*José Enrique Saura es candidato al Consejo Ciudadano de Activa Podemos
Podría decirse que, para los miembros de Podemos en el municipio de Murcia, los últimos tres años y medio se han parecido a la letra de “En el muelle de San Blas”, esa bonita canción de Maná. Al igual que la protagonista de la canción, hemos estado en el muelle añorando con ahínco algo que nunca iba a llegar en estos años: la consolidación de una estructura municipal que diera soporte al trabajo militante y de la cual surgiera el ideario político de Podemos en nuestra esfera más local.
En el municipio de Murcia, Podemos está aún está por estrenar, es como si aún no se le hubiera sacado del envoltorio. A día de hoy, Podemos no ha creado su perfil político en el municipio de Murcia: dicho de otro modo, no es capaz de identificarse ni se le asocia con una serie de líneas políticas concretas que le sirvan para caracterizarse, a diferencia de lo que sí sucede en otros lugares como Molina de Segura, Alcantarilla, Cieza, etc. Y desde luego, esto no es algo por lo que debamos sentirnos satisfechos.
Los motivos son varios. En primer lugar, destacaría una dinámica de subalternidad excesiva hacia la dirección autonómica en estos años. No quiero que se me malinterprete, no me refiero a que los órganos municipales no deban estar coordinados e interconectados con los autonómicos. Lo que trato de señalar es que el Podemos municipal, en todo momento, ha estado diluido como un azucarillo en el autonómico sin ser capaz de atreverse a crecer y construir políticamente en su entorno por sí mismo, siempre a remolque de la dirección autonómica, que obviamente tiene una visión más global y menos específica de cada territorio.
Por otra parte, los órganos municipales entraron en letargo tan pronto como fueron generándose las distintas candidaturas municipales en las que han participado los militantes de Podemos en Murcia. De hecho, cuando se iniciaron los procesos municipales y autonómicos en 2015, gran parte del extinto Consejo municipal optó por volcarse en participar en la órbita institucional autonómica dejando la municipal en un segundo plano.
Es necesario cambiar la tónica de nuestra organización en el municipio y, si puede ser hoy, mejor que mañana. Por ello, considero que merece la pena reflexionar sobre los dos modelos políticos y organizativos que se postulan en el actual proceso interno municipal: el de Activa Podemos, encabezado por Rubén Garre, y el de Cuidando Podemos, con Ginés Ruiz al frente.
Vamos a comenzar por las propuestas organizativas de cada uno. En ambos casos, se reconoce la importancia de lograr que los Círculos del municipio de Murcia se revitalicen, vuelvan a verse dotados de contenido y se establezcan cauces que permitan su participación en el día a día. Después de varios años de vaivenes, parece que por fin tenemos claro todas (al menos, en teoría) que Podemos necesita de una militancia que haga política diariamente en su territorio.
Pues bien, aun partiendo de un consenso en el diagnóstico de las necesidades orgánicas, las soluciones propuestas por cada alternativa son diversas, incluso excluyentes entre sí.
Cuidando Podemos reproduce el modelo de estructura organizativa existente hasta ahora, sin proponer elementos nuevos de ningún tipo. Confieso que he leído el modelo de ambas candidaturas, teniendo al lado el modelo marco estatal aprobado en Vistalegre II para comparar, y no he sido capaz de encontrar prácticamente nada nuevo en el de Cuidando Podemos. Aclárese que el modelo marco, en lo referido a lo municipal, propone unas bases de funcionamiento para ser desarrolladas y adaptadas según la idiosincrasia de cada municipio. Por tanto, no termina de entenderse que la propuesta de esta candidatura haga referencia fundamentalmente a la secretaría general, Consejo de coordinación y Consejo municipal sin aportar nada más, sin tratar de garantizar, por ejemplo, que todos los Círculos en funcionamiento tengan medios para estar presentes en el funcionamiento diario de los órganos de decisión y de aportar puntos de vista y propuestas a las cuestiones políticas que vayan surgiendo.
El anterior modelo organizativo municipal, desde mi humilde punto de vista, terminó haciendo que las iniciativas políticas se focalizaran en pocas personas, se llegó a un nivel de verticalismo innecesario e ineficiente que generó desapego en la militancia de base y se tendió a un burocratismo que le supuso a la organización la pérdida de mucha frescura. Nadie puede negar que, después de instaurarse el modelo organizativo surgido de la asamblea ciudadana municipal de 2015, hubo un antes y después en la asistencia a las asambleas y reuniones de Círculos. Y, lamentablemente, el cambio fue a peor porque se instauró una dinámica de funcionamiento cupular en detrimento de gran parte de la horizontalidad preexistente. Todo ello, supuso el desapego de muchas militantes, con la consiguiente pérdida de respaldo humano y de inteligencia colectiva. Seguro que más de algún/a lector/a será capaz de recordar en aquella época a gente de su entorno quejándose de que no había venido a Podemos para ser llamado/a únicamente cuando hiciera falta pegar carteles.
Frente a todo ello, ahora se propone reincidir en las mismas pautas organizativas y, sin embargo, se plantea que se tratan de alcanzar objetivos absolutamente diferentes a los obtenidos hasta ahora. No es fácil de comprender. Por ello, no puedo evitar ser escéptico.
La propuesta de Activa Podemos sí ha enriquecido el modelo marco organizativo. Es interesante que apueste por un una coportavocía, rompiendo de esta forma con una filosofía de liderazgo basado en el culto a la persona, y apostando por una coordinación de Podemos más coral, paritaria y plural. La historia de la izquierda política y sindical y de los movimientos rupturistas nos dan muchas pistas en este sentido: la filosofía de liderazgo único y centralizado no nos lleva a una organización amable e integradora, mientras que la pluralidad y el trabajo coral sí es posible que lo logre. También es destacable el compromiso contenido en el modelo organizativo de esta candidatura con respecto al Consejo de coordinación: se establece el compromiso de incorporar en el mismo a las distintas sensibilidades presentes en el Consejo respetando su proporcionalidad y cumpliendo con ese mandato claro que surgió de Vistalegre II: ¡unidad y humildad! Lo cierto es que, en esta organización no sobra nadie y juntas somos más fuertes. Por tanto, me parece un acierto apostar por esta forma de de construir el futuro Consejo de coordinación.
Por otra parte, en este modelo también encontramos algo que nos preocupa mucho a gran parte de la militancia: medios, alternativas e iniciativas tangibles para extender a las bases de Podemos en Murcia y arraigarlas en el territorio; en definitiva, para darles un rol importante dentro de la organización. En este sentido, se ha propuesto establecer un encuentro municipal de Círculos como espacio de deliberación colectiva presencial.
A la vez, se propone un Consejo Ciudadano Municipal que aproveche la incorporación de los y las representantes de los Círculos y la presencia de los enlaces de los Círculos para avanzar en la colaboración necesaria entre las dos estructuras sobre las que se apoya Podemos en el municipio.
Todo lo anterior, desde mi punto de vista, alberga el trasfondo de caminar hacia una organización construida de abajo hacia arriba para ser más rica en ideas, ofrecer mayor trabajo de base en barrios y pedanías y tener mayor potencial como herramienta política.
Pasando a valorar los modelos políticos, hemos de señalar que ambos guardan muchas similitudes. Es una buena noticia que, habiendo varias candidaturas, en las dos se tengan muy claras prioridades políticas como la lucha feminista por una sociedad igualitaria, la necesidad de plantar cara al trabajo precario, el respeto y protección del patrimonio cultural y medioambiental, acabar con el urbanismo salvaje, el apoyo a los barrios y pedanías del sur maltratadas en materia de inversión y servicios públicos por el Partido Popular durante muchos años, el derecho a la movilidad y a un transporte público digno, el compromiso con el soterramiento de las vías y demás luchas vecinales, etc.
Las principales diferencias que encuentro podrían resumirse en dos. En primer lugar, el proyecto político de Cuidando Podemos tiende a la moderación en algunos aspectos. Concretamente, vemos que Activa Podemos sí alza como alguna de sus grandes banderas la remunicipalización de los servicios públicos municipales y el esfuerzo por implementar cláusulas sociales ambiciosas en los contratos públicos, o la defensa de políticas sociales decididas a acabar con la pobreza energética y los cortes de agua. El mensaje podría ser que, no se trata solamente de denunciar la precariedad laboral, el deterioro de los servicios públicos y la desigualdad social. También es fundamental dotarse de armas que puedan ayudar a pasar a la ofensiva a la hora de eliminar estos problemas. Me parece positivo porque las experiencias en “Ayuntamientos del cambio” como Zaragoza, Barcelona o Cádiz nos han demostrado que aspirar a estas medidas es posible. No voy a extenderme poniendo ejemplos de éxitos en políticas de este tipo llevadas a cabo por Zaragoza en Común, Por Cádiz Sí Se Puede o Barcelona en Común, pero es innegable que estos ejemplos existen y son numerosos.
Aunque, sobre todo, la principal diferencia entre ambos modelos políticos radica en las ideas de confluencia política municipal que defiende cada candidatura. Las ideas son distintas porque la concepción que se tiene de Podemos tampoco es la misma. Cuidando Podemos hace una apuesta mucho menos entusiasta a la hora abordar la confluencia, planteándose de forma más comedida la unión con otras fuerzas. De hecho, no dedica demasiadas palabras a hablar de ella en su modelo. Además, condiciona esa futura confluencia a los criterios de la dirección del partido.
Activa Podemos defiende una confluencia en el sentido más amplio del término con los agentes políticos y sociales del territorio capaces de articular un programa político de transformación social. También defiende que esa confluencia sea creada y madurada en asambleas, a nivel de base, rechazando las “sopas de siglas” cupulares. Podemos es visto en esta candidatura como una herramienta al servicio de algo más importante que sí mismo,: un proyecto político que obtenga el respaldo de la mayoría social del municipio de Murcia.
Por el contrario, da la impresión de que, para Cuidando Podemos, la “marca” es más importante que las posibilidades de alcanzar un bloque político amplio y con vocación de mayoría, y por ello, la configuración de dicho bloque habría de quedar supeditado a las preferencias de nuestra organización. A mi juicio y dicho desde el respeto, me parece un error este planteamiento porque supone dejar de ver a Podemos como un instrumento con potencialidad para llegar a materializar un proyecto de cambio político, pasando a entenderlo sólo como el fin en sí mismo.
En este sentido, Activa Podemos propone mirar hacia nuestro entorno con perspectiva, mientras que Cuidando Podemos no quiere dejar de mirar hacia dentro, sólo hacia sí mismo.