, salvando la categoría en Primera- y que en 24 horas vuelve a jugar otra vez. Puede que por ahí se pueda entender que diera la impresión de no forzar del todo, de no desgastarse, de controlar y dar en el momento justo para acabar imponiéndose merced a un testarazo de Arruabarrena.
¿Sensaciones? Buenas, a cuentagotas, más a título individual que grupal. ¿Onces? Intranscendentes para hacerse una composición de cara al grueso de la temporada, aunque Carlos Pouso empieza a mandar mensajes: poder jugar con un enganche con movilidad -Joel Valencia y Milla- o con otro de más pegada -Camochu-; evidenciar la polivalencia de algunos futbolistas, caso de Adrián León, que jugó de central, o de Julio Rico, de pivote y en el centro de la zaga.
Jordan y Titi fallan dos buenas oportunidades
¿Destacados? Complicado cuando sólo se apuntan cosas, cuando hay jugadores que no están en su mejor tono físico, cuando importa más hacer lo que te mandan que tratar de impresionar y lucir personalmente, cuando enfrente hay un rival de una categoría superior y cuesta perder ese miedo inicial. Pese a ello, en la faceta ofensiva, la primera mitad de Jordan fue agradecida para el ex del Agoncillo. Con desparpajo y velocidad gozó de una gran oportunidad para haber salido por la puerta grande después de una formidable pase en profundidad de Míchel, sin embargo, al delantero se le hizo la portería pequeña y Jorge despejó con la pierna a córner.
Ante un Eibar con la línea adelantada, Titi también pudo adelantar a los suyos con una vaselina que se marchó desviada. Chevi evidenció que debe ser el futbolista sobre el que gire la creatividad de los riojanos y dejó algún destello. Paredes, ya en la segunda parte, mostró ambición por tirar hacia arriba, por hacer daño por su costado, máxime si Joel Valencia le deja el espacio tirándose al medio. Jacobo Trigo dio equilibrio. Arnedo, intermitente, no desentonó pese a poder evidenciar el salto y trató de ser aplicado en la medular.
No hay que engañarse, el choque se movió en acciones esporádicas dentro un juego cansino, sin el ritmo ni la velocidad de la liga regular. La apuesta, de ambos conjuntos, pasaba por no cometer grandes errores, no dar regalos y tratar de hacer daño en los metros finales. Al Eibar se le notó espeso en la elaboración, sin brillantez de tres partes del campo hacia delante, sin remate -Thaylor falló de cabeza lo que pudo haber significado el triunfo y Arruabarrena, minutos después, sí que tuvo nitidez para deshacer la igualada-, sin profundidad, salvo un par de acciones en el tramo ulterior del choque.
En este sentido, el desgaste defensivo del UD Logroñés desconectó el ataque y la fluidez de los de Mendilibar, menos en los minutos finales. Quizá por ello, los blanquirrojos pisaron más área rival durante algún tramo de la segunda mitad cuando el cansancio empezó a pasar factura en el cuadro visitante -sólo emplearon cuatro sustituciones-. Pero todo fueron balas de fogueo hasta que un 'killer' como Arruabarrena -que sabe cómo se las gastan en el fútbol de bronce- dio una victoria sin lustre a un Eibar reservón.
Tampoco se puede exigir mucho más en esta cita inicial. Ganas y trabajo. Por ambos aspectos el UD Logroñés cumplió. Con eso hay que quedarse. Ha sido la primera toma de contacto, la de ir poniendo los cimientos de la que debe ser la temporada definitiva, la del asalto, la de verdad, la de tirar con balas de las buenas, de las que hacen daño. Para ello, hace falta mucho más, eso es evidente, de lo exhibido en Las Gaunas, pero es que a este plantilla le faltan piezas y las que están -poco se pudo ver a Carlos Fernández y a Pere Milla- necesitan cierto poso. Sin prisa, pero sin pausa.
UD LOGROÑÉS: Miguel; Miguel Santos, Borja (Álex Santelices, min. 28), Adrián León (Chevi, min. 28), Arza; Julio Rico, Arnedo; Titi, Camochu, Adrián (Míchel, min.28); y Jordan. Segundo tiempo: Fermín; Zubiri, Herreros, Álex Santelices, Paredes; Jacobo Trigo, Chevi (Guillermo, min. 60); Míchel (Milla, min. 60), Joel Valencia, Íker Alegre; y Carlos Fernández.
EIBAR: Jorge; Asier, Ramis (Julen López, min. 75), Corral, Gayoso; Silvestre (Gonzalo, min. 63), Errasti; Sergio García, Arruabarrena, Nieto (Gontán, min. 82); y Julen Iriarte (Thaylor, min. 66).
GOLES: 0-1, min. 84: Arruabarrena.
ÁRBITRO: César Soto. Amonestó a los locales Miguel Santos (min. 25), Íker Alegre (min. 71).
INCIDENCIAS: Alrededor de un millar de espectadores en el partido de presentación del UD Logroñés en Las Gaunas. En el previo del partido, el club blanquirrojo presentó a los jugadores del juvenil, del Regional y del primer equipo.
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