¿Préstamo o crédito? ¿Son lo mismo?

¿Préstamo o crédito? ¿Son lo mismo?

Rioja2

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‘He pedido un préstamo al banco’ ‘No me han concedido el crédito en el banco’ ‘Pedí un préstamo para comprar el ordenador’ Seguramente hayas utilizado estas frases en algún momento, utilizando los conceptos de crédito y préstamos indistintamente.

Pero ¡cuidado! Aunque la mayor parte de las personas utiliza estos términos como sinónimos, se trata de conceptos y productos financieros diferentes que, aunque en ambos casos la entidad haga entrega de una cantidad determinada de dinero al cliente, no son lo mismo.

¿Qué es un préstamo?

Un préstamo es una operación financiera en la que una entidad entrega una determinada cantidad de dinero a una persona mediante un contrato en el cual se compromete a devolver dicha cantidad junto a unos intereses en un plazo de tiempo determinado y, generalmente, en forma de cuotas regulares (aunque en ocasiones también podrá devolverse en un único pago).

Dentro de estos productos encontramos diversos tipos de préstamos:

Préstamos personales: Según el Banco de España este tipo de préstamos se destinan a la compra de bienes y servicios de consumo como, por ejemplo, un ordenador, un coche o para llevar a cabo unos determinados estudios. Se denominan personales debido a que la garantía que ofrece el cliente a la entidad para la devolución del dinero son sus propios bienes, presentes y futuros. Al no comprometer ningún bien en concreto, estos se conceden de forma más rápida pero también suelen tener un tipo de interés elevado.

Préstamos hipotecarios: Se trata de préstamos cuya garantía no es personal, sino real. Es decir, como garantía para la devolución del dinero, ofrecemos un inmueble que, en caso de impago, la entidad podrá quedarse con él para cobrar la deuda pendiente.

¿Qué es un crédito?

Un crédito, por el contario, es una cantidad de dinero que una entidad bancaria pone a nuestra disposición con un límite máximo y durante un periodo de tiempo determinado. En este caso, seríamos nosotros mismos los encargados de la administración de dicho dinero: es decir, si necesitamos liquidez en algún momento podremos realizar una compra o sacar dinero del cajero de esa línea de crédito que la entidad pone a nuestra disposición y que deberemos devolver con unos intereses y unas condiciones previamente pactadas.

Para poder disponer de un crédito, por lo general, tendremos que tener una cuenta corriente a la que podremos asociar una tarjeta de crédito o que tendrá asociada una línea de crédito. Una vez que hayamos agotado el crédito que la entidad ha puesto a nuestra disposición, podremos volver a negociar con ella para ampliar o renovar el crédito.

¿Qué tener en cuenta antes de solicitar ambos productos financieros?

Antes de solicitar cualquiera de estos productos financieros, tenemos que evaluar nuestra propia situación financiera y valorar si tenemos la suficiente estabilidad económica para hacer frente a la devolución de la deuda junto a los intereses que pactemos o que requiera la entidad.

Una vez que tenemos claro que nuestra capacidad de reembolso es la adecuada para solicitar un préstamo, el segundo paso que hay que dar es la elaboración de un presupuesto en el que se defina la finalidad del préstamo y la cantidad exacta de dinero que vamos a necesitar: cuánto más dinero pidas o más dinero utilices del crédito disponible, mayores serán los intereses que tendrás que pagar a la entidad, lo que encarecerá el coste final.

Una vez que hemos realizado estos pasos previos, deberemos analizar, buscar y comparar qué productos hay disponibles en el mercado actual o con qué entidad nos interesa abrir una línea de crédito. Para ello, existen comparadores financieros online como iAhorro que facilitan mucho esta labor y que te ayudarán a decirte por el producto que mejor se adapte a tus necesidades.

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