Daroca, el pueblo más pequeño del mundo con estrella Michelin

Daroca, el pueblo más pequeño del mundo con estrella Michelin

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Con solo 24 habitantes, el municipio riojano de Daroca alberga un restaurante con estrella Michelin, algo único en el mundo. Un caso tan especial que en La Vanguardia han acudido a este pequeño pueblo para entrevistar a los dos responsables de La Venta de Moncalvillo, Ignacio y Carlos Echapresto.

La Venta de Moncalvillo lleva ofreciendo sus exquisitos platos desde 1997, cuando estos dos hermanos decidieron abrir sus puertas. Y en 2011 recibieron el reconocimiento a su trabajo, cuando les otorgaron la estrella Michelin. Un premio que admiten fue inesperado: “Aquello fue una sorpresa tremenda. Venta Moncalvillo no estaba pensado para recibir un reconocimiento de ese calibre y nosotros no estábamos preparados para asimilarlo”, cuenta Ignacio.

La estrella supuso muchas cosas. No solo fue una inyección de moral para ellos, sino que también repercutió en el pueblo. Tanto en Daroca como en toda la comarca han crecido las actividades turísticas. “El reconocimiento de Michelin ha supuesto crear estabilidad y futuro en un pueblo tan pequeño. Generar valor en la zona, crear puestos de trabajo y que gente joven venga a vivir a zonas rurales con riesgo de despoblación”, apunta el chef.

En el pueblo también están encantados con este galardón. Además de que todos los vecinos hayan pasado por las mesas de los hermanos Echapresto - alguno varias veces-, también están encantados de la proyección que les da. La alcaldesa, María Teresa Álvarez Ozcáriz, apunta que “estamos encantados de que nos den a conocer como el pueblo más pequeño del mundo con estrella Michelin, que se nos conozca más allá de nuestras fronteras. Además, los hermanos Echapresto son embajadores de nuestra gastronomía local. Su comensales disfrutan del entorno y su estancia influye en la economía local”.

Como reconoce Ignacio, “Ya no éramos los dos hermanos locos que tenían un restaurante en Daroca de Rioja donde se comía muy bien. Los clientes empezaban a llegar con más información nuestra y de nuestro trabajo, generaba unas expectativas que había que cumplir”. Al principio los clientes provenían de las provincias vecinas, pero con la estrella llega gente de todo el mundo que busca buena gastronomía.

Gracias a eso están dando a conocer los productos locales, que cultivan ellos mismos en una huerta alrededor del propio restaurante. Una cocina apegada a las raíces riojanas. Entre sus platos estrella, el de Boletus edulis a la parrilla y las lentejas negras con anguila ahumada y encurtidos.

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