El BM Logoño se pone segundo
Domingo matinal de oficio y beneficio para un BM Logroño serio y coral que demostró en Alcobendas que quiere pelear por el subcampeonato, una posición que actualmente ocupa tras ganar 20-32 en el pabellón Amaya Valdemoro de la localidad madrileña y de que Bidasoa empatara el sábado ante Cangas. Ahora, los de Miguel Ángel Velasco suman 28 puntos, los mismos que los irundarras, mientras que León queda a 1, Granollers a 2, dejando a Huesca y Cuenca -próximo rival en el Palacio- a 3.
Todo en parte a un partido muy serio en el que la defensa y la portería, con un Hernández que dejó el duelo con un espectacular 56% de paradas (14 intervenciones positivas por 11 goles encajados) y donde la variedad de opciones en ataque pasó factura a un Alcobendas, colista de Asobal, que ya antes de alcanzar el descanso sabía que era imposible sumar. Si el meta franjivino estuvo de diez (Romeo tuvo muchos minutos en la segunda parte), Balenciaga y Kukic supieron repartir protagonismo a los suyos. Kusan hacía daño desde los 6 metros, pero también Muñoz desde los 7 metros. Incluso Garciandia y Del Arco sacaron a relucir el lanzamiento exterior.
Así, tras un cierto desajuste inicial del BM Logroño, fue perdiendo 3-2, los riojanos se fueron impulsando desde atrás para demostrar la gran cantidad de recursos con los que cuenta el preparador vallisoletano. Con un parcial de 1-8 el choque quedó visto para sentencia con el 4-10 antes del cuarto de hora. Por si fuera poco, el marcador fue ampliándose merced a la actuación de Hernández (11 paradas en el primer tiempo) y los goles que iban cayendo en favor de los visitantes.
En el intermedio, el 8-18 era contundente. Por si fuera poco, Junior Scott saltaba a la pista para machacar a un desdibujado Alcobendas. El francés, con 7 goles, fue el protagonista de una segunda mitad en la que Velasco optó por guardar la ropa, dosificar sus piezas y no forzar a sus jugadores. Los locales aceptaron el pacto de no agresión y los últimos 20 minutos fueron un partido en el que ambos contendientes mantuvieron el tipo, donde se combinaron aciertos y errores para acabar con un 20-32 en el que los madrileños maquillaron sus dígitos. Eso sí, siempre con un BM Logroño concentrado que no se dejo llevar por el marcador y que continuó peleando por cada pelota.
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