Las calles más ruidosas de Malasaña reducen el volumen

Malasaña es un barrio ruidoso. Lo saben los que vienen a él cada fin de semana y, sobre todo, lo padecen sus habitantes. Pero en los últimos cinco años los niveles de contaminación acústica han descendido levemente, especialmente por la noche. Lo afirma el Ayuntamiento de Madrid, en su nuevo Mapa del Ruido de la ciudad, que acaba de publicar con datos de 2016 y en el que se dibuja claramente cuáles son las peores calles en cuanto a molestias al sentido de la audición se refiere.

Los puntos negros del barrio (más bien rojos, por el color que marcan los mapas) están en las calles con más tráfico, debido a que esta medición obligatoria y homologada (Madrid la tiene que publicar cada cinco años) no recoge ruidos atribuibles al ocio nocturno pero sí a los coches, sobre todo. Los que más sufren son los vecinos de la calle San Bernardo (el ruido llega hasta Chamberí) y los de los bulevares que forman Sagasta, Carranza y Alberto Aguilera.

Pero en el interior de Malasaña también hay calles mejores que otras a la hora de soportar el ruido del tráfico. La peor es Amaniel, que ha mejorado sustancialmente a la altura de su cruce con la plaza Conde de Toreno pero que sigue presentando puntos muy conflictivos. La reforma de la vía, prevista para este año, reducirá previsiblemente estos niveles de molestias.

Además de la citada Amaniel, las calles interiores con más ruido son Espíritu Santo y San Vicente Ferrer, Corredera Alta de San Pablo, Ballesta y Divino Pastor. Al otro lado de San Bernardo destacan la calle Reyes, Conde Duque y Santa Cruz de Marcenado.

En el lado contrario, el de las calles que más han mejorado, destaca el caso de Pez, que ha pasado a ser relativamente tranquila en cuanto a ruidos se refiere, después de ser una de las más problemáticas en la medición del año 2011. Manuela Malasaña también mejora, salvo en algunos de sus cruces, como lo hace asímismo Palma a lo largo de toda la vía.

Los niveles de ruido que soportan los vecinos por el tráfico mejorarán previsiblemente con la puesta en marcha este verano del Área Central Cero Emisiones. En esta medición, las restricciones de circulación a los no residentes ya han ayudado a rebajar las molestias acústicas a los vecinos de la zona de Ópera o de Lavapiés, que cuentan con un APR activo desde hace varios años. También se prevé que reformas como la de Gran Vía, que reducirá significativamente el número de coches en la zona, ayuden a reducir los niveles de ruido.

El Mapa Estratégico del Ruido (MER) es para el Ayuntamiento una herramienta fundamental en la gestión ambiental del ruido al ofrecer información objetiva de los niveles de sonoros existentes en cada uno de los viales de Madrid. También es la base para planificar y establecer las medidas para prevenir y corregir la contaminación acústica, como la ZPAE (Zona de Protección Acústica Especial) que afecta a varias zonas de Malasaña.

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