Una de cada cuatro parejas deja los tratamientos de reproducción asistida por estrés
El 66% afirma abandonar el tratamiento por sentir que había hecho todo lo posible y un 42% alega sentirse incapaz de afrontar otro ciclo después del fracaso de los anteriores.
Actualmente, un porcentaje muy elevado de mujeres, entre un 15 y un 45%, decide no continuar con los tratamientos antes de que lo recomiende el especialista. “Se ha comprobado que no se renuncia al proceso por un mal pronóstico, sino sobre todo por falta de información o razones psicológicas”, explica el director de la Unidad de Fertilidad de Merck Serono, Juan Vila. “Por eso es muy importante que el paciente reciba toda la información necesaria, desde los posibles tratamientos médicos hasta los aspectos emocionales con los que se debe enfrentar”, añade.
Según la Coordinadora del Grupo de Interés de Psicología de la SEF, Vicenta Giménez, “la infertilidad desestabiliza el equilibrio emocional y de pareja. La autoestima se resiente y surgen aislamiento social y personal, sentimiento de culpabilidad, ansiedad, depresión o cambios de relación en la pareja”. Pero éstas no son las únicas consecuencias, porque “el estrés puede contribuir a la infertilidad en sí misma, ya que produce alteración de las hormonas responsables de la fertilidad, disminuyendo, tanto la capacidad reproductiva femenina, como la calidad seminal.”
Un factor clave para reducir esta carga psicológica en pacientes con problemas de infertilidad, tal y como explica el manual, es la atención y ayuda por parte del equipo sanitario, que debe ser más consciente del estrés psicológico asociado a los múltiples intentos de fecundación. Se ha demostrado que el apoyo psicológico del personal sanitario ha reportado beneficios al 86% de los sujetos que inicialmente no lo demandaban y también al 96% de los pacientes que sí lo habían solicitado.
La mayor calidad de vida y el bienestar emocional de los pacientes con apoyo psicológico durante el periodo de tratamiento influye de forma muy positiva en la forma de afrontarlo, haciendo que éstos se encuentren más animados y los completen, contribuyendo a conseguir mejores resultados. Así queda plasmado en un estudio sobre la incidencia positiva de los programas de apoyo psicológico que ha reflejado un porcentaje de abandono del tratamiento del 5.7% en las personas que participaron, mientras que en el grupo que no siguió el programa, la tasa de abandono era del 37.5%3.
El manual también dedica especial atención al apoyo social que rodea a la pareja. Las personas en tratamientos de fertilidad tienden a mantenerlo en secreto, ya que se sienten sometidos a la presión social cuando se les pregunta por la llegada del embarazo. Sin embargo, el apoyo de amigos y familiares ayuda positivamente a amortiguar alguna de las consecuencias del estrés y aumenta el bienestar.
HOMBRES Y MUJERES
El libro también analiza los distintos comportamientos emocionales de hombres y mujeres a la hora de hacer frente a los tratamientos de reproducción asistida. Las mujeres son más resistentes al dolor, pero se deprimen con mayor frecuencia, y las principales emociones que experimentan cuando se les informa sobre el diagnóstico de infertilidad son frustración, impotencia y tristeza.
Las mujeres también sufren mayor tensión que los varones, tanto en el momento del diagnóstico como durante el tratamiento, suelen interpretar los problemas de fertilidad como una gran decepción y sienten suyo el fracaso cuando no se logra el embarazo.
Por su parte, los varones son más reacios a hablar en público sobre temas de infertilidad, tanto con su círculo más cercano como ante el psicólogo, equiparando la infertilidad a un acontecimiento estresante. En el supuesto de que la causa de la infertilidad sea por razones masculinas, el hombre tiende a aislarse aún más. Esto se debe a que, en comparación con las mujeres, perciben que el apoyo social tiene menor importancia.
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