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Prueba del Fiat Panda Hybrid: el clásico es ahora híbrido ligero

Fiat Panda Hybrid.

Pedro Urteaga

El Fiat Panda es de esos modelos clásicos -lleva a la venta desde 1980- que ha sabido adaptarse a los tiempos cambiantes a la vez que conservaba intacta su esencia de coche sencillo, robusto y asequible. Su última transformación para seguir vigente ha consistido en la incorporación de un sistema de hibridación ligera que le permite reducir ligeramente sus consumos y exhibir en la luna delantera el codiciado distintivo ambiental Eco que concede la DGT.

En la versión Sport que acabamos de probar, el Panda cuesta solo 12.350 euros, aunque existen otras dos aún más económicas, y esto ya es de por sí un excelente punto de partida para un vehículo que tiene en el precio contenido uno de sus principales argumentos (máxime si añade hibridación). El modelo italiano se comercializa también en variante Cross, más campera, que también está disponible con un motor turbo de gasolina de dos cilindros y 86 CV. En este último caso, lleva la etiqueta C y tracción a las cuatro ruedas.

Así las cosas, el Panda se erige en uno de los coches más baratos del mercado, junto con el Dacia Sandero y el Kia Picanto, ninguno de los cuales es mild hybrid. De otra parte, el Panda Cross y el Suzuki Ignis son los turismos de menor tamaño equipados con tracción total.

Cada uno de los niveles de equipamiento existentes presenta unos elementos estéticos propios. El Sport que hemos conducido estos días está provisto, por ejemplo, de llantas de 16 pulgadas y pinzas de freno en color rojo, si bien no puede considerarse estrictamente una versión deportiva en la medida en que lo fue el Panda 100 HP. Aquí hay que contentarse con el discreto motor tricilíndrico de 1,0 litros y 69 CV del resto de la gama, asociado como decíamos a un sistema microhíbrido que sirve para asistirlo y para arrancarlo, y a un cambio manual de seis velocidades.

Los poco más de 1.000 kilos en báscula son sin duda de gran ayuda para que la poca potencia de que disponemos sea suficiente para desplazarnos con solvencia. En el tráfico urbano, el vehículo se mueve ágilmente, ayudado por un corto radio de giro de 9,3 metros entre bordillos. La respuesta también es satisfactoria en carretera, pero los repechos de cierta entidad obligan a reducir una y hasta dos velocidades cuando circulamos en sexta. Aunque los desarrollos escogidos hacen girar el motor a un régimen relativamente elevado, falta fuerza para afrontar esos desniveles en marchas largas sin perder excesiva velocidad.

Combinando ambos terrenos, el Panda obtiene un consumo medio de unos 5,5 litros/100 km, solo tres décimas superior al homologado en ciclo WLTP. Las emisiones de CO2 son de 118 g/km, lo que lo deja a salvo de pagar el Impuesto de Matriculación.

Discreción y mejoras interiores

Si algo nos gusta del modelo de Fiat es que podemos calificarlo de honesto, en el sentido de que no pretende simular lo que no es. Si su motor resulta modesto pero lo bastante capaz y la carrocería posee el atractivo de esa misma discreción, en el interior nos encontramos con los asientos de siempre -salvando las distancias- del Panda, sin regulación en altura, como tampoco la tiene el volante, pero dotados de una buena ergonomía. Los elevalunas van emplazados junto a la palanca de cambios, colocada a su vez en una posición elevada que la acerca a la mano del conductor, y en el volante solo tenemos la distracción de los mandos de audio, teléfono y comandos vocales.

Hay que despedirse del control de velocidad, el navegador y otras modernidades, aunque no echaremos en falta nada que sea realmente imprescindible, ni siquiera el climatizador y un completo ordenador de viaje que se maneja pulsando el extremo de la palanca de los limpiaparabrisas.

En la última actualización del modelo se han rediseñado los paragolpes, los pilotos y las llantas de aleación, y la carrocería puede ir pintada en varios colores inéditos hasta la fecha. En el habitáculo, el cambio más llamativo se halla en el salpicadero, donde Fiat ha modificado la parte superior para dar cabida a la nueva pantalla del sistema multimedia UConnect, de 7 pulgadas y compatible ahora con Apple CarPlay y Android Auto; en el acabado básico se ha dispuesto en su lugar un soporte para el teléfono móvil. La firma turinesa informa, además, de que los asientos y el volante del Panda están fabricados con materiales reciclados.

Anotaremos como virtud adicional del coche que, en todas sus configuraciones y no solo en las de apellido Cross, ofrece una altura del suelo mayor que la de la mayoría de sus competidores. En el caso del Panda Sport resulta muy útil no tanto para adentrarse en terreno off road, al que sí podríamos aventurarnos con el Cross, como para salvar resaltos y bordillos cuando nos movemos por ciudad.

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