“Cualquier niño puede ser víctima o agresor”
Miguel es un alumno que sufre acoso escolar. Dos de sus compañeros de aula, Javi y Ana, empatizan con él y también obtendrá la ayuda de la psicóloga del centro, de varios profesores y de su madre. Miguel no es un personaje real, pero su experiencia ayuda a visibilizar cómo es el día a día de un chico acosado y cómo puede salir adelante. Es el protagonista de '¿Por qué a mí?', un relato elaborado por el profesor riojano Pedro Vallés para combatir un problema que sigue sin atajarse en los colegios.
El libro viene acompañado de un material muy útil para los profesionales y las familias, la 'Guía de intervención psicoeducativa', que ofrece pautas sobre cómo prevenir y abordar el acoso escolar con unidades para profesionales, psicólogos, padres y AMPAS. Ha sido elaborado por Vallés y por la psicóloga Pilar Calvo, quienes han utilizado su propia experiencia en las aulas para aportar herramientas que puedan aplicarse cotidianamente.
ALARMA SOCIAL
Lo cierto es que el problema del acoso escolar ha trascendido los muros de los colegios y es un tema que preocupa a toda la sociedad. Sin embargo, la invisibilidad es una de sus características más destacadas. “Es un problema entre iguales, invisible para los adultos, por lo que hay que tener buenas fuentes de detección para abordar el tema cuanto antes”, explica Vallés.
Y es que el silencio de las víctimas es otra de sus peculiaridades: “El que está sufriendo suele callar”. Por eso es muy importante, como indica Calvo, “trabajar desde muy temprano en el ámbito educativo para dotar a los niños de herramientas que les den la seguridad de afrontar estas situaciones y de ser capaces de comunicarlo”.
Ya desde Infantil, aseguran, se puede observar en clase si hay una conducta de un niño que hace daño al otro o si se han creado determinados papeles. Es necesario trabajar la salud emocional y no sólo en el aula, sino también en casa. “La convivencia hay que trabajarla todos los días”, subraya Calvo.
No cabe duda que existe alarma social en torno a este tema, pero ¿el acoso escolar ha existido siempre o se da más en la sociedad actual? Vallés y Calvo creen que siempre ha habido, pero antes “había más tolerancia social, estaba camuflado y si un niño era acosado se pensaba que tenía que madurar y aprender a defenderse”.
Sin embargo, pese a que ya no se tolera tanto, también los valores han cambiando. “El nivel de empatía se ha modificado. Ahora hay una mayor frialdad, incluso a veces indiferencia hacia el sufrimiento de los compañeros. Priman los valores individualistas”. Estos factores, unidos al hecho de que muchos padres “están a la defensiva” con respecto a sus hijos y de que los menores están “más expuestos a la violencia” contribuyen a entender por qué el acoso escolar se ha instalado en muchas de nuestras aulas.
DESDE EL LENGUAJE DE LOS NIÑOS
Así, el libro de lectura, dirigido a alumnos desde 5º de Primaria hasta 2º de Secundaria, trata de subsanar un error frecuente en este tipo de campañas: “estamos acercándonos al acoso escolar desde la mentalidad de los adultos”. Este libro, en cambio, busca relatar el acoso con la mirada y el lenguaje de los menores, tratando de evocar emociones y buscando que el lector pueda sentirse identificado. Y todo ello, desde un libro de ficción, muy alejado del formato de un libro de texto.
Como complemento, la guía ofrece a padres y profesores una serie de señales de alerta para reconocer si un niño está sufriendo acoso, junto a sesiones terapéuticas diseñadas para la víctima y también para el agresor. “Ambos están en proceso de crecimiento y, muchas veces, el que está perpretando daño es, a su vez, víctima”.
Ante todo, este material tiene una moraleja clara: se puede salir de esta situación, pero con medios. “Es necesaria una intervención terapéutica, coordinada, con todos los medios que intervienen sobre el menor. Hay que hacerlo rápidamente y de forma muy habilidosa”. Un 23% de la población sufre acoso, de los que un 11% sale adelante sin secuelas. Queda otro 12% que necesita atención. “Si no se interviene en el desarrollo personal de los agresores, pueden desarrollar conductas agresivas, consumir drogas o bajar el rendimiento escolar”.
El entorno familiar juega un papel fundamental. “La respuesta de algunos padres de niños agresores es: ''mi hijo es reactivo, algo le habrán hecho'. Cuando unos padres no se implican y protegen a su hijo, no podemos hacer nada”, lamenta Calvo. “Hay tendencia a banalizar”, añade Vallés, quien destaca que este libro está dirigido, sobre todo, a los compañeros de agresores y agredidos. “En ellos está que esta situación no se dé y, si se produce, cortarla cuanto antes”.
El libro y la guía se publicaron el pasado mes de octubre y pueden adquirirse en las librerías riojanas. Son materiales que pueden resultar interesantes para cualquier niño o adulto. No en vano, “no hay un perfil de acosador ni acosado. Cualquiera puede ser víctima o agresor”.
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