El fuego olímpico más caliente
La antorcha olímpica recorrerá este lunes las calles de París vigilada por un gran dispositivo de seguridad para evitar que las manifestaciones convocadas por las asociaciones de defensa de Derechos Humanos en protesta por la represión china en Tíbet deriven en altercados como los vividos el domingo en Londres. Mientras, el Gobierno francés da un paso atrás y niega ahora haber impuesto condiciones a la presencia del presidente Nicolas Sarkozy en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, el próximo 8 de agosto.
El fuego olímpico, encendido el pasado 24 de marzo en Olimpia, llegó a las 23.45 horas de ayer en avión a la capital francesa procedente de Londres y hoy será escoltada por 3.000 policías que seguirán atentamente los 28 kilómetros que separan la torre Eiffel del estadio Charléty. El dispositivo de seguridad es similar al desplegado para las visitas de los Jefes de Estado. Además de los agentes del orden que acompañen la antorcha a pie, en el dispositivo participa la brigada fluvial de la prefectura de Policía y la guardia republicana a caballo. Todo ello sobrevolado por un helicóptero. Una especie de 'burbuja' de 200 metros de largo será igualmente desplegada para proteger a quien porte la antorcha, que saldrá a las 12.35 horas de la torre Eiffel y llegará a las 17.00 horas al estadio Chárléty tras haber pasado por los Campos Elíseos, la plaza de la Concordia y el Ayuntamiento.
En París se han convocado numerosas manifestaciones, la primera de ellas a las 11.00 horas en la plaza de Trocadero y la segunda, al medio día y a iniciativa de 'Reporteros Sin Fronteras', justo bajo la torre Eiffel. Su secretario general, Robert Ménard, ha prometido “acciones espectaculares y simbólicas”, pero no alteraciones que impidan el paso de la llama. Además, desde las 7.00 horas de la mañana de cuelga en la fachada del Ayuntamiento de París una banderola en la que se puede leer 'París defiende los Derechos Humanos en todo el mundo' y los deportistas que portarán la llama lucirán una insignia con los aros olímpicos con el mensaje 'Por un mundo mejor'. La comunidad tibetana de Francita tiene prevista una jornada ciudadana en la plaza de los derechos del hombre de Trocadero.
El paso de la llama olímpica por la capital gala y los continuos llamamientos al boicot ha puesto en aprietos al Gobierno galo que ha dado marcha atrás y niega ahora haber impuesto condiciones para que el presidente Sarkozy acuda a la ceremonia de inauguración de los Juegos. En una entrevista en 'Le Monde', la secretaria de Estado de Derechos Humanos, Rama Yade, criticó duramente la política china en Tíbet y mencionó tres condiciones para garantizar la presencia del presidente de la República en la apertura de los Juegos Olímpicos: el fin de la violencia contra la población y la liberación de los presos políticos, arrojar luz sobre los acontecimientos en Tíbet y abrir un diálogo con el Dalai Lama. No obstante, posteriormente Yade negó haber hablado de “condiciones”.
En la misma línea, el ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, subrayó que eso sería más “torpedear” una eventual participación que imponer condiciones y el portavoz gubernamental, Luc Chatel, dejó claro que Nicolas Sarkozy tomará su decisión con arreglo a lo que considere que es del interés de Francia y que la posición del presidente no ha cambiado respecto a lo que dijo hace quince días en la localidad gala de Tarbes, cuando al ser preguntado sobre el posible boicot respondió que “todas las opciones estaban abiertas”. En el campo de la oposición, la socialista Ségolène Royal declaró al 'Journal du Dimanche' que todavía se estaba a tiempo de amenazar con boicotetar los Juegos Olímpicos, y se mostró convencida de que “el pico de la represión y los asesinatos tendrá lugar durante los Juegos”. París es la última etapa europea de la simbólica llama que esta tarde viajará hacia San Francisco y el viernes estará en Buenos Aires.
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