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La despedida de la radio municipal de Madrid: un cierre precipitado que culmina tres años de críticas del PP

Estudios de M21 en el Palacio de Cibeles con un cartel. / Wikipedia

Sofía Pérez Mendoza

Fue lo último que sonó en la 88.6 FM. “O en una cárcel olvidarte si yo pudiera / Verte extinguirte en esta tan cómoda celda”. Los versos de María Arnal echaron el cierre a la radio municipal el pasado lunes. El Ayuntamiento de Madrid había ordenado cortar la emisión a las 12 de la noche pero en el Palacio de Cibeles, donde están los estudios principales, no había ningún técnico para desconectar y eso concedió ocho horas más de emisión a la cadena. Solo en los transistores. La señal digital murió con la puntualidad establecida. 

Los trabajadores no pudieron despedirse. El contenido emitido durante el fin de semana, como es habitual, estaba enlatado. Y el cierre, previsto para el martes, se precipitó un día, de manera que solo hubo espacio para una canción cuando los micrófonos estaban a punto de apagarse. Madrid Destino, la empresa pública que se encarga de la gestión cultural de la ciudad, se ocupó de supervisar que no se colaban en antena mensajes imprevistos de última hora y comunicó a la plantilla el cambio de planes el domingo por la noche. 

Todo en el cierre de la radio ha estado marcado por la precipitación. El anuncio del alcalde de Madrid en el Pleno de septiembre, que ponía fecha de cierre a la emisora, cogió a buena parte de su equipo por sorpresa. Fue una mañana de llamadas cruzadas y pocas explicaciones. La “eliminación de M21” estaba recogida en el programa electoral del PP pero no se incluía en el acuerdo de Gobierno con Ciudadanos. Martínez-Almeida ya había prometido a la Asociación de Radios Comerciales que esta emisora, si dependía de él, no les haría la competencia. El partido de Albert Rivera, sin embargo, no veía tan clara una clausura tan radical, pero ha terminado aceptándola; eso sí, sin muchas alharacas. 

El corte de la emisora se ha llevado a cabo antes de que el Ayuntamiento tenga una hoja de ruta concreta para la radio. Los contratos de la plantilla terminan entre noviembre y febrero y su futuro no está garantizado. Tampoco el de los programas que han producido hasta ahora. En una carta reciente, Madrid Destino ha informado que la programación no está garantizada ni siquiera hasta diciembre, pese a que todos los contratos seguirían vigentes. La incertidumbre lleva instalada una semana en los estudios de Cibeles, donde la plantilla tiene solo la información justa. 

El descoordinado cierre de M21 ha puesto punto final a tres años de andadura complicada, marcada por las críticas del Partido Popular, que incluso antes de que comenzara a emitir ya la calificó la emisora como un “instrumento de agitación y propaganda”. “Es una absoluta y total locura, algo disparatado”, dijo la exportavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre. Era 19 de septiembre de 2016 y quedaba una semana para que arrancara la fase de pruebas. Unos días después las críticas se dirigieron directamente hacia el coordinador de la emisora, Jacobo Rivero, a quien el PP vinculó al chavismo por haber trabajado de corresponsal de Telesur en España. “Es un propagandista del chavismo”, señaló Aguirre. 

La escalada de ataques no cesó en los siguientes años por diferentes motivos: los colaboradores, la programación, el presupuesto... El más notable, sin embargo, se produjo la semana pasada. “Gestión cultural para todos los sectores. No para los paniaguados que chuparon cinco millones de cultura para ellos”, escribió en la red social Twitter la concejala de Cultura, Andrea Levy, la semana pasada.

El mismo tono atravesaba otro tuit que el PP regional publicó dos días después de las elecciones del 26M. “Adiós a ”radio Carmena“ subvencionada con 1,5M sin apenas oyentes. Adiós a la concesión de 1,9M a la empresa de su hijo. A la subvención de ”Paz con Dignidad“ creada por uno que atracó un banco. A las 11mil adjudicaciones a dedo valoradas en 60M. Adiós enchufados, adiós Carmena”. 

¿En qué momento se torció todo?

El proyecto de M21 se puso en marcha como continuación de la idea de radio impulsada por un exalcalde del PP, José María Álvarez del Manzano a finales de los años noventa como “hilo de la ciudad”. El relanzamiento de la emisora se presentó durante el año 2016 a todos los partidos políticos. Ahora Madrid, que lo impulsó desde el Gobierno, y el PSOE siempre fueron proclives a la idea de una radio cultural pública para Madrid. Pero PP y Ciudadanos mostraron más recelos desde el principio. 

“Hubo reuniones con Esperanza Aguirre (entonces portavoz del PP en el Ayuntamiento) y con Begoña Villacís. La primera exigió que no hubiera informativos y que la futura emisora no hiciera la competencia a las radios comerciales. La segunda nos trasladó los mismos argumentos de la competencia”, cuenta el excoordinador de M21, Jacobo Rivero, que en 2018 fue sustituido por dos directoras artísticas, Ángeles Oliva y Toña Medina, elegidas por concurso público como las cabezas creativas del resto de los centros culturales madrileños. 

La programación ha sido uno de los grandes caballos de batalla de la derecha para criticar la emisora, pese a que la parrilla está formada por formatos centrados en lo cultural y lo social. El proyecto, de hecho, se inspiró en origen en Radio 3. Solo había un programa informativo, de ocho a diez de la mañana (La vuelta al día) y estaba enfocada sobre todo a información de servicio de tráfico, emergencias, agenda de los barrios...

Sí hubo un episodio que obligó a la entonces portavoz del Consistorio, Rita Maestre, a dar explicaciones después de que un locutor comparara a Mauricio Macri con Donald Trump. Quizás habríamos deseado, y estaremos atentos para que no se produzcan contenidos editorializantes, siendo una radio eminentemente cultural“, justificó entonces. ”Esto generó una bola de nieve. Fue un fallo deontológico, efectivamente. En una radio público no se pueden hacer contenidos editorializantes. Por eso desde ese momento se obligó a todos los programas a firmar un código de buenas prácticas“, recuerda Jacobo Rivero. ”Era una forma de defendernos, no queríamos que hubiera ninguna duda de que la radio estaba politizada en favor de ningún partido“, añade.

En una entrevista en la Cadena Ser, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no supo concretar qué era “sectario” de la programación pero aseguró que lo eran los colaboradores. Este ha sido el segundo foco de conflicto. El PP siempre ha considerado que la inversión anual en autónomos era muy elevada, unos 600.000 euros. Muchos programas se contratan por paquetes porque la plantilla está formada apenas por una decena de personas. 

Otro argumento para cerrar la radio tiene que ver con los presupuestos y las audiencias. Según el Ayuntamiento actual, la emisora ha recibido una inversión de 1,4 millones de euros al año en los presupuestos, aunque las partidas no se han ejecutado al 100%. Unos montantes que, a su juicio, son excesivos para el número de oyentes de la emisora. 

Sin embargo, no hay datos sobre la audiencia de M21 porque no está inscrita en el Estudio General de Medios (EGM). La única medición a este respecto que puede hacerse es a través del número de descargas de los podcast colgados en la web y las escuchas en streaming. Según datos oficiales, en tres años se han descargado 778.578 podcast (711 de media al día). A fecha de agosto de 2019, se han registrado 505.353 oyentes nuevos en streaming.

Aunque no hay planes de futuro inmediato para la radio, la idea transmitida por el Ayuntamiento es que los estudios se dedicarán solo a enseñar a estudiantes. Una faceta que ya tenía M21, aunque no exclusivamente. Por sus micrófonos pasaron, según datos de la emisora, más de 160 estudiantes en prácticas y además un centenar de personas paradas de larga duración en programas de inserción laboral. También 100 alumnos y alumnas de los cursos de radio de la Agencia para el Empleo, que ahora saldrá del convenio que tenía con el Ayuntamiento para desvincularse de manera definitiva de la radio. 

La radio pública que nació apadrinada por Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo y respaldada por un Consejo Rector formado por todas las universidades madrileñas se ha marchado con prisa –el permiso actual permitía seguir emitiendo hasta el 31 de diciembre– como la primera cuenta sellada del PP con su programa electoral tras el fracaso de la suspensión de Madrid Central. 

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