Manual de instrucciones para recuperar la historia de las clases populares

La espectacular fachada barroca de Pedro Ribera atrae la mirada de los viandantes de la calle Fuencarral. Un foco luminoso y pétreo para la atención que ayuda a fijarse en los anuncios de la exposición temporal de turno (la actual, sobre la historia de la escuela pública, es muy recomendable). Dentro, espera al visitante un museo moderno, que alberga una gran colección dispuesta en 14 salas para recorrer la historia de nuestra ciudad, en buena medida construida a partir de reflejos de la cultura de las élites madrileñas de los últimos siglos. Como casi todos los museos, el espacio reservado para la cultura material de las clases populares es inferior (aunque no inexistente), circunstancia que se torna especialmente paradójica en el edificio del que fue el Real Hospicio de San Fernando.

El próximo viernes 3 de mayo a las 18 h. Álvaro París y Jesús Agua de la Roza, dos historiadores del Grupo Taller de Historia Social (UAM), guiarán una visita por el museo y su entorno que quiere ayudarnos a ponernos en la piel de nuestros vecinos de las clases populares madrileñas de los últimos siglos. Junto al grupo universitario, han colaborado en la organización de la visita gratuita este medio y el propio Museo de Historia de Madrid.

Hemos hablado con Hortensia Barderas, directora del museo, y con Álvaro París, para poner en perspectiva la actividad.

El Museo de Historia y el barrio de Malasaña

Barderas habla con convicción acerca de la necesaria inserción del Museo en el barrio en que está ubicado. El museo es historia viva y, a la vez, una de sus principales instituciones culturales.

Hoy, cuenta la directora de la institución, tiene un público diverso y cambiante. “Por las mañanas hay muchos grupos de público jubilado, en su mayoría mujeres, y grupos de escolares; por la tarde estudiantes, sobre todo universitarios nacionales y extranjeros, y visitas individuales; y los fines de semana especialmente familias”. La asignatura pendiente: los visitantes provienen mayoritariamente de otros municipios.

¿Cabe la historia de las clases populares en un museo?

Álvaro París avisa de que, con todos los elementos en contra, los historiadores tienen las herramientas – y la obligación moral – de extraer de entre la producción cultural y material de las élites el rastro silencioso legado por la mayoría de la población en tiempos pretéritos:

El museo, advierte Barderas incidiendo en la misma idea, está tratando de pelear a la contra de esta tendencia museística poco a poco, intentando “constantemente que la proporción de piezas de carácter etnológico y etnográfico tengan más peso en la colección” y con una política consciente de adquisiciones “muy relacionadas con la arqueología industrial y con la recuperación de la historia de la ciudad y sus vecinos, no de las élites. Por ejemplo, estamos intentando recopilar cajas de latas de empresas madrileñas, fotografías de particulares, carteles de fiestas, etc.”

Dónde: lugar de reunión, Jardines del Arquitecto Ribera (Barceló), en las estructuras del Escenario Tribunal

Cuándo: viernes 3 de mayo a las 18 h.

Cuánto: asistencia libre (aforo de la visita 25 personas)