Esta es mi Rioja con sabor: Los mejores planes gastronómicos para degustar La Rioja

Esta es mi Rioja con sabor: Los mejores planes gastronómicos para degustar La Rioja

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Más allá de los paisajes, de las bodegas centenarias y vanguardistas, de las joyas arquitectónicas de épocas pasadas o de las decenas de pueblos por recorrer, La Rioja ofrece también a propios y ajenos una joya incomparable: su gastronomía. Ahí va una guía para disfrutarla en todo su esplendor.

1. El menú riojano

El tridente mágico lo forman las patatas a la riojana, las chuletillas al sarmiento y las peras al vino. Un menú redondo y 100% riojano que se puede disfrutar en cualquier mesa, a lo largo y ancho de la comunidad. Pero también admite variantes. Las alubias y caparrones son también el primer plato perfecto para una buena comida en La Rioja. Acompañadas de guindillas en vinagre, hacen el completo.

La Venta de Goyo o la Venta de Piqueras son dos apuestas seguras para disfrutar de un buen menú riojano en un entorno único en el que visitar bonitos pueblos y disfrutar de paisajes únicos.

2. La Rioja con estrella

En La Rioja contamos actualmente con cuatro enclaves estrellados, o mejor dicho, con estrella Michelin. Además, aquí se encuentra el pueblo más pequeño del mundo con una de ellas: Daroca de Rioja. Los hermanos Echapresto ofrecen en la Venta Moncalvillo una cuidada carta centrada en la tierra y en los productos de temporada. Centenares de referencias de vinos en sus bodegas y productos de la zona mezclando tradición y alta cocina.

Otro de los grandes en La Rioja se encuentra en Ezcaray, con Francis Paniego a la cabeza. El Portal del Echaurren atesora dos estrellas Michelin y ofrece una auténtica fiesta para los sentidos. Sin pasar por alto los platos más tradicionales en el restaurante original, en el que no se puede dejar de probar las que muchos consideran las mejores croquetas del mundo, la menestra de verduras o el potaje de garbanzos.

En Logroño encontramos otros dos restaurantes con estrella: El Kirosushi, un pedacito de Japón ubicado en pleno corazón de La Rioja, y el restaurante Íkaro, la simbiosis perfecta entre la cocina riojana y las técnicas y sabores de otras partes del mundo. Dos experiencias que ningún amante de la gastronomía se puede perder si visita La Rioja.

3. Las calles de pinchos

En La Rioja no tomamos tapas sino pinchos. Y no las tomamos sólo en un bar sino en una ruta de bares. El lugar más conocido para ello es la Calle Laurel, o 'Senda de los Elefantes' porque más de uno sale de allí 'trompa'. Unos 50 bares y 20 restaurantes concentrados en pleno Casco Antiguo logroñés con oferta para todos los gustos: Pinchos morunos, champiñones, anchoas, sepia, oreja... Cada bar tiene su especialidad y todas son de nota. El mismo formato pero con menos turistas lo encontramos en la calle San Juan o en La Herradura de Haro. Bares de toda la vida, vinos, cortos, pinchos... La cena perfecta para cualquier riojano.

4. Las verduras de Calahorra

Aunque las huertas atraviesan La Rioja de un extremo al otro, si hablamos de verdura tenemos que referirnos principalmente a Calahorra. La huerta calagurritana ofrece todo un muestrario de sabores, colores y aromas que pueden degustarse en cualquier restaurante de la zona. Además la segunda localidad de La Rioja cuenta con un Museo de la verdura en el que podrás encontrar diseños de grandes diseñadores confeccionados a base de pimientos, puerros o lombardas, entre otras muchas curiosidades.

5. Todo un barrio dedicado al vino

El vino se considera un alimento en La Rioja y, como no puede faltar en ninguna mesa, no lo podemos pasar por alto en este repaso a la gastronomía riojana. Si hay un lugar vinícola por excelencia ese es el Barrio de la Estación de Haro; la mayor acumulación de bodegas centenarias del mundo.

La plaga de filoxera del siglo XIX obligó a los viticultores franceses a buscar tierras con las mismas características que las bordolesas. Así llegaron a La Rioja y, gracias a la proximidad del tren, el barrio de la Estación de Haro fue uno de los primeros enclaves en los que se asentaron las bodegas. La cata del Barrio de la Estación es una de las principales citas enogastronómicas de la región.

6. La Rioja más dulce

En la repostería es donde más encontramos la huella árabe en la gastronomía riojana. De ahí viene precisamente el término golamjería, utilizado especialmente en La Rioja Baja para denominar a los dulces. De esa raíz heredamos los fardelejos de Arnedo (hojaldre relleno de crema de almendras) o los mazapanes de Soto.

Las peras al vino y las torrijas son algunos de los postres más típicos de la región.

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