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Los policías municipales que insultaron a Carmena en un chat pierden la batalla judicial con el sindicalista que les acusó

Captura del chat de policías municipales

Alberto Pozas

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“Que se muera la zorra vieja ya”. “Es terrible que ella no estuviera en el despacho de Atocha cuando mataron a sus compañeros”. Son mensajes que agentes de la Policía Municipal de Madrid escribieron en 2017 en un chat contra la entonces alcaldesa de la capital, Manuela Carmena. Amenazas a la alcaldesa y loas a Hitler que fueron destapados en exclusiva por elDiario.es y que no tuvieron consecuencias para los agentes: las causas judiciales y disciplinarias contra ellos se archivaron. Un lustro después, un tribunal ha firmado la primera derrota de estos policías y ha desestimado la demanda de honor que tres de ellos interpusieron contra un sindicalista de CCOO. Pedían que les indemnizara con 150.000 por denunciar en público el contenido de estos chats.

Tres de los policías que escribieron estos mensajes demandaron a Emiliano Herrero, sindicalista de CCOO que les criticó en público y los jueces de la Audiencia de Madrid explican que se ha salvado por poco de una condena civil de miles de euros: sus palabras fueron ofensivas, entienden, pero nunca identificó a los agentes con nombres y apellidos y eso excluye que se vulnerara su honor, su intimidad o su imagen. El sindicalista y CCOO usaron expresiones como “fanáticos extremistas” o “banda de violentos disfrazados de policías de Madrid” para referirse a ellos y denunciar la presencia de racistas y extremistas en el cuerpo policial.

El contenido de estos mensajes de WhatsApp fue revelado en exclusiva por elDiario.es hace ahora cinco años. Un grupo con un centenar de policías municipales que trabajaban en el turno de noche reaccionó a unas palabras de la alcaldesa Manuela Carmena, que había definido como “error terrible” las cargas policiales durante el referéndum de 2017 en Catalunya. Algunas de las reacciones, tal y como explicó este periódico, fueron insultos y amenazas contra la regidora.

“Lo que es terrible es que ella no estuviera en el despacho de Atocha cuando mataron a sus compañeros”, decía uno de ellos en alusión al atentado de 1977 contra el bufete de abogados en el que trabajaba entonces la alcaldesa y en el que fueron asesinados cinco abogados laboralistas. “Hija de la grandísima puta roja de mierda mal parida”, decía otro, mientras un tercero deseaba “una muerta y agónica” a ella y su “equipo de gobierno”.

Los mensajes fueron llevados ante la Justicia por un agente y la causa terminó archivada. El juzgado entendió que no había ni delito de odio ni tampoco injurias contra la alcaldesa, aunque fueran mensajes “ciertamente xenófobos e incitadores al odio”. La razón de los diversos sobreseimientos contra tres agentes imputados, autores de los mensajes, fue que era un chat privado y, por tanto, no tuvieron publicidad hasta que no fueron denunciados.

Los agentes también fueron suspendidos de forma cautelar dentro de la Policía Municipal, pero esos expedientes disciplinarios murieron poco después de que lo hiciera la causa penal en el juzgado. Dos de los agentes volvieron a patrullar las calles de la capital pocos meses tras el archivo definitivo del caso. El equipo de Manuela Carmena les retiró la placa y la pistola de forma cautelar y el de José Luis Martínez-Almeida, dos meses después de llegar a la alcaldía de la mano de Vox y Ciudadanos, archivó los expedientes contra ellos.

“Matar es nuestro lema”

El chat denunciado por un policía municipal no solo recogía insultos contra la entonces alcaldesa de Madrid. Sus compañeros llenaron hasta 50 folios impresos con consignas racistas y nazis. “Hitler sí era un señor, con él ya estarían las chimeneas echando humo”, decía uno. “Hijos de puta, los moros”, afirmaba otro. “Hay que hacer cacerías contra los guarros”, decía un tercero usando el lenguaje que usan los neonazis para referirse a personas de izquierdas. “Estamos donde debemos, en la calle. Matar es nuestro lema”.

Con la causa judicial archivada y los expedientes enterrados, tres de los policías que escribían en ese chat se lanzaron a impulsar un pleito contra otro agente, sindicalista de Comisiones Obreras en Madrid, que denunció su contenido durante semanas en una docena de declaraciones públicas. La Audiencia Provincial acaba de rechazar la demanda de estos tres agentes contra Emiliano Herrero, entonces portavoz de la sección de Policía Municipal del sindicato, en la que le pedían hasta 150.000 euros de indemnización por vulnerar su honor, su intimidad y su imagen en sus denuncias públicas.

Varios sindicatos policiales se posicionaron del lado de los autores de estos mensajes. El Colectivo Profesional de Policía Municipal (CPPM), por ejemplo, rechazó su contenido pero acusó al denunciante de “descontextualizar” los mensajes. La Unión de Policía Municipal (UPM) calificó de “vergüenza” la filtración de los mensajes y calificó su publicación de “show mediático de odio y perversión”. Este sindicato fue un poco más allá y señaló a un “delegado” de CCOO como responsable de una campaña contra el cuerpo policial de Madrid.

Herrero, entonces secretario general de Policía Municipal en el sindicato, fue claro al denunciar el contenido de estos chats: “Es inadmisible que una organización mayoritaria señale a la víctima como traidor. La separación del servicio de los investigadores nos parece proporcional. Es un procedimiento disciplinario con todas las garantías legales”, dijo por ejemplo en una entrevista en elDiario.es.

A lo largo de esos meses, Herrero se refirió a los autores de estos mensajes como “fanáticos extremistas”, “fanáticos de Hitler”, “delincuentes agresivos” o “banda de violentos disfrazados de policías de Madrid”, y tres de los policías del chat decidieron denunciarle exigiendo una indemnización de 50.000 euros por cabeza por vulnerar su honor en esas intervenciones públicas. La Justicia ha determinado que el sindicalista, que llegó a pedir escolta por estas denuncias públicas y sus consecuencias, ha rechazado la demanda, aunque por una razón principal: sus mensajes podrían ser sancionables, pero nunca identificó con nombres y apellidos a los autores.

“Los mensajes nos parecen ofensivos”

La Audiencia Provincial de Madrid, en una sentencia todavía recurrible, considera que algunas de las expresiones del sindicalista supusieron “una clara intromisión en el derecho a la intimidad personal” de los policías al usar expresiones de un chat cerrado. “Debieron respetar la esfera de confianza en la que se producía, sin que pueda prevalecer la libertad de información frente tal vulneración de este derecho fundamental”, llega a decir el tribunal madrileño.

Los mensajes, añaden, “desde luego nos parecen ofensivos” para los derechos fundamentales de los agentes, pero un factor ha salvado al sindicalista de CCOO de ser condenado a indemnizarles: que ni él ni las informaciones que citaba permitían identificar a los agentes de los que estaba hablando.

Ni el portavoz ni el sindicato “facilitan datos ni nombres de los supuestos agentes a los que tan duramente se critica” y eso les convierte en “personas anónimas”. “Difícilmente puede existir una intromisión ilegítima contra el honor de determinadas personas si éstas no devienen identificadas, directa o bien indirecta pero claramente”, añade la Audiencia. Los agentes, después de perder dos instancias judiciales consecutivas, no son condenados en costas.

El juzgado 87 de la capital ya rechazó esta demanda pero con otros argumentos. Los mensajes de los agentes en el chat eran “veraces” y la publicidad ya les venía dada, entre otras cosas, por haber sido “judicializadas” aunque no hubiera condena. Comisiones Obreras y su portavoz actuaron, recordó el juzgado, para “depurar conductas a priori constitutivas de delito, o de causación de alarma a la población, en razón a la actividad realizada por los Policías Municipales del chat, y su estrecho contacto con una ciudadanía plural y multirracial”.

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