El Barcelona no permite la sorpresa
El ritmo que imprime el Barcelona es bestial. El BM Logroño intentó contrarrestarlo con trabajo y sacrificio. Pero es muy difícil parar a un equipo que marcha a otra velocidad, que siempre está en condiciones de poner un punto extra. Si encima su rival, como le sucedió al bloque riojano, no está atinado en ataque, aunque sólo sea por unos minutos, la grieta en el marcador se va haciendo grande, como le aconteció al equipo de Miguel Ángel Velasco durante los últimos instantes de una primera mitad muy larga, 20-11. Un electrónico que, en condiciones normales, es para dedicarse a mirar a otro lado, esconder el bulto y confiar que la media hora que falta pase rápida y poco más. Sin embargo, los franjivinos apelaron a la profesionalidad para intentar meterse en el partido (26-20) y hacer dudar a su oponente, que necesitó que desde el banquillo les pusieran las pilas para contrarrestar a un BM Logroño decidido y mejorado tras el paso por los vestuarios. Lo de menos fue el resultado final, 36-27. Quizá lo más importante fueron las buenas sensaciones mostradas en el segundo acto.
La profundidad de banquillo, la calidad individual y el bloque catalán intimidan a cualquiera. Por eso, el BM Logroño afrontaba el compromiso sin presiones de ningún tipo (a pesar de las bajas de Oswaldo, Ceretta y Balenciaga), por lo que de, entrada, fue valiente. Ahí está el 1-2 a los 5 minutos. Entonces, Gonzalo, como acostumbra ante los franjivinos, comenzó a detener balones (cerró el primer tiempo con un 44%). Enfrente, además, el Barcelona incrementó su acierto en ataque para escaparse hasta el 10-4 en un visto y no visto gracias a la velocidad en las acciones de los locales.
Cogido el colchón, Edu Cadarso rompía la sequía de los suyos con un par de goles (el primero, fabuloso, de cadera) para intentar que el duelo no se resquebrajara desde tan pronto. Cindric hacía su cuarta diana para el 12-7 a los 22 minutos. El objetivo de los riojanas pasaba por llegar al descanso tratando de estar lo más cerca posible en el marcador. Velasco incluso puso en escena a Rangel (tras el 13-8), pero portero no pudo realizar ni una parada (recibió 7 goles) hasta el intermedio. El conjunto de Xavi Pascual había cogido velocidad de crucero. Defendía con solvencia (los lanzamientos lejanos de los logroñeses no hacían daño) y atacaba con contundencia.
De esta manera, el electrónico se estiraba sin remedio; 17-10 y 19-11. Por si fuera poco, la fortuna no sonrió a los franjivinos en la última acción. Primero exclusión de Serradilla y después gol de Mem, con el reloj parado, después de que su lanzamiento golpeara en los brazos de la muralla de los riojanos para un 20-11 excesivo que castigaba al BM Logroño, que debía afrontar aún media hora que podía ser una pesadilla.
Sin embargo, pese a que el Barcelona salió como una furia a la segunda mitad, como constató el 23-12, el bloque dirigido por Velasco se olvidó del resultado para centrarse en trabajar, en mejorar su fluidez ofensiva y tratar de taponar a su rival. Lo logró equilibrando el parcial de los últimos treinta minutos (16-16) y obligando a Xavi Pascual a pedir un tiempo muerto para dar un toque de atención a los suyos después de que los logroñeses se colocaran a 6 (26-20 después del 25-14) con un cuarto de hora por delante.
Entre la valentía de Casado (acabó el choque con 10 goles) y la mejora en la circulación de la pelota para encontrar siempre al hombre adecuado (y eso que hubo numerosos postes y largueros que lastraron) propiciaron que Gonzalo pareciera humano. Dorado aparecía por el extremo, Sikosek -como evidenció en las postrimerías- puede ser un buen argumento ofensivo, además Rangel ayudaba desde su portería. Cierto que el nivel defensivo había aumentado lo que propició varias pérdidas en un relajado Barcelona que está acostumbrado a ampliar sus diferencias en las segundas partes.
De hecho, tras la cartulina verde de Pascual, los catalanes recuperaron su olfato goleador y Gonzalo despertó de su letargo (por así decirlo) con intervenciones meritorias (como un contragolpe a Casado o una a Sikosek desde los 6 metros). Rangel también ponía de su parte, pero en el intercambio de tantos salía beneficiado un Barcelona donde Cindric, Fabregas y Mem, gracias al talento individual, volvían a disparar a los suyos con el 32-24 a 7 minutos de la conclusión. Los anfitriones apretaban, pero el conjunto logroñés no bajaba los brazos. Insistía en lo que les estaba dando resultado en la segunda parte para acabar el partido con dignidad y con la sensación, hay que ser optimistas, de ver que el todopoderoso Barcelona también tiene lunares. Claro que para eso hay que mantener la regularidad y aún así no es sinónimo de éxito. Al final, un 36-27 que debe enorgullecer a los riojanos por su segundo periodo.
Foto: FC Barcelona
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