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El mapa de las niñas y niños de Madrid comienza a andar

Un fragmento del mapa en papel de Los Madriles Infancia. / Intermediae

Patricia Rafael

“Existe una infinidad de espacios en Madrid que resuelven los retos de una ciudad contemporánea desde la óptica de los más pequeños, involucrándoles de forma activa y crítica. Sin embargo toda esta realidad se encuentra invisibilizada y es de difícil acceso.” Esta es la premisa de la que parte Los Madriles Infancia, un mapa colectivo que acaba de nacer y que tiene precisamente como objetivo señalar y situar en la ciudad todas esas iniciativas y proyectos que colocan a las niñas y niños como sujetos activos del espacio urbano.

“Empezaron a llegarnos proyectos sobre la infancia y ciudad y comenzamos a plantearnos que era un tema que estaba vivo y que había una necesidad de ver y visibilizar qué tipo de propuestas en torno a los más pequeños hay en el entorno urbano”, explica Zoe Mediero, coordinadora de Intermediae, uno de los programas públicos culturales de Matadero, impulsor del proyecto junto a la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) y otros colectivos. “Planteamos entonces la posibilidad de mapear todas esas iniciativas ya en marcha pero no en clave de denuncia sino propositiva, como forma de mostrar modelos que luego puedan servir de inspiración para otros nuevos”, señala Mediero.

La metodología de trabajo estaba ya construida con Los Madriles, Atlas de Iniciativas Vecinales, el proyecto nacido en 2015 con los mismos impulsores para señalar en los mapas todos esos proyectos vecinales y sociales que ayudan a construir y vivir una ciudad “más habitable”, y que desde entonces no ha dejado de crecer en formato digital. “Es una línea de trabajo en la que queríamos seguir avanzando”, afirma la coordinadora.

Grupo de trabajo con expertas

Se estableció un grupo de trabajo con geógrafas, maestras, pedagogos, expertas en infancia y crianza y personas vinculadas a instituciones públicas, vecinales o colegios para comenzar a diagnosticar y sentar los pilares de lo que se quería mapear. Durante cuatro meses, con talleres y encuentros con colectivos e iniciativas, quedaron establecidas las categorías que marcan la hoja de ruta del mapa: juego libre, intervenciones urbanas a escala infantil, creatividad y cultura, redes de cuidado y crianza compartida, microfenismos, desidencias normativas y diversidad, educación, movilidad, accesibilidad y autonomía, infancia con voz y ciudad sana y ecológica.

“En las ciudades hemos pasado de una crianza colectiva a un aislamiento y una educación que se basa en los recursos que tiene cada familia, donde incluso los espacios de juego vienen muy marcados y determinados, donde los niños hacen cola para subirse a un balancín en el que se divierten ellos solos mientras el resto mira”, reflexiona Marta Román, geógrafa y una de las expertas que ha acompañado el proyecto. “El trabajo ha girado en torno a cómo rescatar todas esas iniciativas que van en esa otra línea, en dar voz y libertad a la infancia y mostrar lo diferente qué es hacer una montaña de arena en un espacio de juego libre que no viene marcado”, detalla.

Así, el mapa recoge desde espacios que los vecinos han ido arrebatándole a la ciudad, como un solar en la calle Almendro que se ha convertido en un lugar donde los más pequeños crean sus propios juegos a iniciativas culturales como la biblioteca autogestionada de los vecinos de San Fermín, en el distrito de Usera, que ante la falta de esta dotación pública impulsaron una propia. También hay iniciativas que, aunque más minoritarias, por su relevancia, están en el mapa, como las asociaciones de madres y padres de niños y niñas transexuales. Otras, que si bien parten de las administraciones, tienen también un espacio por la importancia del trabajo que realizan, como son las bibliotecas municipales o el programa de educación sexual a jóvenes que realiza Madrid Salud.

Hay proyectos de asociaciones culturales, vecinales, sociales y cada uno de ellos plantea una solución concreta: ya sea favorecer el aprendizaje en padres, madres, cuidadores y profesionales; garantizar el juego, un derecho que también es una “necesidad” de los niños; “tejer redes” como forma de eliminar la crianza en soledad; favorecer la conciliación de mujeres y mujeres o la mezcla de generaciones, donde los mayores aprendan de los pequeños y viceversa.

El sábado se presenta en Matadero el mapa físico, que tendrá su continuación en la plataforma digital para ir incorporando nuevos proyectos, con una jornada de actividades con los más pequeños como protagonistas. El programa Cero en Conducta de la radio municipal M-21 plantea talleres de retransmisión radiofónica en los que los niños son los creadores o la creación de un escultura gigante de la mano de la artista polaca Iza Rutkowska.

Como ya ocurre con Los Madriles, Atlas de Iniciativas Vecinales, la edición Infancia no se quedará solo en papel sino que tendrá su continuación en la plataforma digital que ya alberga el primer mapa a través de CIVICS. Esta herramienta permite incorporar nuevas iniciativas para que el mapa vaya creciendo y desde el equipo impulsor se valida que todas ellas cumplan los criterios con los que nace el proyecto. “Esto es lo bonito de esta iniciativa, que es un mapa que nunca se termina”, subraya Marta Román.

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