Duato: 'Seguiré como coreógrafo hasta que no tenga nada que decir'

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Logroño será este fin de semana el punto de encuentro para los amantes de la danza contemporánea y los seguidores del artista Nacho Duato. La Compañía Nacional de Danza dirigida por el bailarín y coreógrafo Nacho Duato llevará al Tetro Bretón tres de sus coreografías: 'Gilded Goldbergs', 'Castrati' y 'Gwana'.

Nacho Duato, que presentó hoy su obra en el teatro logroñés, lleva al frente de la Compañía Nacional de Danza como director artístico desde 1990, suponiendo así un cambio sustancial e innovador en el estilo de la compañía. El artista ha impregnado su estilo propio en ella, calificado por muchos críticos del mundo como inimitable, creando a la vez “una identidad y un sello propio”, porque según añadió Duato, “allá donde se bailen mis ballets todos reconocen que son de Duato”. Por el momento, no piensa en colgar las zapatillas y afirma que seguirá como coreógrado “hasta que no tenga nada que decir”.

Con un año repleto de actividad y con la agenda más que completa, Nacho Duato, sigue manteniendo el taller de coregrafía para jóvenes, aunque ahora lo ha tenido que suspender por el exceso de trabajo, sí que lo va a seguir manteniendo para el año propio. “Es importantísimo hacer el taller porque es la única forma que tienen de ver si los bailarines tienen aptitudes para ser coreógrafos. Muchos se dan cuenta de que tienen cosas que decir con la coregrafía”.

Duato afirmó que el relevo generacional en la danza es el motivo por el que creó los talleres. Es una manera de indagar, observar y seleccionar a las generaciones del futuro con el fin de “descubrir a alguien que siga con la misma dirección y con el mismo camino. Sería ridículo que yo me fuese y que viniese un coreógrafo que no tuviese nada que ver con la compañía y se perdiera todo el repertorio”, concluyó.

BAILARÍN, COREÓGRAFO, DIRECTOR

Nacho Duato está dedicado en cuerpo y alma a la coreografía desde los 23 años, pero sigue encima del escenario bailando como es con el espectáculo 'Alas' -estará en Australia el 1 de enero, en París y en febrero en Barcelona- sin tener previsto abandonarlo del todo porque, según explicó, “me siento primero bailarín, luego coreógrafo y luego director”.

Aunque tiene un prestigio y un reconocimiento internacional por su trabajo, aseguró que los grandes espectáculos no le agradan porque “la danza requiere unas proporciones”. El danzador no se mostró partidario de actuaciones con un aforo de miles de personas como si fueran grandes conciertos o eventos deportivos porque entonces “no es danza, no es arte. Es un negocio”, apuntó. O como los bailarines que se suben a un escenario con miles de personas.

Su figura ha tenido un importante calado internacional y ha sido avalado por las críticas de todos los países del mundo. Se ha hecho ganar el respeto de los grandes a través del esfuerzo y del trabajo duro pero sí añoró que era “más reconocido fuera” por su trabajo que por su trabajo en España. “Aquí es una especie de respeto a mi persona más que a mi trabajo”.

Por el momento, no se plantea colgar las zapatillas y apuntó que seguirá como coreógrafo hasta que “no tenga nada que decir”. Nacho Duato continuará trabajando duro y desarrollando nuevas coregrafías. El teatro seguirá recogiendo la magia, el encanto y la sensualidad de los movimientos del ballet contemporáneo.

FALTA DE TRADICIÓN

Según explicó, la cultura de la danza en nuestro país ha sido muy deficiente a diferencia de otros países como Francia o Alemania que sí que la han impulsado. Nacho Duato se sumó a las quejas, como la de muchos danzadores españoles con proyección internacional, por la falta de apoyo al mundo de la danza que hay en España.

A pesar de que en España hay excelentes bailarines, cada vez mejores escuelas y profesores, Nacho Duato comentó que por ejemplo el Teatro Real y el Liceo carecen de su propio ballet, a diferencia de otros países europeos y que “queda mucho por hacer”.

Duato profundizó en cada una de las coreografías que interpretará en Logroño, la primera de ellas, 'Gilded Goldbergs', escrita por Robin Holloway sobre su versión de las Variaciones Goldberg del compositor alemán Johann Sebastian Bach. Nacho Duato explicó que es una transcripción a cuatro manos y que siempre este compositor le ha causado “mucho respeto”. “Siempre había oído las transcripciones Holloway pero nunca me había atrevido a meter mis sucias manos en algo tan maravilloso como las variaciones de Bach”. El coreógrafo sólo se atrevió a “usar las Goldberg a través de este nuevo compositor”. De todas las variaciones existentes, Nacho Duato ha escogido para su espectáculo las que más le han inspirado, ya que técnicamente es una coreografía “muy exigente”.

El segundo ballet es 'Castrati' que cuenta la historia de los casatrados de la época a través de la música de Vivaldi con la composición Salve Regina. A través de su música se interpreta la vida tan terrible que los castrati tienen una vez que dejan de cantar. Lo que Nacho Duato quería reflejar era la forma en la que estos cantantes se convertían en seres tan desgraciados y despreciados por la sociedad, una vez que dejaban de cantar no tenían nada y su vida se volvía triste.

El tercer y último Ballet que se interpretará en el Teatro Bretón lleva por nombre 'Gwana'. Son dos piezas de una coregrafía ya existente llamada 'Mediterránea' que hizo hace ya dos años y añadió una nueva pieza que lleva por nombre Gnawa. La coregrafía está acompañada por música africana con ritmos muy marcados haciendo un homenaje al norte del continente. Son bailes sensuales y poderosos que combinan la espiritualidad con el ritmo orgánico del Mediterráneo. “Es una especie de popurrí entre una cosa nueva y algo que ya existía. Está muy próxima a la coreografía de Mediterránea”, señaló el artista.

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