Salir de la crisis e impulsar un modelo de crecimiento sostenible
España accederá a la Presidencia de la Unión Europea (UE) en el primer semestre de 2010 con cuatro objetivos principales, entre los que destaca la salida de la crisis económica y financiera e impulsar, al mismo tiempo, un modelo de crecimiento sostenible y creación de empleo y calidad. Éste será, precisamente, el primer elemento de la nueva estrategia post-Lisboa.
Junto a ese objetivo, España incidirá en la ciudadanía europea del siglo XXI, el impulso de la UE como actor en un mundo “global” y “en cambio” y la puesta en marcha y aplicación del Tratado de Lisboa en el supuesto de que sea ratificado el próximo 2 de octubre por Irlanda.
Así lo anunció hoy el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, en Santander, donde clausuró un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) sobre los objetivos de la Presidencia española de la UE.
Lo que España pretende es, según explicó el ministro, “intentar dejar huella” con su Presidencia y “marca una tendencia” que tenga “más vocación europeísta” porque, a su juicio, Europa “no está en decadencia dulce”, sino que atraviesa por “un momento de construcción importante” al que los españoles “tenemos mucho que aportar”.
Así, tras hacer un llamamiento a la sociedad para que vivan “en primera persona” esa Presidencia, durante la que se celebrarán 300 reuniones en España y 3.000 en Bruselas, el ministro instó a los poderes públicos, las administraciones y al conjunto de la sociedad a “aprovechar esta etapa para aportar ideas, construir juntos, innovar y dejar huella”.
Todo ello, agregó, en un contexto histórico, económico, social y político “muy diferente” al de anteriores presidencias, por lo que se exige “más dinamismo y compromiso”.
CUATRO OBJETIVOS PRIORITARIOS
España lo intentará hacer a través de esos cuatro objetivos prioritarios, regidos todos ellos bajo los principios de la innovación y la igualdad. El primero de ellos, para salir de la crisis, deberá también procurar otras cuestiones, como garantizar un empleo de calidad, seguridad energética o la lucha contra el cambio climático.
“No es la Europa del carbón y del acero”, sino la “Europa del siglo XXI” que debe contar con un modelo económico, social y ambiental “diferente”, que “podemos y debemos crear”, manifestó Moratinos. Entre otras cosas, apuntó la necesidad de trabajar para evitar el desplome del sistema financiero para que la Unión no se vea afectada nuevamente por crisis externas.
El segundo de los objetivos pivota sobre la ciudadanía europea del siglo XXI, que a su vez se apoya en los principios de igualdad --sobre todo entre hombres y mujeres--, la seguridad --como en materia de terrorismo-- y la solidaridad como elemento innovador.
En este punto, el ministro de Asuntos exteriores apostó por que se dé una ampliación de los derechos de los europeos y por que haya garantías jurídicas para “todos” los ciudadanos. En resumen, “hacer más Europa y más políticas comunes”.
El tercer eje se basa en el papel que juega Europa en un mundo “global” y “en cambio”, ya que la UE “no puede ni debe” quedar al margen de “cualquier cambio” que se produzca. En este ámbito es donde, según explicó Moratinos, se debe plantear y abordar la “nueva arquitectura” internacional. Tras recordar que en el siglo XX se tardó “45 años” en poner orden a “un mundo caótico”, el titular de Asuntos Exteriores se cuestionó si habrá que “esperar a 2050” para acometer reformas en organismos como las Naciones Unidas, entre otros.
También en este objetivo se incluye el trabajo de la UE con otros estados, como los “grandes nuevos actores” (China, Brasil...) A este respecto, Moratinos precisó que ya se han programado varias cumbres, entre las que destaca la de la UE con EEUU que se celebrará en España y en la que se revalidará la agenda transatlántica y se mantendrá un “diálogo estratégico” con el país norteamericano.
Entre otros aspectos, también se tendrá en cuenta dentro de este eje la lucha contra la pobreza y la cooperación al desarrollo. Sobre este asunto, recordó el compromiso de aportar en 2010 el 0,56% de ayuda oficial al desarrollo para alcanzar el 0,7% en 20121 (España) y 2015 (Europa). En este contexto, subrayó que África tiene “cada vez más peso” en las relaciones internacionales.
Por último, el cuarto objetivo de la Presidencia española pasa por la aplicación del Tratado de Lisboa, si recibe el voto favorable de irlandeses e iniciar así “la nueva Europa del siglo XXI”.
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