CONTENIDO PATROCINADO

Así es el cocido que conquista Madrid desde hace más de 80 años: el secreto está en su puchero

Nuria R. M.

24 de octubre de 2025 00:00 h

Hay olores y sabores difíciles de olvidar. La leña quemándose en la chimenea un día de invierno, el pan recién horneado o el cocido de los domingos en casa de tus abuelos, un plato que conseguía reunir una vez a la semana a toda la familia alrededor de la mesa para degustar un bocado que sabía a hogar. Las tradiciones se van perdiendo con el tiempo, pero las sensaciones perduran y hay lugares en los que se esfuerzan por traer del recuerdo esos sabores que han acompañado a los madrileños durante toda su vida. Es el caso de La Gran Tasca

En el corazón de Chamberí, sobre la calle Santa Engracia 161, se esconde un rincón que ha sabido mantener viva la esencia del cocido madrileño durante más de ocho décadas. La Gran Tasca, fundada en 1942 en la calle Ballesta, es mucho más que un restaurante: es un lugar donde la tradición, la memoria y el sabor se entrelazan para ofrecer una experiencia auténticamente madrileña. Cada cucharón de su famoso cocido cuenta una historia de constancia, pasión y dedicación familiar.

Lo que distingue a La Gran Tasca no es solo su receta, sino la continuidad de un legado familiar que ha pasado por tres generaciones. Los Álvarez han cuidado la fórmula original con esmero, manteniendo viva la filosofía de una casa de comidas tradicional, con paredes llenas de fotografías históricas que transportan al comensal a otra época. La combinación de historia, atmósfera y sabor hace que cada visita sea un viaje emocional: un encuentro con la gastronomía clásica de Madrid y con la memoria de quienes han disfrutado de sus mesas a lo largo de los años.

Pero el atractivo de La Gran Tasca no reside únicamente en su pasado, también se proyecta hacia el futuro. Con una gestión moderna liderada por Luis Álvarez hijo, que ha pasado por todos los puestos del restaurante y formado en cocina, sala, administración y marketing, el restaurante combina tradición y excelencia operativa. La meta para 2025 es clara: superar los 20.000 cocidos servidos en una temporada, consolidando su reputación como uno de los lugares de referencia para disfrutar del cocido madrileño.

Un legado de tres generaciones

Tres generaciones han cuidado este tesoro gastronómico con devoción artesanal, manteniendo viva la esencia del cocido madrileño tal como se hacía hace décadas. Cada gesto, cada receta y cada ingrediente ha sido transmitido de padres a hijos, preservando una tradición que no solo se cocina, sino que se siente en cada mesa y en cada reunión familiar que atraviesa generaciones.

Hoy, Luis Álvarez hijo combina su formación moderna con la sabiduría heredada, demostrando que el éxito de la cocina tradicional también depende de una gestión eficiente y meticulosa. Su visión ha convertido La Gran Tasca en una marca sólida, reconocida no solo por su cocido inigualable, sino también por su ambiente familiar, donde cada detalle está pensado para mantener la autenticidad y la calidez que caracterizan al lugar.

El abuelo de Luis solía decir: “Cliente no es el que viene… cliente es el que repite.” Lo decía con esa sabiduría de quien ha vivido lo suficiente para entender lo que de verdad importa. Sabía que un comensal puede llegar una sola vez, pero volver, eso es otra historia. Y que la mayoría de los clientes regresen no es casualidad, es el resultado de convertir cada comida en una experiencia que siempre merece la pena repetir, uniendo sabor, historia y hospitalidad en cada cucharada.

El secreto está en el puchero

El cocido madrileño de La Gran Tasca no se improvisa. Se elabora durante dos días completos, con 15 ingredientes seleccionados: garbanzos de Fuentesaúco, gallina campera, chorizo y morcilla asturianos, carnes ibéricas y morcillo de añojo, además de verduras frescas de temporada. El caldo, cuidadosamente desgrasado y reducido, adquiere un sabor profundo que se sirve en sopera sobre la mesa, acompañado de la bandeja central para compartir.

Cada año se sirven más de 20.000 cocidos y ninguno sale de la cocina sin cumplir este ritual. Un toque distintivo es la pelota de carne rebozada y cocida en su propio caldo, un detalle que marca la diferencia y refleja la autenticidad del plato. Además, los clientes valoran la posibilidad de llevarse las sobras a casa, una tradición que refuerza la cercanía y hospitalidad de La Gran Tasca. Para completar la experiencia, el restaurante ofrece plaza de parking gratuita, un detalle práctico en pleno Madrid.

El cocido de La Gran Tasca se disfruta en dos vuelcos que celebran la tradición y la calidad de sus ingredientes. El primer vuelco llega en forma de sopa, un caldo trabajado a fuego lento durante 48 horas y acompañado de fideos, guindillas y cebolleta, que prepara el paladar para lo que viene. El segundo vuelco es la joya del plato. Se trata de una bandeja con toda la carne,los vegetales y los garbanzos. Todo ello puede aderezarse al gusto con aceite de oliva virgen y salsa de tomate natural con comino, ofreciendo así la experiencia del cocido más completo de Madrid.

“El cocido es un guiso que une y reúne”, asegura Luis Álvarez. La Gran Tasca es un espacio donde familias, grupos de amigos y empresas pueden compartir no solo comida, sino también momentos memorables. Para grupos grandes, el restaurante ofrece un menú especial para grupos a partir de diez personas por 46 euros, ideal para celebraciones y reuniones. Este carácter social del cocido lo convierte en mucho más que un plato, es un símbolo de la cultura y la vida madrileña.

Carta con alma castiza

Además del cocido, la carta de La Gran Tasca refleja la cocina tradicional bien ejecutada. Entre los entrantes destacan las croquetas de cocido, los torreznos de Soria, la chistorra de Navarra y los callos a la madrileña, acompañados de verduras de temporada y carnes y pescados de confianza. Todo ello se sirve con la misma dedicación y honestidad que se pone en un guiso casero, sin prisas y con respeto por los productos.

Entre los segundos platos brillan especialidades como el rabo de toro estofado, las chuletitas de cordero lechal o el chuletón madurado a la piedra, junto a pescados de costa como los chipirones, la merluza de pincho o el bogavante con arroz caldoso. Cada plato se elabora con cuidado y atención al detalle, garantizando una experiencia gastronómica completa y auténtica que combina tradición y calidad.

La repostería casera pone el broche final a la comida. Los postres incluyen leche frita con canela y azúcar, flan de huevo, cuajada con miel y nueces o tarta de queso al horno apta para celíacos. También destacan la tarta de la Abuela, con crema pastelera, galleta y chocolate, y los helados artesanos de Crème Deluxe, como avellana o galleta, que ofrecen un cierre dulce y memorable. Todo ello se disfruta con un precio medio de entre 40 y 50 euros, incluyendo parking, completando así una experiencia gastronómica sin sorpresas.

Un lugar de leyenda

Por las mesas de La Gran Tasca han pasado figuras históricas como Lola Flores, Carmen Sevilla, Alfredo Landa o Paco Martínez Soria. También artistas de generaciones más recientes como Hombres G, Florentino Pérez, Miguel Indurain, Ana Torroja, Jordi Évole o El Gran Wyoming. Este mosaico de visitantes refleja la vigencia y el magnetismo del lugar, que sigue siendo un referente gastronómico donde la historia y el presente se entrelazan en cada plato.

Ofrecido por: La Gran Tasca