Aventurero, deportivo o de etiqueta: así se viste el último Mazda CX-5
Inconformista y diferente en la forma de pensar, diseñar, producir y comercializar su oferta de vehículos, Mazda se ha labrado una imagen entre el público que sintetiza de forma muy característica en su modelo más popular: el Mazda CX-5. Nacido hace casi una década sobre una plataforma nueva, heredando buena parte de los atributos que hicieron triunfar en Europa al primer todocamino de la marca, el Mazda CX-7, el Mazda CX-5 evolucionó en 2017 al concepto que ha atraído a más nuevos conductores para la marca en su historia. Más de 350.000 unidades vendidas para un fabricante que ronda el millón de unidades producidas en total para todo el mundo, evidencia el interés de los ingenieros de Hiroshima en proponer una actualización continuista, que sin sacrificar sus características principales, atraigan a nuevo público.
Más versiones especiales y mejor equipadas
Si bien la silueta cambia poco y solo lo hace para refinar algunos elementos de diseño como la nueva calandra flotante, la línea que recorre el capó y penetra en los grupos ópticos delanteros, el tamaño del alerón trasero o los nuevos pilotos traseros de firma lumínica más ancha, la distinción llega en forma de versiones con imagen diferenciada desde la fábrica.
La familia CX-5 se ofrece ahora en seis niveles de acabado. Newground, Homura y Signature, se intercalan entre los conocidos Origin, Evolution y Zenith. Y aunque parezca una una decisión complica la estructura de la gama, realmente viene muy bien tanto al usuario como a la red de ventas, porque cuanto más cerrados sean los equipamientos de fábrica, más fácil es reducir los tiempos de transporte y entrega en un momento de mercado donde precisamente lo que falta, es tiempo y disponibilidad.
Yendo al detalle, cada uno ofrece una personalidad bien diferenciada que va desde la deportividad del Homura, a la versatilidad al aire libre del Newground, con el tope de gama visual y de equipamiento del Signature. Combinaciones de color, remates en el metal, tapicerías y guarnecidos naturales, logran esa distinción que tanto se agradece en una época en la que se tiende a la uniformidad en el diseño del automóvil.
Newground es la nueva aproximación a la naturaleza y el disfrute del tiempo libre. El color plateado lidia mejor con los roces, y en ese tono se ha trabajado el diseño de las defensas inferiores delanteras y traseras, que encaja muy bien con el corte a diamante de las llantas (también de 19 pulgadas, de serie), cuya superficie exterior es plateada y el alma interior, negra. El verde lima se deja ver desde algunas pizcas de la parrilla delantera, y tiene continuidad en el interior con el marco de los aireadores rematados en ese tono, idéntico a las costuras. De forma coherente con el tipo de familias que acogerá su interior, la tapicería está realizada en un material de aspecto similar al cuero, pero completamente sintético. Con un punto de distinción superior al Evolution del que parte, el Newground es una auténtica novedad para un modelo que siempre había mirado más hacia el asfalto que hacia los caminos.
Por otro lado con un toque más deportivo está el Homura, toma como base el popular Zenith y subraya su personalidad sobre el asfalto con llantas de 19 pulgadas lacadas en color negro metalizado, que empapan de alguna forma las partes más cercanas al suelo como los pasos de rueda, la zona inferior de los faldones, la calandra y las carcasas de los retrovisores. El paso al interior, se inspira en los Mazda más deportivos con una atmósfera en la que prima el cuero negro en asientos, volante, fuelle del cambio y paneles de puertas, rematadas con costuras rojas típicamente racing.
Por encima de todo, trabajado de forma independiente y completamente nueva, el acabado Signature del CX-5 ofrece una imagen calmada y uniforme, elegante en el exterior y absolutamente lujosa en el interior. Por fuera, se prefiere mantener la limpieza de líneas y los contrastes naturales que devuelven los pliegues de la chapa en su carrocería, elevando desde lejos la sensación de distinción con las llantas acabadas en un llamativo tono plata brillante. Claro que es de puertas para adentro donde la calidez de la decoración del hogar típicamente japonesa u omotenashi, da rienda suelta al bienestar. La tapicería integral en cuero napa marrón se siente, se escucha y se huele. En el salpicadero y las puertas, auténtica madera se corta y adapta al espacio para ser sentida con el tacto.
Gasolina y diésel, como siempre
Bajo el capó, cuatro motores que hacen de la optimización su bandera: dos gasolina Skyactiv-G de 165 y 194 caballos con sistema de desactivación de cilindros en función de la carga, y dos diésel de 150 y 184 caballos, pueden asociarse a un cambio manual de manejo delicioso y seis velocidades, o un automático con convertidor de par y suave funcionamiento. Las dos motorizaciones más potentes, además, pueden disponer en opción de la tracción total i-ACTIV AWD con control de par independiente para cada rueda, asociado al programa G-Vectoring Control (GVC), que adapta la fuerza de cada rueda atendiendo al movimiento de la carrocería y su trayectoria en curva.
Con la actualización de versiones, llega el cargador inalámbrico para el móvil y algo más de espacio para el maletero, a consecuencia del cambio de posición de algunos elementos que no estaban a la vista.
A la venta desde principio de año, el CX-5 ha enriquecido su equipamiento si tocar prácticamente su precios de tarifa, que arranca desde los 32.086 euros en la versión de acceso a la que no le faltan ya las llantas de 19 pulgadas exhibidas en los nuevos acabados, cámara de visión trasera, iluminación LED diurna, pantalla central grande y compatibilidad total con Android y Apple.
Una opción como siempre diferente, en la que se percibe sin compromiso un cuidado superior por el detalle, la conexión entre conductor y máquina al volante, o los sistemas de seguridad activa por encima de la media y que son claves para su buen rendimiento dinámico.
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