De mal en peor
El Rioja Vega necesita terapia... de choque. Cinco derrotas seguidas (tres en la primera fase y dos en la ronda actual) que no albergan un futuro, en la cercanía, próspero. Es más, los nubarrones se acercan porque este equipo está en el fango. Lo curioso es que muestra arreones de orgullo, de buen juego, de destreza… pero lo hace como si fuera ese aliento del que sabe que va a fallecer. Esa sensación no es buena. L’Hospitalet supo jugar con el bloqueo de los riojanos en ataque y eso fue suficiente para la victoria local en tierras catalanas por 73-57.
Treinta pérdidas de balón. Se dice pronto. Treinta posesiones tiradas al limbo. Da igual que seas mejor en el rebote (39 frente a 25), eso se paga. Ni un cuarto ganado (13-10, 22-19, 16-16 y 22-12), uno empatado. Eso también lastra. Este Clavijo parecía haber encontrado un líder con Bieshaar, como se apreció en el último triunfo contra Basket Navarra, pero desde entonces sólo Portález está siendo regular. Y eso que Jordá dio este miércoles un paso adelante, como el último en llegar. Pero el resto parece que arrastran un peso que les impide crecer. Eso afecta al colectivo y se acusa en el parqué. El problema es que restan 10 partidos para cerrar la temporada y que se necesita reaccionar ya porque de lo contrario la próxima campaña podría haber dos conjuntos riojanos en Liga EBA si ambos equipos -el otro es el Logrobasket que es líder en la Primera División- siguen con la inercia de este 2020.
Si el otro día ante Albacete el parcial fue de 0-11 en esta ocasión, L’Hospitalet le endosó un 9-0 de salida en tres minutos y 25 segundos. El Rioja Vega no anotaría hasta pasados los cinco minutos y eso que pese al 13-2, después de 4 puntos seguidos de Creus, supo reaccionar con un parcial de 0-8 con el cual equilibrar la contienda. Todo gracias a Lafuente (tripe y canasta) y Marín (triple). Es más, Jordá dio continuidad a la buena dinámica para empatar nada más comenzar el segundo cuarto.
Incluso Marín, con otro triple, ponía a los suyos 17-18, primera y única vez que estuvo el cuadro riojano por delante. Hasta mantuvo el tipo cuando el conjunto catalán volvía a retomar el mando con el 23-18. Pero el 23-22 posterior resultó un espejismo cuando L’Hospitalet encontró el ritmo para controlar la contienda con rentas que oscilaban entre los 5 y 7 puntos (27-22, 32-25) para llegar al intermedio con el 35-29.
El choque se reanudó con imprecisiones hasta que San Epifanio anotaba casi tres minutos después. Eso animó a los locales para que Lozoya, con un triple, pusiera tierra de por medio con el 42-31 a los 5 minutos cuando sólo Portález había sido capaz de sumar para el Clavijo. De nuevo, los riojanos hicieron la goma con otro buen parcial de 0-8 gracias a los tiros libres y Jordá para reivindicar a los logroñeses. Gordon, sin embargo, estiraba el chicle con un mate, 48-41, mientras que Lafuente y Justice, desde la personal, le daban emoción: 48-45. No contaban con Creus, que aumentaba la diferencia para cerrar el tercer acto 51-45.
Jordá -máximo anotador del Rioja Vega con 14 puntos- empujaba con el 51-49. Ahí claudicó el bloque de Jenaro Díaz. Loyoza, a lo suyo, hacía 5 puntos seguidos que tenían continuidad desde el tiro libre con Creus y Nakidjim para distanciarse definitivamente 61-49 en el ecuador del último cuarto. Esta vez, la moral ya no estaba para lanzarse a la heroica. Este equipo necesita encontrar el clic que le haga desatascarse. Este miércoles no era el día. L’Hospitalet lo tenía hecho. Supo aguantar y encima se liberó en los minutos finales para hacer sangre con un rival tocado, grogui. San Epifanio (13), Creus (13), Lozoya (15) y Nakidjim (14) condenaban al Clavijo con el postrero 73-57.
Foto: Imagen de otro partido del Rioja Vega
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