¿Es La Rioja tierra de terremotos?
El geólogo, Rubén Esteban Pérez, ha destacado que en La Rioja se suelen registrar anualmente alrededor de una decena de movimientos sísmicos -inferiores a 2 puntos en la escala Richter- y prácticamente “imperceptibles” aunque “no estamos exentos de otros más graves” como ya ocurrió en la región en los terremotos de Arnedillo (1817), de Turruncún (1929) o el de Aguilar del Río Alhama (1961).
Más actividad sísimica en La Rioja Baja
El delegado del Colegio de Geólogos en La Rioja ha ofrecido estas declaraciones a Europa Press con motivo de la charla impartida sobre 'Terremotos destructivos en La Rioja, un pasado muy presente' en la que ha realizado un repaso de esos tres terremotos que “provocaron la alarma entre la población”.
Para entender mejor por qué se producen estos terremotos, el experto ha indicado que La Rioja está dirigida “por una gran falla que recorre la región desde la zona de Ezcaray hasta Cervera y separa la sierra del valle”. Una falla que está en movimiento constante desde hace más de 40 millones de años “aunque apenas nos damos cuenta porque lo hace a muy baja velocidad”. Aún así, lo cierto es que “en los últimos 30 millones de años se ha desplazado del terreno en casi 20 kilómetros hasta el norte”.
Por ello, “aunque lo normal es que esos movimientos sean imperceptibles sí que es cierto que, viendo los hechos, se pueden registrar otros más graves como ya ha sucedido en La Rioja”.
Todo porque La Rioja es un territorio que, aunque pequeño en extensión, cuenta con una geología muy compleja “fruto de una historia llena de orogenias y vulcanismo”, que han hecho de nuestra Comunidad “un laboratorio a nivel internacional para el estudio de estructuras geológicas complejas”.
Aparte de los movimientos leves, Esteban ha indicado que también se producen otros un poco más altos -superiores a 2,5- en concreto, y según los datos, uno al año. El último “en junio de 2017 en Munilla”.
Con respecto a futuros movimientos sísmicos y su gravedad, ha destacado que “aunque hace muchos años desde el terremoto más grave en Arnedillo en 1817” si analizamos la situación en tiempo geológico “200 años apenas es mucho”.
La Rioja aborda “con mucho detalle” la historia sísmica de la región desde 1817 tras el terremoto de Arnedillo. “Antes no podemos saber qué es lo que ha ocurrido porque no hay ningún tipo de registro pero sí que tenemos todo absolutamente controlado desde entonces”.
Tras ese terremoto y en un periodo de 200 años se han producido en La Rioja otros tres “de bastante importancia”. En concreto, estos fueron en Turruncún, en Aguilar y el que afectó a Logroño en 1967 “muy reciente” y de grado 5 que causó destrozos en la iglesia de Santiago o La Redonda “aunque el epicentro estaba a unos 100 kilómetros”. Todavía hoy “hay gente que se acuerda de esos días”, ha indicado.
En los anteriores, por ejemplo, en el de Arnedillo “las aguas termales dejaron de manar desde marzo a junio y después lo volvieron a hacer pero con un color muy oscuro, como a azufre”. En todos esos accidentes, “hay que lamentar la muerte de una mujer en Ausejo” y sí que es cierto que generó “mucha alarma social y mucha gente huyó al campo”.
Por cálculos de probabilidades y aunque La Rioja no sea muy proclive a esos grandes movimientos, lo cierto es que “puede darse en un futuro pero no podemos predecir cuándo”.
Mapa de peligrosidad sísmica
El experto también ha destacado que La Rioja se integró en el mapa de peligrosidad sísmica nacional en el año 2016, es decir, “recientemente” y ha indicado que las zonas más proclives a sufrir estos movimientos son las sierras de La Rioja Baja, sobre todo, y también, en menor medida, los Cameros y los municipios de la Sierra de la Demanda.
Rubén Esteban es investigador del Instituto de Estudios Riojanos y especialista en geología estructural, así como delegado del Colegio Oficial de Geólogos de España en La Rioja (ICOG) y miembro de los grupos de expertos internacionales en geociencias de la Federación Europea de Geólogos y de UNECE.
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