“Arte en la tierra” reflexiona sobre la caducidad del planeta
Los seis artistas que han realizado intervenciones en el paisaje del pequeño pueblo riojano de Santa Lucía de Ocón, dentro de la iniciativa “Arte en la tierra”, reflexionan sobre la caducidad del planeta a través de sus creaciones de arte efímero y sostenible.
Este certamen, que ha alcanzado su novena edición y se podrá visitar durante todo el mes de agosto, está organizado por el escultor Félix Reyes y ha sido inaugurado hoy por la directora general de Turismo del Gobierno de La Rioja, Mónica Figuerola.
En esta ocasión, participan Carolina Leal, Adriana Omahna, Carlos de Gredos, Celina Valdivia y Eneko Ochoa (Grupo Ceko) y Peter Erskine, que proceden de cinco países diferentes.
Reyes ha explicado que esta iniciativa permite a cada artista “expresar sus sentimientos en el terreno que haya elegido previamente y desarrollar su proyecto acorde al entorno que le rodea”.
Así, como cada uno procede de un lugar diferente, ha aportado su propia cultura y forma de pensar, “aunque comparten un punto común: la tierra, donde todo nace y después permanece”, aunque sean intervenciones efímeras que después se diluyen en el paisaje.
Por ello, los artistas utilizan elementos orgánicos para elaborar sus creaciones, y las partes que no proceden de la propia tierra, se retiran para no perjudicar al ciclo natural.
En la obra “Viento”, la colombiana Carolina Leal ha realizado una rosa de los vientos formada por ocho varas forradas de cintas de vivos colores, sobre las que ha estampado las siluetas de objetos e imágenes que son importantes para los vecinos de esta localidad.
Para ello, Leal les pidió que le entregasen algún objeto, a partir del cual ha hecho un tampón de caucho y, con tinta, después ha estampado esa figura en cada una de las cintas, que se mueven libres desde la atalaya en la que se contempla todo el pueblo.
La argentina Adriana Omahna ha creado “Forma viva”, una composición colocada en una tierra ya cosechada formada por decenas de módulos tejidos con hilo rojo, que forman un “Ojo de Dios”.
Se trata, según ha explicado, de una creación originaria de los nativos mejicanos huicholes, que componen estas figuras en forma de cruceta cuando nace un niño, y cada año, tejen una vuelta hasta su mayoría de edad.
Así, esta bonaerense pretende representar “el ciclo circular de la naturaleza, donde todo vuelve a su estado original”, ya que su creación está formada por cáñamo y elementos biodegradables, que después se convertirán en abono para la tierra.
La mejicana Celina Valdivia y el bilbaíno Eneko Ochoa han propuesto en “Origen térreo” una reflexión sobre la mala distribución de los alimentos en el mundo, a pesar de que hay suficiente comida para toda la población.
Así, en una mesa de comedor en la que solo hay dos sillas de ramas de espino han dispuesto platos para ocho comensales, de los que salen plantas vivas.
Según Valdivia, “hoy en día es más barato comprar un alimento que producirlo, lo que provoca una actitud de consumo irresponsable”.
Para lograr “Las siete horas de Santa Lucía”, el estadounidense Peter Eskine ha colocado unos cristales de colores en las ventanas de la iglesia, que data del siglo XVI, que proyectan luces sobre el techo y las paredes en continuo movimiento, según se desplaza el sol.
Así, la iglesia es el lienzo y los primas cortados con láser son los trazos de este “pintor”.
Por último, el abulense Carlos de Gredos ha creado “24 horas de luz”, en el que invita a los vecinos a realizar adobes, una técnica ancestral desconocida para los más jóvenes.
Con los seis artistas que participan en esta edición, el certamen suma ya 44 participantes desde su creación, en 2003.
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