La cámara conectada de Citroën no es solo cosa de 'likes'
Cuando se incorporó por primera vez en 2016 a bordo del C3, la ConnectedCam de Citroën se presentó ante todo como un gadget que nacía como reacción al auge de la fotografía digital y las redes sociales, y especialmente al surgimiento de la figura del influencer. Se trataba de acumular likes y guardar momentos o paisajes memorables con el fin de compartirlos en su caso en plataformas como Instagram, que por entonces no había alcanzado la popularidad de la que disfruta hoy.
Disponible en la actualidad para los modelos C3, C4 y C5 Aircross, la cámara conectada se ha revelado con el paso del tiempo como un instrumento muy útil también en caso de accidente, pues su grabación continua de lo que sucede delante del vehículo hace posible conservar un vídeo de los 30 segundos anteriores y el minuto posterior al eventual siniestro.
La ConnectedCam de Citroën es una cámara digital de alta definición, integrada en el retrovisor interior. Gracias a su objetivo de gran angular con una visión de 120º, permite capturar, en forma de imágenes o de vídeos, todo lo que sucede delante del coche.
Las personas que viajan a bordo pueden compartir esos archivos inmediatamente en las redes sociales, o conservarlos como recuerdo en su álbum personal. Todo ello con la calidad de imagen que proporciona una resolución de 2 millones de píxeles y una memoria interna de 16 Gb. Utilizarla es muy sencillo: un toque corto sobre el botón basta para tomar una foto; con una pulsación más larga, se graba un vídeo de unos 20 segundos.
Este dispositivo forma parte de las tecnologías útiles que Citroën incorpora a sus modelos para hacer más fácil, y más seguro, el día a día, como la carga inalámbrica del smartphone o el navegador conectado. A ellas se suman otros sistemas de visión del coche directamente concebidos para incrementar la seguridad, entre los que cabe destacar el sistema de frenada de emergencia en ciudad, el de vigilancia de ángulo muerto y el control de velocidad adaptativo.
La ConnectedCAM está asociada a una aplicación para teléfono móvil que se puede descargar desde Google Play o Apple Store. Por medio de ella se pueden ajustar las preferencias de publicación, elegir las mejores fotos o vídeos y compartirlas rápidamente en las cuentas de redes sociales que se hayan definido.
Esta cámara polivalente forma parte del equipamiento del recién actualizado Citroën C3, donde la equipan un 15% de las unidades matriculadas, está presente en uno de cada cinco C4, modelo made in Spain puesto a la venta hace pocos meses, y la han elegido el 15% de los usuarios que conducen un C5 Aircross en acabado Shine.
Su valor probatorio, un asunto en entredicho
Aunque técnicamente la cámara puede grabar todo lo que acontece ante su visor sin problemas, existen ahora mismo incertidumbres sobre su posible utilización legal en caso de accidente. Las llamadas cámaras de salpicadero, como se denominan en el mundo anglosajón, son muy populares en diferentes países y especialmente en Rusia, razón por la que internet está plagada de vídeos de accidentes -algunos de ellos dantescos- ocurridos en ese país.
Se trata de artefactos muy extendidos en el interior de los coches por motivos de seguridad, en el sentido de que sus imágenes pueden emplearse como medio de prueba acerca de la responsabilidad de un determinado siniestro. No es ese exactamente el caso de España, donde esa condición de prueba no está del todo clara a día de hoy y depende del criterio del juez al que corresponda cada caso concreto.
El pasado 30 de diciembre, por ejemplo, una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid validó como prueba documental una grabación personal en un juicio para dirimir la culpabilidad en un caso de accidente, lo que creó jurisprudencia para futuras utilizaciones de grabaciones y recursos gráficos que tomen los implicados en un siniestro y que realicen antes de que lleguen las autoridades competentes.
El texto del fallo señalaba que “la utilización de las grabaciones de cámaras particulares en lugares públicos, ya sea de seguridad privada, teléfonos móviles, particulares o cámaras periodísticas, ha sido ya admitida” con anterioridad, y recomendaba la inclusión de este tipo de pruebas en los procesos judiciales toda vez que es obligación del tribunal conocer toda la verdad sobre los hechos acaecidos.
Fuera de nuestro país, las cámaras de a bordo han demostrado cualidades insólitas, ajenas incluso al ámbito de la seguridad. Merced a los miles de cámaras embarcados en los coches rusos pudimos ser así testigos de decenas de imágenes -y desde diferentes ángulos- de un suceso tan extraordinario como el del meteorito o, mejor dicho, el bólido de Chelyabinsk. Las imágenes del fenómeno captadas por los conductores llegaron a ser estudiadas por los científicos que analizaron la trayectoria y la naturaleza de la masa que impactó contra la atmósfera en 2014.