El Clavijo tiene mal de amores
El Clavijo la está rondando, pero la victoria no se deja conquistar. Los de Jenaro Díaz coquetean con ella, la buscan de forma deliberada, son capaces de, cuando todo está en contra, recomponerse y pelear por el sí. Sin embargo, no hay recompensa. Ante Cáceres Patrimonio de la Humanidad, tampoco. El 71-76 indica que estuvo cerca. Diez segundos antes, con el 68-70 hubo una antideportiva que cerró las puertas al éxito. No se está diciendo que se hubiera ganado, pero quién sabe. Cierto que durante los 40 minutos, el cuadro riojano no fue constante, iba y venía. Demasiados picos. Pérdidas, lanzamiento erróneos, fragilidad defensiva... Hubo que esperar hasta el segundo tiempo para ver a un Clavijo más decidido en labores defensivos, porque cuando aprieta y ahoga a su rival, tiene el camino allanado en ataque. Cuando controla los ritmos. Cuando se muestra superior en la intensidad. De lo contrario sufre. Más de la cuenta.
Hasta el descanso la sangría estuvo dentro. Ahí machacó el Cáceres al Clavijo. Los extremeños se llevaron a su terreno el partido y los riojanos, pese a sus intentos, fueron a merced de un cuadro que no escatimó en insistir en lo que le daba resultado, hasta que luego, con acierto, los logroñeses lo subsanaron. Los de Ñete Bohigas mostraron su fortaleza en el segundo cuarto con un plan contrario a lo que dictan sus número, puesto que abusa del triple. 18 de los 23 puntos en esos 10 minutos fueron canastas de los pívots visitantes. Primero Keshinro castigó, después incidió Jakstas y culminó la faena Grabauskas. Imposibles de parar. Balón dentro, uno contra uno y canasta.
Si al menos, los de Jenaro Díaz hubieran tenido réplica en ataque… pero es que claro si se llega al intermedio con 14 pérdidas y con un tercio de los triples intentados (5 de 15) –pese a que la salida de Bravo, con tres de tres, cuando peor estaba el equipo mejoró el porcentaje- da igual que se sea superior en el rebote, que se gocen de segundas oportunidades. Entre faltas en ataque, pases a la nada y pasos el Clavijo no encontraba el ritmo adecuado.
Es como si los primeros minutos hubieran sido indiferentes. De probatura. Pese a ello, ya se atisbaba que Coggins -se animó en los minutos finales-, desde lejos no estaba fino, que Quintela no hallaba la manera de encadenar acciones positivas, que Phillip (el nuevo) todavía no estaba acoplado y eso que acabó liderando el ataque local, que Yates no estaba teniendo la repercusión que a lo mejor el partido requería.
El Cáceres, sin embargo, se tomó el primer cuarto con calma. Del 2-6 de partida se viró al 9-6 gracias a buenos momentos en ataque. Escasos. Rakocevic dejaba su impronta, mientras que Corrales daba un plus de intensidad, además de 5 puntos seguidos, para un 11-14 que se fue hasta el 18-22 merced al buen hacer de Oliver en la parte final del cuarto. En esos ratos, el Clavijo, también el Cáceres, acumularon pérdidas.
En los siguientes diez minutos fue donde el cuadro visitante evidenció que su ataque le juega malas pasadas. También su fragilidad defensiva. 18 puntos dentro. Keshinro, Jakstas y Grabauskas. Todos tuvieron su momento de lucidez y acierto. Es más fácil cuando se tiene la posición ganada y se puede lanzar por delante de los pívots locales. Y eso que Bravo apagaba el fuego con dos triples seguidos que dejaban el 18-26 en 24-28. Pero el dúo de lituanos hizo y deshizo para un 36-45 preocupante.
Descanso, reflexión y búsqueda de soluciones. Todo pasaba por incrementar los decibelios en defensa. Los 6 puntos seguidos del exjugador del Clavijo, Rakocevic, hacían dudar, 42-53, pese a los triples de Gutenius y Quintela. Momento de que Phillip asumiera galones: rebote, asistencia a Martínez y un triple del estadounidense que invitaban al optimismo, 47-53. Aunque vuelta a la realidad tras un 0-5 de los visitantes, 49-60 que se quedaba en el 53-62 con 10 minutos por delante.
Los primeros tres y medio fueron sublimes. Parcial de 10-0 para creer en la remontada. 63-64 que devolvía la fe a los que estaban en el Palacio. Incluso hubo bola para ponerse por delante, pero entonces aparecieron las malas decisiones, los errores y la falta de continuidad. Al menos, ahora la defensa se estaba haciendo fuerte y aunque Cáceres volvía a la táctica de jugar para Jakstas y Grabauskas, Jenaro Díaz había diseñado un plan que minimizaba el juego interior de los extremeños. Pese al 65-69, desde el tiro libre, los riojanos estaban al acecho, 68-69. Adala Moto pisó la línea cuando encaraba el aro para voltear el electrónico, que marcaba lo que restaba para la conclusión: 90 segundos.
Tampoco estuvo ducho Cáceres con un pase al limbo. Phillip se gustaba tanto que pecó de individualista al jugarse una acción tras tiempo muerto en la que estaba previsto otra acción. Oportunidad de los visitantes para ampliar la diferencia. Buena circulación y Grabauskas al tiro libre. Doble fallo y Coggins, activo en el tramo final, no culminaba la remontada con una bandeja. El marcador no se movía hasta que Parejo lo hizo desde la personal. Sólo uno. 68-70 con medio minuto por disputarse. Coggins, de nuevo y erraba. El rebote era para los riojanos y Quintela tenía el mando. Pero no anduvo listo, se metió en la boca del lobo y cuando quiso salir era tarde. Balón perdido.
Restaban 10 segundos. Entonces llegó una antideportiva que lastró al Clavijo. Falta sí; deliberada, no. O se robaba o se hacía personal. Como esas hay mil cuando se llega a este tipo de situaciones. Parejo hacía lo que debía; meter dos tiros libres. Rakocevic también iba a la misma distancia y cumplía. Es decir, 68-74. Aun así, Coggins se inventó un triple de otra liga. Fue el canto del cisne antes de que el Cáceres se llevara el duelo, su segunda victoria a domicilio, por 71-76 ante un Clavijo que compite y que se rehace cuando todo pinta mal, pero que no acaba de encontrar la recompensa. Será que la victoria es exigente y considera que los riojanos no son una buena pareja.
FICHA TÉCNICA
Clavijo: Quintela (8), Balamou (4), Coggins (13), Bieshaar (6) y Yates (6), cinco inicial, Adala Moto (7), Martínez (4), Cabot, Phillip (11), Gutenius (3) y Bravo (9).
Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Corrales (5), Rakocevic (15), Parejo (8), Jakstas (15) y Grabauskas (10), cinco inicial, Sergio Pérez (7), Martínez (4), Oliver (8) y Keshinro (4),
Parciales: 18-22, 18-23 (36-45 al descanso), 17-17 (53-62) y 18-14 (71-76 al final).
Árbitros: Juan Alberto Pinela García y José Javier Marqueta Gracia. Eliminado por personales el local Quintela (min. 39).
Incidencias: Medio millar de espectadores en el Palacio de los Deportes de Logroño.
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