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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

Expresando la incertidumbre por el futuro

'El Bosque', de Israel Martín

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El futuro está lleno de incertidumbre, tanto de esperanzas como de miedos. Aunque ésta sea una afirmación atemporal, aplicable a cualquier época histórica, en el momento actual las apuestas son especialmente altas y no resulta fácil transmitir lo crítico de la situación.

La revitalización del imperialismo militar nos aboca tanto al fantasma del enfrentamiento bélico entre los grandes bloques (Rusia, China, OTAN…) como al de la aniquilación nuclear. Con ello se vislumbran distintos escenarios distópicos que han sido esbozados por la literatura y el cine, entre los que destaca el mundo postapocalíptico presentado en la saga Mad Max. Es plausible, incluso probable, que si conseguimos superar esta crisis, emerja alguna especie de organismo supranacional que regule de manera efectiva los enfrentamientos internacionales. La ONU, que surgió para desempeñar esta función, fracasó al regirse por un sistema de vetos en su Consejo de Seguridad que la ha hecho inoperante. Con todo, ha tenido un desarrollo más exitoso que su precursora, la Sociedad de Naciones, y puede constituir un importante paso hacia un arreglo más sólido.

La pandemia de COVID-19, cuya tragedia apenas ha indentado la pirámide de población, puede ser la precursora de otras epidemias peores, provocadas por la pérdida de efectividad de unos antibióticos que hemos malutilizado en una población con un sistema inmunitario 'acomodado'. Al margen de que obtengamos nuevas herramientas en la lucha contra las infecciones o tengamos que afrontar un proceso que diezme la población, al fondo de esta crisis debe surgir alguna especie de equilibrio. Lo mismo se puede decir de la superpoblación del planeta y la crisis alimentaria que se avecina.

El desastre ecológico nos confronta con otro escenario de discontinuidad. La destrucción de las condiciones de habitabilidad del planeta apunta a la extinción de numerosas especies, posiblemente incluyendo la nuestra. Lógicamente, este proceso destructivo tiene que parar en algún momento. El foco principal de incertidumbre se sitúa en si ese momento se sitúa antes o después de nuestra aniquilación, cuestión ésta a la que podemos atribuir cierta importancia.

No sólo nuestra supervivencia biológica afronta un momento crítico. La moral y otros pilares básicos de nuestra cultura también están pasando por la forja. Nietzsche avisó, ya en el siglo XIX, que la ética cristiana que sustentaba Occidente estaba perdiendo su valor como referente común, en lo que llamó “la muerte de Dios”. A partir de ahí, describió una época de crisis antes de encontrar un nuevo marco moral. En la actualidad nos encontramos en lo más profundo de esta crisis.

La postmodernidad supone no sólo la disolución de los referentes morales de nuestra cultura, sino también sus pilares epistemológicos (postverdad) y sociales (modernidad líquida). La atomización social que describe Zygmut Bauman dificulta enormemente, si es que no lo impide totalmente, la construcción de un nuevo paradigma colectivo, y sin embargo, algo nuevo tiene que surgir para ayudar al ser humano a dar sentido a su existencia en la sociedad.

Es difícil ver la salida a estas crisis. Estamos inmersos en ellas y las soluciones se hallan más allá del horizonte. De momento, lo que podemos hacer es expresar la situación, y no dejar de afrontar el problema hasta que las piezas, de algún modo, encajen; si es que no revienta todo antes.

Mi manera de expresar la situación es mediante la palabra, pero hay otros métodos. Lo mismo que el cristianismo se valió de la imagen para transmitir su mensaje (algo prohibido para el judaísmo o el islam), hoy podemos usar nuevas imágenes para comunicar nuestra coyuntura.

No oculto mi fascinación por la obra pictórica de Israel Martín, quien plasma magistralmente la angustia de nuestro tiempo. En su obra 'El Bosque', muestra al observador un camino que le lleva a perderse en una foresta tenebrosa en la que se interrumpe la posibilidad de seguir avanzando y se produce una discontinuidad amenazadora. Y sin embargo, más allá, aparece un claro de luz, una señal de esperanza, aunque no quede claro cómo llegar hasta allí. De hecho, ni siquiera se evidencia si es posible llegar hasta ese lugar.

Dice el proverbio que una imagen vale más que mil palabras. Yo sigo siendo partidario de la simbolización superior que ofrece el verbo, pero a veces la imagen desencadena el proceso de pensamiento que permite llegar ahí. Al final, más allá de las preferencias personales de cada uno, los distintos caminos confluyen y se complementan. Ojalá podamos articular la vía que nos lleve a un lugar, más allá del arco iris, donde los problemas se derriten como gotas de limón...

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