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María Reig, escritora: “En tiempos de crisis es muy tentador señalar al de enfrente como culpable de nuestros males”

María Reig: "Suiza acogió a muchos refugiados, pero su temor al colapso y a no poder proteger a sus habitantes la llevó a tomar medidas restrictivas"

José Miguel Vilar-Bou

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Tras el éxito de “Papel y tinta”, la escritora María Reig (Barcelona, 1992) regresa con “Una promesa de juventud” (Suma de Letras), novela que nos traslada a un internado internacional suizo en el año 1939 y al Oxford de 1970. La obra, cuya trama se sostiene sobre una minuciosa investigación histórica, es un canto a la juventud, el amor y la tolerancia en tiempos de conflicto. María Reig se adentra con su segundo libro en un plano de la Segunda Guerra Mundial poco explorado por la ficción.

La novela nace de la imagen de dos internados separados por un bosque que apareció en tu mente cuando tenías trece años. ¿Escribes desde muy joven?

Recuerdo estar interesada en crear historias desde muy pequeña, pero el momento en que comencé a escribir relatos más largos fue a los doce años. Y, desde entonces, salvo en algún momento muy concreto, no he parado.

De la infinidad de escenarios y hechos novelables de la Segunda Guerra Mundial, has elegido uno muy poco explorado.

Como has comentado, yo tenía esa imagen de los internados en mi cabeza desde hacía tiempo. Cuando estaba en las fases finales de escritura del primer manuscrito de “Papel y Tinta”, empecé a darle vueltas a esa idea que llevaba tantos años conmigo. El concepto “internado” me llevó rápidamente a Suiza, donde se encuentran algunos de los más conocidos a nivel internacional. Empecé a repasar la historia reciente y, entonces, di con esa perspectiva: El ambiente en los internados internacionales suizos durante la Segunda Guerra Mundial, un conflicto que había llegado al corazón de todos los países. Me llamó especialmente la atención el explorar qué papel había jugado Suiza en la contienda. Sabía que se había mantenido al margen, pero su posición, en medio de Europa y rodeada por territorios controlados o afines al Eje, me generaba un sinfín de preguntas.

¿Fue difícil documentarse?

No ha sido fácil. Precisamente por lo poco que se ha analizado este punto de vista tan concreto. Sí hay fuentes accesibles para conocer la realidad suiza en los años treinta. También para descubrir la historia de estos colegios.

Los internados de tu novela son ficticios, sin embargo sí recogen el espíritu y ambiente de los ocho colegios internacionales que había en la Suiza de finales de los años 30. ¿Cómo has recreado esa atmósfera?

De todas las puertas a las que llamé, logré que dos instituciones me proporcionaran datos de su historia e idiosincrasia. Gracias a esas anotaciones pude ir dibujando la trayectoria de los colegios ficticios que aparecen en la novela. También los ambientes, los castigos, asignaturas, rutinas… Con toda esa información fui tejiendo la red de emociones y vínculos que conecta a los personajes de la novela. También traté de empatizar con la época, claro. Ha sido muy emocionante y divertido.

Cuentas que estos lugares reunían a jóvenes venidos de todo el mundo. Uno de los temas de tu novela es la tolerancia. ¿Es algo que nos convendría cultivar en nuestro tiempo presente?

Siempre es bueno cultivar algo tan positivo y saludable como la tolerancia. Sobre todo en tiempos de crisis, porque se vuelve especialmente tentador señalar al de enfrente, al distinto, como culpable de todos nuestros males. Y la realidad no suele ser tan simple.

Como explicas, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial y durante ésta, Suiza acogió a más de 180.000 refugiados, unos 15.000 de los cuales eran judíos. Del total, casi 3.000 fueron entregados a los alemanes o se les negó la solicitud de permanencia. Es otra época y otra circunstancia, pero suena familiar.

Yo creo que es un tema especialmente sensible. La duda permanente sobre cómo equilibrar la solidaridad con la estabilidad del país receptor. Suiza acogió a muchos refugiados, pero su temor al colapso y a no poder proteger a sus habitantes la llevó a tomar medidas restrictivas. Sobre todo al inicio del conflicto.

¿Qué temas y géneros planeas explorar en el futuro?

Soy una enamorada de la Historia, así que, por lo pronto, me quedo en la ficción histórica. Temas tengo muchos en la cabeza. Soy un poquito friki. ¡Hay tantos aspectos y épocas que descubrir! Así que ojalá tenga la oportunidad de explorarlos de la mano de los lectores. 

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