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Las elecciones de Extremadura, un test para Mañueco ante la cita de marzo en Castilla y León

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijó, y el presidente de la Junta y del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.

Laura Cornejo

19 de diciembre de 2025 20:08 h

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Los resultados de las elecciones de Extremadura que se celebran el próximo domingo serán un test determinante para las previstas en marzo de 2026 en Castilla y León. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco ha resistido hasta el final las presiones de Génova 13, desde dónde alentaban un “superdomingo electoral” . Ningún momento era bueno para Mañueco.

Descabalgado de las elecciones locales desde que rompió el pacto con Ciudadanos en 2021, el presidente de Castilla y León no quiere arriesgar porque sus resultados nunca han sido buenos. En 2019 perdió las elecciones con 132.000 votos menos de los que había obtenido Juan Vicente Herrera en 2015. Consiguió gobernar gracias a Ciudadanos, que vetó un pacto con el PSOE, ganador de esos comicios, y señaló al PP como socio preferente. Ese socio preferente, dejó a los de Ciudadanos colgados de la brocha el 20 de diciembre de 2021, cuando anució con un tuit que destituía a todos los consejeros de Inés Arrimadas y disolvía las Cortes para celebrar elecciones el 13 de febrero de 2022.

En ese momento, Mañueco estaba seguro de que obtendría una mayoría y que en caso de rozarla, las cesiones que tendría que hacer al nuevo socio, Vox, serían mínimas. Los resultados le dieron un golpe de realidad, había obtenido más escaños gracias a que Ciudadanos estaba hecho astillas, pero le habían votado mucho menos que en 2019. En concreto, solo fue capaz de coneguir el 31,43% de los votos, 0,06 puntos menos que en la anterior convocatoria. El análisis que hace, según fuentes del partido, es que las elecciones en invierno le perjudican: Castilla y León tiene una población envejecida y mucha está empadronada en pequeños municipios aunque en los meses de frío estén en las ciudades. El mal tiempo y que no haya un alcalde al que votar, aumentó la abstención. Esas fueron sus cuentas. Este año además, se suman más cosas en contra: los peores incendios de la historia de Castilla y León que se han vivido el pasado verano, y el juicio de la Trama Eólica, el caso más grave de corrupción que afecta a la Junta de Castilla y León. De ahí que quiera apurar hasta el final su legislatura y esperando que el de marzo sea un mes templado. Tanto es así que aún no ha asegurado la fecha de las elecciones. No pueden ser más tarde del 15 de marzo, pero desde que el secretario del PPCyL, Paco Vázquez, dio por segura esa fecha en un acto de partido, Mañueco se ha negado a confirmarla. Las apuestas están en el 1 de marzo y ese 15 límite, porque la otra opción sería un 8 de marzo, día internacional de la mujer que podría estar marcado por el 'me too' político que arrancó hace unas semanas.

Hay otra razón por la que Mañueco se negó a coincidir con otras comunidades en la cita electoral, y no es otra que quedarse sin el relato cuando se comparen resultados. Si los suyos fuesen peores, no podría atribuirlo al ciclo, al tiempo o a cualquier otra cosa. Si va en solitario, aunque se puedan hacer comparaciones, siempre habrá circunstancias 'atenuantes' para justificar un mal resultado.

Pero además, si María Guardiola tiene que volver a pactar con Vox para gobernar en Extremadura, Mañueco no será el primero en reabrir la puerta a la extrema derecha -ya fue el primero en extender la alfombra roja a los de Abascal en 2022- y el fracaso sería compartido.

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