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La estudiante que plantó cara a la 'alumna ilustre' Ayuso: “Este país está lleno de premios y al final no se nos escucha”

“Muchas gracias por lo que has hecho, eres una crack”. Dos chicas se acercan a Elisa Trivino para felicitarla después de su encendida intervención en el acto donde la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha nombrado alumna ilustre a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Esta estudiante de Comunicación Audiovisual nacida en Móstoles se graduaba el pasado junio con la mejor media de toda la Facultad de Ciencias de la Información: un 9,28. Un mérito que le valió para ser invitada a intervenir en una jornada donde la opinión de los estudiantes “fue silenciada”.

El dispositivo policial en el campus de Ciudad Universitaria, la prohibición de acceso a toda persona que no tuviese el carné físico de la facultad o la invitación de miembros de Nuevas Generaciones al acto para contrarrestar las protestas estudiantiles han respaldado el motivo por el que Eli (como la conocen sus allegados) decidió arremeter abiertamente contra la distinción a la dirigente regional: “He aprovechado para dar voz a mis compañeros”. Tacha de “surrealista y muy hipócrita” lo que ha ocurrido en la UCM el día en el que se premiaba a la supuesta gran valedora de la libertad: “Todo se ha hecho por el voto y por el nombre”.

“La Complutense es increíble: es la gente que está ahí fuera manifestándose; son mis profesores, los que están en clase con sus alumnos. Esas personas son los ilustres de verdad”, decía esta estudiante de brillante expediente en un discurso que en solo unas horas ya era viral. En sus declaraciones posteriores a Somos Madrid, todavía visiblemente nerviosa, insistía en este mensaje: “Muchas veces las manifestaciones se manipulan y yo he tenido la oportunidad de darles un espacio donde no podían intervenir”.

La concesión del título a Ayuso venía cargada de polémica: numerosos colectivos de la Complutense, de otros centros educativos y de sectores sociales como el sanitario habían anunciado que se movilizarían contra un nombramiento que consideraban partidista e impropio de una institución pública (la UCM nunca había convertido en alumni ilustre a ningún político en activo), más aún en pleno año electoral. Representantes estudiantiles de Contracorriente y Pan y Rosas, agrupaciones convocantes de las protestas, llegaron a calificarlo como una maniobra para “blanquear políticas criminales”.

Además, fue una concesión directa del rector, Joaquín Goyache, mientras que los otros siete nombres fueron consensuados por la Junta de Facultad. Dos vicerrectores, cercanos al PP y a los que se responsabiliza de la controversia, han dimitido en las últimas semanas. El antiguo rector de la Universidad, José Carrrillo, lo ha calificado de “inapropiado” y ha detallado los motivos por los cuales considera que “perjudica” la imagen del centro. Incluso en la misma ceremonia otro de los galardonados, Antonio de la Torre, defendió que ha alcanzado la libertad “gracias a que existe la educación pública”, en clara alusión al uso del término que hace la dirigente madrileña.

Pero ninguna crítica ha tenido tanta fuerza simbólica como la de Eli. “Hoy es un día muy triste porque cuando digo Ayuso oigo aplausos”, lamentó ante un salón de actos de la Complutense abarrotado de autoridades y de militantes de Nuevas Generaciones invitados por la Comunidad de Madrid. “Para mí es un día de luto más que de celebración”, apuntó más tarde en la misma línea como respuesta a las preguntas de este medio.

Su propia intervención le dejó un sabor agridulce, pese a la gran visibilidad que ha logrado: “Ha habido división, yo creo. Estaban por una parte compañeros y mis profesores que han estado conmigo durante cuatro años al pie del cañón, que me han apoyado mucho. Después la otra parte que ha venido aquí, sin saber a qué viene. Y aplaudiendo a la presidenta, claro”. En cuanto a este grupo de jóvenes que ha accedido al acto con el beneplácito del Ejecutivo regional para apoyarle, se muestra indignada: “Es tremendo que te pongan problemas para poder entrar o que te hablen mal cuando estás cuatro años en esta universidad y después vengas vestido de una forma o tengas un nombre y ni siquiera tengas que enseñar tu DNI”.

Contra “la titulitis”

La alumna mejor valorada de su promoción se muestra muy crítica con este tipo de reconocimientos en general, más allá del perfil de Díaz Ayuso: “El mundo funciona por titulitis y no por compañerismo. Este país está lleno de premios y notas y al final no se nos escucha. La comunicación es escuchar, corregir y hacer autocrítica. Y aquí no se hace”. 

La conversación muestra que, pese a la emoción y la indignación que la invadieron sobre el estrado, Eli es una joven perfectamente cabal: “Tenemos que escucharnos entre nosotros un poquito más”, dice, en referencia al aislamiento al que considera que las personas de su generación están abocadas: “En esta facultad llevamos años pidiendo material y nadie nos atiende, mientras que luego a los jóvenes se nos acusa de no escuchar cuando realmente estamos heredando un sistema con el que no estamos de acuerdo”. Cree que este nombramiento de espaldas al movimiento estudiantil va justamente en esa dirección y es la consecuencia directa de que en la Universidad “todo funciona por jerarquías y por unos intereses”.