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Ayuso pide “unidad” en 2022 porque “el único enemigo es el virus” tras un año de guerras con Sánchez, Casado y Cs

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante su discurso de Fin de Año.

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Isabel Díaz Ayuso ha hecho un llamamiento en favor de la “unidad” y para acabar con la polarización en su discurso de Fin de Año. “El desacuerdo no debería degenerar en polarización, ni la preocupación en hartazgo ni mal humor”, ha asegurado la presidenta de la Comunidad de Madrid para cerrar un año de batalla constante contra el Gobierno de Pedro Sánchez, de guerra interna con su propio partido y Pablo Casado y de ruptura con Ciudadanos.

La propia presidenta de la Comunidad de Madrid definió el pasado miércoles el 2021 como “el año del agravio del Gobierno central” a Madrid y de la “compra de posiciones en el Parlamento nacional con el dinero de todos los españoles”. En aquella rueda de prensa, en la que hizo balance de su gestión, acusó al Ejecutivo de estar “alimentando la ruptura de España” con sus acciones y cuestionó su su apuesta por una “falsa descentralización” que, a su juicio, “solo sirve de abono para los socios de Gobierno y generar agravios de las regiones”.

Ayuso ha asegurado en su discurso que su Gobierno ha luchado en 2021 contra el virus y “a favor de las familias, las empresas, los autónomos, el empleo, el turismo, la hostelería o los servicios públicos”. “El único enemigo estos largos meses ha sido el virus. Y así debe seguir siendo”, ha insistido la presidenta, que ha pedido unidad, “conservar la alegría” o cuidar de las personas “maltratadas, explotadas, de los vulnerables, de los que han perdido su empleo, su empresa, o a un familiar”.

En su discurso, ha repasado sus políticas en materia de educación, bienestar social, familia, vivienda, transportes, justicia o fiscalidad, pero sobre todo ha reiterado su compromiso con la mejora de la sanidad pública y ha tenido palabras de agradecimiento para los profesionales que están “en primera línea” estos días, “en urgencias y en la Atención Primaria”. “Sin ellos, ¿dónde estaríamos?”.

El pasado 21 de diciembre, días después de que el Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM) pidiera “medidas urgentes” para reforzar la sanidad ante el “colapso” de la Atención Primaria, Ayuso responsabilizó directamente a los sanitarios: “No todos quieren trabajar y arrimar el hombro”. Fue en una entrevista en esRadio en la que aseguró que investigaría por qué en los ambulatorios “no cogen el teléfono, cuelgan o de repente no hay médicos”, señalando a los propios sanitarios como responsables de los problemas. También defendió que en algunos centros de salud “hay mucha tensión” y “algunos aprovechan para colgar sus pancartas y no todos quieren trabajar y arrimar el hombro”.

Ayuso ha remarcado en su mensaje de Fin de Año que “frente a quienes nos quieren dependientes, tristes y quejumbrosos”, en Madrid “somos alegres, luchadores y no queremos depender de nadie, sino ser motor de nuestras vidas y de la nación, ejemplo para Europa y el mundo. Queremos ser una oportunidad y no una carga”. “Dure lo que dure aún la lucha contra la epidemia, y vengan las dificultades que vengan, seguiremos luchando y no perderemos la esperanza”.

Ayuso ha apelado a la unidad, porque eso es lo que permitirá salir adelante. “El desacuerdo no debería degenerar en polarización, ni la preocupación en hartazgo ni mal humor. Los madrileños hemos demostrado estos meses una dignidad impresionante, todos: que no se nos olvide”.

Cuando el PP decidió anular la cena de Navidad por el aumento de contagios de COVID-19, la presidenta de la Comunidad de Madrid pasó al ataque contra su propio partido. Aseguró que “no había motivos” para cancelarla, que estaban atacando a la hostelería y que la decisión del PP iba “en la dirección contraria a la política sanitaria que hemos defendido en la Comunidad”. “No hay motivos para estar cancelando de manera masiva ni comidas ni celebraciones”, aseguraba entonces en declaraciones a los medios de comunicación.

Las relaciones no eran buenas entonces entre Ayuso y la dirección de Pablo Casado por la guerra interna abierta por la pugna por el PP de la Comunidad de Madrid. Después de borrar del mapa a Ciudadanos, que dejó de existir en la Asamblea Regional tras las elecciones del 4 de mayo, la presidenta arrancó el nuevo curso político con una nueva contienda por el poder: el de la presidencia regional del partido. A pesar de los mensajes de Casado de que no era el momento, Ayuso consideraba que estaba legitimada para ello tras el amplio respaldo recibido en las urnas.

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