Una tesis de la UR estudia los beneficios del frío en la obesidad
La investigadora María Díaz de Cerio ha obtenido la máxima calificación en una tesis defendida en el CIBIR, dentro del Programa de Doctorado en Ciencias Biomédicas y Biotecnológicas de la Universidad de La Rioja, que estudia la relación entre el frío y la obesidad.
El trabajo de investigación ha estado dirigido por los doctores Alfredo Martínez y Josune García Sanmartín, de la Unidad de Angiogénesis del CIBIR y ha sido financiada por una beca predoctoral de la Consejería de Desarrollo Autonómico del Gobierno de La Rioja, una acción con la que el Gobierno de La Rioja ha afirmado que muestra su “compromiso por incorporar talento altamente cualificado en los centros de investigación de La Rioja como eje fundamental para apoyar la actividad investigadora y favorecer la incorporación de doctores en el Sistema Riojano de Ciencia, Tecnología e Innovación”.
Algunos de los hallazgos principales de la tesis llevada a cabo por la doctora Díaz de Cerio han concluido que podría haber efectos beneficiosos de la hipotermia que podrían influir en la obesidad.
Como es bien conocido, la obesidad resulta del almacenamiento de grasas en unas células denominadas adipocitos. Existen dos tipos principales de adipocitos, que se clasifican como “blancos” y “pardos”.
Los adipocitos blancos acumulan la grasa mientras que los pardos la queman activamente para producir calor. Un gran número de investigaciones actuales se centran en intentar transformar los adipocitos blancos en pardos y, así, reducir los niveles de grasa acumulada. Lógicamente, la exposición de una persona (o un animal de laboratorio) al frío consigue que haya más adipocitos pardos y que se queme la grasa para proporcionar el calor necesario.
Sin embargo, este procedimiento, que se denomina hipotermia, no siempre es beneficioso ya que, además de las molestias lógicas de exponerse al frío durante largos periodos de tiempo, también puede tener efectos indeseados.
La doctora Díaz de Cerio ha estado empleando unas moléculas (patentadas en el CIBIR) que son capaces de inducir algunos de los efectos beneficiosos de la hipotermia pero a la temperatura corporal normal (37°C).
Entre sus resultados, la nueva doctora ha conseguido transformar adipocitos blancos de muestras obtenidas tanto de pacientes quirúrgicos del Hospital San Pedro como de muestras de ratones a células “más pardas”, demostrando así la posible utilidad de estas moléculas en la lucha contra la obesidad; aunque obviamente se necesitan muchos más estudios antes de que estos compuestos lleguen a la práctica clínica.
En esta tesis también se ha identificado un componente de la célula, conocido como cilio primario como un receptor de los cambios de temperatura que, a su vez, inducen una serie de cambios morfológicos y fisiológicos a través de las proteínas inducidas por frío.
Este descubrimiento de ciencia básica puede tener una gran relevancia para entender mejor los procesos celulares que regulan el flujo sanguíneo o la producción de orina en el riñón, entre otros.
En la defensa de su trabajo, la ahora doctora Díaz de Cerio indicó que la obesidad es un problema de salud muy preocupante y creciente a nivel mundial que se calcula que afecta a unos 2.000 millones de personas. Se ha demostrado que la obesidad aumenta el riesgo de sufrir muchos problemas cardiovasculares (como los infartos o los ictus), pulmonares, mentales, el cáncer y otras enfermedades metabólicas. De hecho, se estima que la obesidad reduce la vida de las personas que la sufren en hasta 4 años, de media.
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