El Ayuntamiento de Salamanca considera que una exposición con imágenes de Bárcenas y Mariano Rajoy frente a frente, con la infanta Cristina, sonriente y con peineta, es “no apta para el público”. O por lo menos esa ha sido la escusa utilizada por el Consistorio salmantino, que encabeza el también secretario regional del PP en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, para “revocar” la muestra del artista Ausín Sainz, tres días antes de ser inaugurada. Es decir, o antes no había visto la exposición que autorizó o es “censura”, como lo ha definido el propio autor en su página web.
La teoría del Ayuntamiento era que el artista “no había mostrado el contenido de determinadas obras expuestas” al responsable del Centro Julián Sánchez el Charro, donde iba a exponerse el trabajo de Ausín Sainz.
Sin embargo, este artista se ha defendido, a través de su página web, al intuir que “el problema puede encontrarse en una obra en donde aparece Rajoy, con una mierda en la cabeza, junto a Bárcenas realizando el baile de la patata, o la infanta Cristina con otra mierda rodeada de joyas”.
Pero el Ayuntamiento fue más allá la tarde del día 4, cuando a través de un comunicado de prensa, asegura que “La decisión se ha tomado tras comprobar el contenido íntegro de la exposición programada para este mes de febrero con imágenes inadecuadas para el público, eminentemente familiar, que acude a este espacio de participación ciudadana donde se programan diariamente ludotecas infantiles o numerosas actividades deportivas”.
Ausín Sainz se defiende y asegura que para un niño esta exposición podría ser “divertida” y añade que el título de la muestra “No apta para todos los públicos” es un “guiño a la crisis que estamos padeciendo y toda la corrupción que está aflorando”.
Añade, además, que si hubiera querido engañar al Ayuntamiento “las supuestas obras conflictivas las hubiera colgado el mismo día de la inauguración y no cuatro días antes” y reconoce que “todo el proceso de elaboración de todas las obras las he ido subiendo a la Facebook”.
En su página web, Sainz relata lo que ocurrió la tarde del día 4, en Centro Julián Sánchez el Charro: “dos policías locales vestidos de paisano entran en acción; me piden el DNI tomando mis datos y me impiden desplazarme, mientras tres trabajadores desmontan mis obras. Los policías me prohíben que registre este hecho, impidiéndome grabar o hacer fotografías. Las obras son sacadas por la puerta trasera a la calle. Son depositadas sobre unos cartones, donde permanecen bajo la lluvia un buen rato. Me hicieron sentir como un delincuente”.
Un día después, el portavoz municipal, Fernando Rodríguez, incidió en la tesis de que “no se trataba de una censura” y dijo que “una institución pública no puede avalar una exposición que contiene obras que ofenden a instituciones del Estado, y que puede ofender a un buen número de personas que vayan a visitarla”.
Este concejal va más allá al explicar que el autor de la exposición “miente deliberadamente y oculta intencionadamente el contenido de sus obras con la intención de provocar”. Y utiliza una expresión que hasta ese momento nadie había usado: era una muestra “escatológica”.
