CSIF denuncia que no hay prevención frente al coronavirus en Urgencias del CARPA
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), sindicato más representativo en las administraciones públicas, ha exigido un mayor control y seguridad en el servicio de Urgencias del CARPA. Explican que “al mayor centro de Atención Primaria de La Rioja puede acudir cualquier tipo paciente directamente sin tener que pedir cita previa, no tiene zonas diferenciadas por tipos de pacientes, y carece de muchas de las medidas de prevención y protección frente al Covid-19 que sí se dan en otros centros”.
Desde la Consejería de Salud se indica a los pacientes que viven en Logroño que pueden acudir a las urgencias del CARPA “sin ningún tipo de filtro, mientras que para el resto de La Rioja no se puede acceder a los centros sanitarios de primaria sin haber contactado antes con el 112 o con el propio centro”.
Esto, detallan, “da lugar a que puedan reunirse sin ningún tipo de control en el acceso a la sala a pacientes que pueden ser positivos a COVID-19 y negativos, ya que no hay filtro de acceso que controle la llegada de pacientes posibles positivos, para identificarlos antes”.
En la puerta de acceso, aseguran, no existe ninguna señalización que indique a los pacientes que deben esperar a ser atendidos. “Un celador desde la ventanilla de admisión es el único profesional presente en la sala de espera de las urgencias”.
CSIF explica que desde esa ventanilla debe dirigirse a los usuarios e indicarles que se quiten los guantes y se apliquen solución hidroalcohólica. “Todos los pacientes tienen que utilizar el mismo dispensador que no es automático, ni dispone de mecanismo para administrar una dosis sin tener contacto con el envase directamente. Mientras el celador está tomando los datos a este paciente recién llegado, nadie informa ni controla el acceso a la sala. Tampoco que se guarden las distancias de seguridad ni que se respete el aforo (que no está definido)”.
Denuncian que tampoco se está respetando la intimidad, ya que es el mismo celador el que tiene que recibir y, para poder mantener la distancia de seguridad, debe preguntar de viva voz, delante de todos los que estén en la sala el motivo de consulta y decidir si se dirige el paciente a la consulta de respiratorio (posible COVID19).
Por tanto, “recae en este personal, que no es sanitario, la responsabilidad de preservar la seguridad del resto de los trabajadores y pacientes, ya que debe efectuar un primer triaje de todos los pacientes”.
En esta vuelta a la normalidad, se atiende en este centro a más de 100 pacientes al día, “con lo que esto supone. Personas juntas, sin guardar las distancias. En la sala de espera no hay zonas diferenciadas, sólo unas cintas colocadas en una sección, pero sin cartelería ni señalización que identifiquen de qué tipo son. Es decir, que la zona en la que tienen que esperar los pacientes positivos o posibles, se da el caso de que se sientan positivos y pacientes que acude por otras patologías”.
Asimismo, los aseos que hay en la sala están abiertos y también son usados indistintamente por positivos y negativos, con el riesgo de contagio, añaden.
Reconocen que se ha instalado un triaje de enfermería que funciona los días laborables de 15 a 22 y festivos de 8 a 22 horas, en la consulta 3, pero sigue siendo el celador el que decide desde admisión si el paciente va a una sala u otra. Este triaje se sitúa casi al final del pasillo de consultas, por lo que “los pacientes deben recorrer toda la instalación, sin estar los circuitos identificados, con el riesgo de coincidir unos y otros”.
Por otra parte, las zonas de descanso de personal, que constan de una sala comedor y un dormitorio con literas para todos los profesionales “no permiten guardar las distancias de seguridad, ni está definido el aforo máximo. Es necesario dimensionar adecuadamente esas zonas de descanso, para poder proporcionar a los trabajadores un lugar adecuado y seguro para hacerlo. Estas zonas de descanso coinciden con zonas de circulación de pacientes hacia el servicio de rayos, con lo que continúa el riesgo de contacto”.
El personal que acude a los avisos “utiliza pijamas verdes ya que no dispone de ropa azul de SUAP suficiente para poder asegurar el cambio por lo menos una vez durante el servicio, ya que lencería no proporciona la ropa de un día para otro”
Por otro lado, aseguran que estos profesionales se tienen que cambiar en el descansillo del domicilio del paciente o en la calle, no pudiendo cambiarse de pijama si han entrado en un domicilio positivo y luego van a un paciente paliativo o inmunodeprimido, por ejemplo, ya que para la atención de todo Logroño hay sólo un médico y una enfermera y pueden encadenar 10 domicilios o más seguidos porque “no se les permite parar, volver a la base y cambiarse de pijama. El segundo vehículo que en su día habilitaron para apoyo en estos momentos, se ha suprimido sin ninguna explicación”.
Estos profesionales explican que han intentado hablar con la dirección en varias ocasiones pero no responden a llamadas telefónicas ni correos. “Y cuando han quedado para una reunión, no han acudido por problemas de agenda”.
CSIF exige que se solucionen todas estas anomalías en este servicio, empezando por dejar de trasmitir a la población el mensaje de que se puede acudir a cualquier hora y por cualquier problema a las urgencias del CARPA sin pasar por un filtro previo, ya que “es un riesgo elevadísimo para todos. El mayor centro de urgencias de Atención Primaria de La Rioja no puede seguir con las puertas abiertas de par en par, sin control; por lo que demandamos un vigilante seguridad sábados mañana y auxiliar seguridad para control acceso durante por lo menos el día, como se ha hecho en los demás centros de AP”.
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