La UDL: lanzada a por el 'play off'

La racha continúa. Lo hace porque las cosas se están haciendo bien sobre el terreno de juego. La Unión Deportiva Logroñés está preparada, al menos, eso constata en las últimas 9 jornadas, justo las que lleva sin perder. Muchos puntos seguidos -21 de los últimos 27- que le han aupado a la cuarta posición. Por fin. Parecía que no había manera porque cada que vez la oportunidad estaba ahí, por una cosa o por otra, no se terminaba de dar ese paso. En Mieres se dio. ¡Vaya si se dio! Había miedos, lógicos ante los antecedentes de los riojanos contra los equipos de la parte baja de la clasificación.

Pero en el Hermanos Antuña la victoria fue contundente, 0-3. Sin dudas, sin titubeos. Con goles de todos los colores -contra, acción individual, picardía-, con una presión que maniató al colista y con un control y un saber estar sólo apreciado en los últimos encuentros de la pasada temporada con la llegada de Sergio Rodríguez al banquillo. La concentración, la ausencia de errores individuales y la actuación de Miguel, destacado también con buenas intervenciones en la segunda parte, guiaron a un equipo sólido, consistente y que mira hacia arriba -el Racing de Carlos Pouso queda a 2, el Mirandés a 6 y el líder Sporting B a 9- ante los siguientes compromisos, Lealtad y Osasuna B, conjuntos en puestos de descenso.

La lluvia, el césped artificial, medirse al colista, enfrentarse a un rival al que todavía no se había ganado como visitante… condicionantes que no ayudaban a que la UDL desarrolle esa idea de juego que intenta transmitir desde que arrancara la pretemporada. Sin embargo, el cuadro blanquirrojo -este domingo de azul- parece haber aprendido de sus errores y en este 2018, salvo la igualada ante el Barakaldo, se ve que el grupo ha madurado. Sabe distinguir y, sobre todo, se ha adaptado a lo que requiere esta Segunda B.

En el Hermanos Antuña había que ser sólido, dar una imagen de bloque compacto. No era un día para gustarse, era una tarde para ponerse el mono de trabajo, para rascar, aprovechar las oportunidades y colarse entre los cuatro primeros del grupo. Por eso si era importante ser fiel al estilo combinativo con balón, también lo era, quizá más, saber que la presión alta iba a obligar al Caudal a cometer errores, a desprenderse del cuero, a no tener la iniciativa y a sufrir la velocidad y calidad de los hombres ofensivos de los riojanos.

Porque a los Rayco, Ñoño y Marcos André -ahora lesionado- se ha sumado Rubén Martínez. Ya en su debut ante el Burgos ofreció posibilidades y siete días después destacó en el triunfo. De hecho, sin su presencia no se entendería los tres puntos. Hizo pleno porque supo picar con destreza para adelantar a los suyos después de una transición de manual. Falta lateral en contra, despeje, verticalidad, conducción de Ñoño y asistencia para que el menorquín se luzca. Pero es que también se soltó con un golazo. Recibió la pelota, se gira, no se lo piensa para enganchar un zurdazo que se coló por la escuadra. Dos chispazos suficientes para un 0-2 al descanso casi insuperable.

Porque la UDL tiró de efectividad en ataque, de paciencia con la pelota para intentar jugar, cuando se podía, y de saber lanzar a la espalda de una defensa con problemas. Caneda y Ramiro fueron valladares en el juego aéreo impidiendo que Íker Alegre, como ariete, pudiera disfrutar. Sotillos y Paredes asumieron que era un día para estar en el sitio y no cometer errores. Ñoño y Rubén Martínez le daban amplitud, mientras que Arnedo y Salvador, compenetrados a la perfección, equilibraban para estirar a los suyos en la presión y para dar esa pausa necesaria ante el empuje de los asturianos. Rayco y Espina, en constante movimiento, eran los primeros en presionar y en generar problemas cuando el esférico estaba en su poder.

MIGUEL Y EL DEBUT DE TITI

El control era absoluto. Más aún tras la genialidad de Rubén Martínez al filo del descanso. Por si fuera poco, Miguel despejaba nada más comenzar el segundo tiempo una falta bien ejecutada por Niko y a continuación Ñoño finiquitaba el partido. Un gol que evidencia el estado de ánimo de los riojanos, pletórico de confianza. Rubén Martínez lo vio claro, era una falta lateral con un tres para uno. Así que jugó, rápido, con Ñoño, el extremo pisó área y chutó a portería. Borja Prieto la rozó y Calahorro la metía en la red.

Mientras tanto, aunque el Caudal se estiraba y metía sabia nueva en el campo con una doble sustitución, la UDL insistía en la presión y en tratar de enfriar el ritmo, de mover a su adversario, de tocar y tocar, para impedir que el bloque asturiano se pudiera meter, de nuevo, en el choque. Mientras Titi volvía, por tercer vez, a debutar con la elástica riojana, Miguel sostenía con una concatenación de paradas a los suyos. Borja Prieto puso al capitán en aprietos con un tiro desde la frontal. Repetiría después Niko y en el rechace Polaco comprobó los reflejos del meta logroñés, que tuvo tiempo para lucirse en la recta final en un lanzamiento a bocajarro de Borja Prieto.

Porque pese al dominio de los visitantes, que no renunciaron a elaborar y construir, el Caudal, muy necesitado, intentó ser más incisivo y aprovecharse de los mínimos fallos de los logroñeses. Quizá por eso el juego ofensivo de los pupilos de Sergio Rodríguez se redujo a la mínima expresión. No hizo falta más para superar los miedos de vencer al último del grupo y avisar de que ya está aquí, instalada en la fase de ascenso y con la idea de no bajarse de un lugar apetecible para todos.

FICHA TÉCNICA

Caudal: Óscar Santiago; Cristian, Calahorro, Catú, Alberto González; Borja Prieto; Niko, Camporro (Camochu, min. 59), Polaco, Babalola (Jandrín, min. 59); e Íker Alegre.

UD Logroñés: Miguel; Sotillos, Caneda, Ramiro, Paredes; Rubén Martínez (Muneta, min. 84), Arnedo, Salvador, Ñoño (Titi, min. 72); Rayco (Cifu, min. 75) y Espina.

Goles: 1-0, m. 13: Rubén Martínez. 0-2, min. 40: Rubén Martínez. 0-3, min. 53: Ñoño.

Árbitro: Mazo Maruri (Colegio Castellano-leonés). Amonestó a los locales Camporro (min. 16) y Jandrín (min. 85) y a los visitantes Ñoño (min. 44), César Remón (min. 57) en el banquillo.