Una victoria deseada
La prensa se ha rendido a Titín. El triunfo ante Olaizola II, que significa la entarda del riojano en su tercera final del Cuatro y Medio, ha sido recibido con parabienes y una sensación de justicia. Se insiste en el mundo pelotazale que al de Tricio se le adeuda un título en 'la jaula', que tantos años de espectáculo para el aficionado deben ser recompensados con una txapela. Y, entre admiraciones y elogios, Titín vuelve a confirmarse como uno de los pelotaris más admirados del mundillo.
Significativa, por ejemplo, es la crónica de Deia. César Ortuzar narra el emotivo final vivido por la familia de Titín en un frontó que ovacionó por todo lo alto al caracolero:
“¡Escucha mamá!”: ¡Titín, Titín, Titín!“ Tronaba el Ogueta. Gargantas desatadas. Febriles. En manifestación. Yolanda, la mujer de Augusto, lloraba emocionada sobre la cancha mientras su marido atendía a los medios de comunicación tras derrotar a Aimar Olaizola y obtener el pase para final del Cuatro y Medio en la que se enfrentará a Abel Barriola. Y llamó a su madre, Rosi, por teléfono. Entre lágrimas. Con el corazón latiéndole en la mano. Con un nudo en las cuerdas vocales y un mundo de sensaciones en un puño.”ç
Deia resalta el error de Olaizola de entrar al juego de Titín (Aimar pagó con la eliminación su arrojo. Su afán de querer ganar donde nadie lo hace le traicionó. Midió mal. Se equivocó. De pleno) y no olvida a uno de los artífices de la victoria del riojano, un Joaquín Plaza que controló el ritmo del partido y aconsejó sabiamente a su pupilo.
Gara, por su parte, resalta que Titín manejó el ritmo del encuentro y que “supo variar su juego alargando muy bien la pelota en la pared izquierda cuando le interesó”.
Diario de Noticias celebra el triunfo épico del riojano, “digno de un campeón que aún no lo es”, y no duda en elogiar la “locura” que tiene Titín por estilo de juego: “Lo hizo siguiendo fielmente su estilo de juego. La locura. La anarquía personificada. Le buscó las cosquillas a Aimar y se las encontró. El goizuetarra se enredó en el juego eléctrico del riojano y sucumbió.”
Tino Rey, en el correo, pone luz y taquígrafos al más grave error de la cátedra en los últimos tiempos: “Los sabios que proclamaban que el de Tricio «no parecía un contrario de entidad para el de Asegarce», tendrán que morderse la lengua. El resultado final, inapelable”. Su titular, “Titín III puede con todos”, tiene tanto de verdad como de deseo premonitorio. Ahora espera Barriola. Ahora espera la historia y la justicias.
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