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Giró: “El crecimiento de la población en los pueblos riojanos es artificial”

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Según un estudio realizado por la empresa Riocenter, a la pregunta de si “¿tiene usted o algún miembro de su familia casa en algún pueblo de La Rioja?”, el 59% de los logroñeses confirma que sí, mientras que el 41% dice no tener ninguna relación con los pueblos riojanos. Estas viviendas son utilizadas como segunda residencia, pero a pesar de ello, pueblos con pocos habitantes, como Anguciana, han aumentado su población un 16% en dos años.

Localidades cercanas a Logroño como Villamediana, Lardero o Alberite han sufrido un cambio urbanístico apreciable a simple vista en los últimos tiempos. El “boom” inmobiliario llegó de repente a estas localidades riojanas y en cuestión de diez años han visto multiplicada su población. Una opción más económica o querer salir del núcleo urbano de la ciudad son dos de las razones que los logroñeses dan a la hora de vivir en estos pueblos de la periferia de la capital.

Además, el número de viviendas construidas por el IRVI en los últimos cinco años en pueblos de La Rioja ha sido de 330, algo que ha motivado a jóvenes y no tan jóvenes oriundos a quedarse en la localidad y fijar su lugar de residencia en el municipio.

Todos estos datos, además del gran número de inmigrantes que ha llegado a nuestra tierra en los últimos años y que se ha establecido en diferentes lugares de la comunidad, han hecho que la población de pueblos con pocos habitantes, como el caso de Ausejo o Sojuela, aumente casi un 30% en tan sólo dos años.

Según Joaquín Giró, profesor de Sociología de la Universidad de La Rioja, no se puede hablar de un crecimiento real de la población, ya que hasta que no se demandan servicios como la educación o la sanidad se habla de población “flotante”, que todavía no ha fijado una residencia fija.

Joaquín, en la actualidad, ¿se prefieren los pueblos o la ciudad?

Lo que se prefiere son las localidades con los servicios básicos. Los pueblos adolecen de esos servicios básicos como pueden ser educación, sanidad o transporte, pero sin embargo tienen una cosa de la que adolecen las ciudades, que es la tranquilidad, la paz y el medio ambiente. Afortunadamente, en La Rioja los recorridos son muy pequeños y se pueden conjugar perfectamente los dos tipos de residencia. Por ejemplo, el campo para cuando se está fuera del trabajo o los fines de semana y las vacaciones y, a su vez, trabajar en la ciudad, donde efectivamente tienes todos los servicios.

¿Cree que en los últimos años la población de pueblos pequeños ha ido en aumento?

Yo creo que no ha ido en aumento en todo este tiempo y que sólo se ha dado ese fenómeno que hablamos de la periferia de los grandes centros urbanos, principalmente Logroño, y el resto son segundas residencias o muchas veces responden a intereses electorales, gente que fija su residencia para poder votar en su pueblo, o intereses de carácter económico por aquello de que adquiriendo o rehabilitando una segunda residencia tenemos beneficios fiscales. Yo no creo que haya crecido, porque crecer quiere decir que hay niños que nacen y que demandan servicios como la educación o la sanidad. Si se establecen esos servicios en los pueblos, entonces está creándose población. Pero mientras tanto es población móvil, flotante, que hoy está aquí, mañana están allí y que simplemente han fijado una residencia.

Hace 20 años la gente de los pueblos buscaba salir a la ciudad, ¿está ocurriendo el fenómeno contrario? ¿Se busca mayor calidad de vida en un pueblo?

Yo creo que el éxodo de los pueblos empezó en los años 50, tuvo el auge en los 60 y en los 70 empezó a declinar esa partida de los pueblos porque ya empezaba a quedar poca gente. De hecho yo creo que a partir de los años 70 los pueblos ya no tenían capacidad para regenerarse con la gente que había quedado.

Sí, la calidad de vida se busca. Se busca tranquilidad, medio ambiente. Lo que se busca también, en el caso de los pueblos cercanos a la ciudad donde uno trabaja, es el precio de la vivienda, de la residencia. A veces eso influye muchísimo y por eso se habla de “pueblos dormitorio” como pueden ser Lardero o Alberite... Pero bueno, en general lo que la gente busca en los pueblos es una cierta calidad que no pueden conseguir en las ciudades. Pero desde luego sigue siendo una segunda residencia más que una primera residencia porque la actividad económica se da principalmente en las ciudades.

¿Cómo se valora desde el punto de vista sociológico la vuelta a los pueblos, aunque sólo sea como lugar de descanso, como el caso de Villamediana?

Desgraciadamente no ha habido una planificación y se ha especulado excesivamente con lo que ha sido el “boom” inmobiliario de estos años en toda España y bueno, pues estos pueblos al carecer de un planeamiento y sobre todo de una proyección de futuro del crecimiento y al haberse desarrollado de manera tan rápida, tan urgente, yo creo que no ha habido un desarrollo armónico y con el tiempo lo pagarán porque se van convertir en lo que entendemos nosotros por “pueblos o ciudades o barrios dormitorio” en la periferia de las ciudades.

¿Cree que no están preparados para sufrir un considerable aumento de su población?

Lo están acogiendo, el problema es con qué calidad. Claro que están acogiendo a la gente, pero porque la gente también busca aquellos intereses económicos a los que pueden acceder, la residencia que uno puede llegar a adquirir. Si los precios hubiesen estado a unos niveles más adquisitivos en la ciudad posiblemente la gente no hubiera marchado a los pueblos o no de esa manera tan urgente de buscar una vivienda. Quizás, si nuestro país hubiera sido de otra cultura, en vez de fomentar la cultura de la propiedad hubiera sido fomentar la cultura del alquiler, posiblemente no se hubieran marchado a los pueblos.

En cinco años la construcción de viviendas en pueblos se ha multiplicado, ¿es una forma de conservar el arraigo de la gente o una alternativa barata en época de crisis?

Yo creo que formaba parte de la cultura del “boom” inmobiliario que se ha desarrollado en el comienzo del siglo. Quizá muchos pueblos han perdido esa capacidad de aunar o de relacionar su núcleo rural con el desarrollo urbano. Ahora mismo, en general, todos estos pueblos periféricos lo que han perdido es precisamente esa vitalidad que tenían antes, lenta, de siglos casi, que les ha permitido crecer de una forma armónica. Una población que iba creciendo pero no a la velocidad que lo ha hecho en tan poco tiempo.

¿Se está cambiando la concepción de vivir en el centro para estar cerca de todo por la de “no me importa desplazarme 20 kilómetros todos los días porque mejora mi calidad de vida”?

Bueno, las urbanizaciones precisamente han tendido a vender esa idea, llegar en muy poquito tiempo al centro, bien con transporte público o, principalmente, con transporte individual.

Además, se han desarrollado centros comerciales que aúnan todo tipo de servicios sin necesidad de desplazarse como hasta ahora a los centros urbanos donde encontrabas la multiplicidad de servicios. Si hay un centro que te ofrece todo tipo de servicios en el mismo espacio, entonces no es más que un solo desplazamiento. Y es más o menos lo que ha ocurrido con la creación de todas las urbanizaciones que han buscado el espacio, el medio ambiente, el entorno apropiado, con lo cual la gente se podía desplazar, supuestamente, hacia un lugar inhóspito. Inhóspito porque no disponía de los servicios que hubiera dispuesto en el centro urbano. Eso ha permitido que la gente se desplace hacia la periferia y no tenga miedo a coger el coche o el transporte y eso que, aquí no ocurre, pero en grandes ciudades eso ha traído problemas añadidos muy fuertes. Hay gente que viviendo a 30 Km. de su lugar de trabajo emplea igual dos horas para desplazarse esos 30 Km. Mientras no mejoren los trasportes urbanos o no se planifique una estrategia de la vida en los pueblos con la actividad económica de la ciudad habrá problemas de ese tipo.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), pueblos como Zarratón, Anguciana o Sojuela han aumentado entre un 15 y un 30% su población en dos años, mientras que San Torcuato, Matute o Cañas han perdido entre el 10 y el 25% de habitantes ¿qué opinión le merece esto?

Sí, bueno, esto supuestamente no se debe más que al atractivo que ha podido tener para la población inmigrante, porque no ha crecido a costa de que se haya instalado una industria suficiente para atraer a gente, pero sí para determinada población inmigrante que ante determinados beneficios, tipo laboral o económico, se han establecido en esos pueblos y en otros han desaparecido o no han tenido esa capacidad de atracción hacia esa población inmigrante. No creo que sea exclusivamente población autóctona o principalmente autóctona, sino que es principalmente población inmigrante.

En los últimos años el IRVI ha construido 330 viviendas en pueblos, ¿cree que el aumento de la promoción y la construcción de estas viviendas ha ayudado a los jóvenes a permanecer más en el pueblo?

Yo creo que las promociones del IRVI en los pueblos tratan de fijar esa población “volante”. Es como un estímulo para que la gente, aún manteniendo una actividad económica fuera de los pueblos, resida en esos pueblos y pueda de ese modo tener determinados servicios, porque no olvidemos que los pueblos necesitan de unos mínimos servicios, como pueda ser el agua o la luz, y la carretera o los medios de comunicación como teléfono, etc. que tienen que ser sostenidos por los vecinos. Si no hay vecindario es cuando se pierden los servicios un poco, cuando se deterioran y no hay capacidad económica para entre pocos vecinos sacarlo adelante. Por eso es también una estrategia para fijar residencia más que para fijar población.

¿Hacia qué zonas se mueve la población riojana?

Según la estadística es hacia La Rioja Baja y hacia las cabeceras de comarca principalmente, y no tanto Cervera como Arnedo, Calahorra o Alfaro. La población de La Rioja Baja ha crecido en función de la actividad económica que han mantenido pueblos como Pradejón, pero no fija población autóctona sino que ha atraído población forastera. En Autol ha ocurrido lo mismo, La Aldea ha fijado población... Pero la mayoría de los pueblos rurales de La Rioja están en la zona alta, donde prácticamente no tienen capacidad de regeneración de la población, de hecho desaparecen las escuelas porque no hay niños, y los que hay los concentran en centros que aúnan jóvenes de diferentes pueblos para poder sostener un centro educativo. Cuando no se ve que en esos colegios hay una evolución no se debería hablar de crecimiento de población, porque es artificial.

Un pueblo como Cuzcurrita que se encuentra en el límite con otras provincias ha aumentado considerablemente de población. ¿Es la gente de otras provincias la que acude a establecer su residencia aquí?

Claro, atrae a los que tienen menos problemas a la hora de desplazarse, los riojanos por lo general tendemos a quedarnos en nuestra tierra y si tenemos que salir volvemos lo antes posible, no tenemos capacidad de decir, “hoy duermo en Cuzcurrita y mañana en Lardero”.

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