La vida y la familia, atraviesan momentos de incertidumbre
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela, aseguró hoy en Madrid que los derechos a la vida, matrimonio, familia y libertad religiosa “atraviesan momentos de incertidumbre no sólo práctica, sino también teórica”.
En sus palabras de saludo previas a la conferencia 'Los derechos humanos en el magisterio de Benedicto XVI', con motivo del LX aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, que el secretario de Estado de Su Santidad, el cardenal Tarcisio Bertone Bertone, pronunció hoy en la Sala de la Plenaria de la CEE, Rouco señaló que a día de hoy “no se ha conseguido aún establecer un sistema de garantías eficaces del cumplimiento de los derechos fundamentales del hombre ni por la vía del derecho interno de todos los Estados que forman el mapa geopolítico mundial, ni tampoco por la propia vía del derecho internacional”.
A su juicio, el trecho cultural, ético y espiritual que tienen que recorrer actualmente las sociedades y las personas en la asimilación existencial y viva del respeto a la dignidad inviolable de la persona humana y de sus derechos es “todavía muy grande”.
En este punto se refirió, ante 61 obispos y unos 500 asistentes, al fenómeno del hambre y de la pobreza en el mundo, “agravada por la crisis económica” y sostuvo que “sigue ensombreciendo el presente y el inmediato futuro de la familia humana”.
“El derecho a la vida, los derechos relativos al matrimonio y a la familia y el derecho a la libertad religiosa atraviesan momentos de incertidumbre no sólo práctica, sino también teórica. El problema de una fundamentación intelectual de los derechos de la persona humana capaz de poner al abrigo de oscilaciones y veleidades históricas su legitimidad y vigencia ética y prepolítica, anteriores a su formalización positiva en el ordenamiento jurídico del Estado, sigue abierto y acuciante”, agregó.
Con todo, señaló que la Iglesia acogió y apoyó desde el primer momento, doctrinal y pastoralmente, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y destacó la entrega generosa y sacrificada de tantos sacerdotes, consagrados y consagradas y de fieles laicos a la causa de los más desfavorecidos.
0