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Los suelos contaminados de la Sierra Minera

Los suelos contaminados de la Sierra Minera Cartagena-La Unión son un problema arrastrado desde el siglo pasado con la decadencia de la actividad minero industrial y la permanencia de sus secuelas de vertidos y residuos. Cualquier persona que se desplace ahora por las sierras mineras, incluido Mazarrón, verá este paisaje de cortas mineras, de ramblas con lodos y balsas de estériles, como testigos inmutables de la contaminación minera en las cercanías de entorno urbanos de la zona. Cuando alguna voz discordante planteaba este grave problema medioambiental, se enfrentaba a la desidia de décadas de abandono de las administraciones locales y a la pasividad de los sucesivos gobiernos regionales.

Una de estas recientes voces discordantes ha sido la de un doctorado de la Universidad Politécnica de Cartagena, el investigador José Matías Peña Castejón, que denunció ante fiscalía y las instituciones la contaminación por metales pesados que estaban sufriendo los habitantes del Llano. La respuesta a su denuncia por las autoridades universitarias fue el ninguneo agresivo y la actitud descalificatoria de quien mata al mensajero que advierte de un problema ambiental de primer orden. Lo que el estudio del investigador José Matías advertía, y que después sería corroborado, era la presencia de concentraciones mayores de algunos metales, en particular plomo, arsénico, y menos de cadmio, cromo, molibdeno, níquel y zinc en el entorno del colegio público de El Llano del Beal y su entorno.

La Fiscalía de Cartagena abrió diligencias previas para aclarar la situación en este centro educativo a raíz de una denuncia presentada por el propio investigador. El estudio encontraba concentraciones de arsénico, cadmio y plomo en muestras de suelos y agua, perjudiciales para la salud humana. La movilización de padres y madres del colegio así como de vecinos de la zona no se hizo esperar, demandando acciones inmediatas de los gobiernos regionales y locales contra este tipo de contaminación. Los metales pesados pueden pasar a nuestro organismo de varias maneras. La primera es por el contacto dérmico a través de nuestra piel, otra forma es a través de la ingesta directa por alimentos contaminados con metales pesados y también los vientos o corrientes de aire pueden hacer que respiremos las micropartículas de metales pesados en suspensión.

Desde el punto de vista de la salud pública, es necesario un informe de evaluación de los riesgos sanitarios derivados de la exposición a suelos contaminados, además del estudio epidemiológico que se está realizando sobre una muestra de 383 personas y cuyos resultados todavía no conocemos;

Un problema adicional afecta también a la Confederación Hidrográfica del Segura. Las ramblas son dominio público hidráulico y competencia de la CHS. Los lodos contaminados por metales pesados y otros residuos llegan al Mar Menor a través de las escorrentías producidas por las lluvias, agudizando aún más el problema de contaminación general de nuestra laguna litoral.

La Asamblea Regional aprobó una resolución unánime, para que se realice el sellado de las balsas de residuos contaminantes y tóxicos procedentes de la minería y la elaboración de un estudio epidemiológico de la zona. Después de las demandas de colectivos vecinales, grupos políticos, asociaciones de padres y madres y movimiento ecologista; el gobierno de López Miras aprobaba el Plan de Recuperación Ambiental de Suelos Afectados por la Minería (PRASAM), que prevé un presupuesto de 85 millones de euros. La mayoría de inversiones de la iniciativa privada; ya que son los propietarios de los terrenos los responsables de su descontaminación (veremos si se realizan) en diez años. También el gobierno regional ha creado un grupo de expertos de la UMU, la UPCT y técnicos de la administración para evaluar las medidas prioritarias sobre los suelos contaminados.

Sin embargo, se siguen planteando interrogantes significativas: ¿Cómo se va obligar a los propietarios de los terrenos contaminados en toda la zona para que descontaminen y recuperen estos suelos?.¿El comité de expertos se va comportar como un organismo independiente del gobierno regional para estudiar de una manera rigurosa la aplicación de medidas de recuperación ambiental de los terrenos o, por el contrario, va a actuar como una comisión sumisa al gobierno regional, como ha pasado en otras ocasiones? ¿Qué tipo de medidas preventivas y precautorias se van a implementar para iniciar el camino de la recuperación ambiental y evitar los impactos sobre la salud pública? Preguntas todavía sin respuesta, que hace que los agentes sociales se encuentren vigilantes para que se solucione de una manera global la contaminación en nuestra sierra minera.

Los suelos contaminados de la Sierra Minera Cartagena-La Unión son un problema arrastrado desde el siglo pasado con la decadencia de la actividad minero industrial y la permanencia de sus secuelas de vertidos y residuos. Cualquier persona que se desplace ahora por las sierras mineras, incluido Mazarrón, verá este paisaje de cortas mineras, de ramblas con lodos y balsas de estériles, como testigos inmutables de la contaminación minera en las cercanías de entorno urbanos de la zona. Cuando alguna voz discordante planteaba este grave problema medioambiental, se enfrentaba a la desidia de décadas de abandono de las administraciones locales y a la pasividad de los sucesivos gobiernos regionales.

Una de estas recientes voces discordantes ha sido la de un doctorado de la Universidad Politécnica de Cartagena, el investigador José Matías Peña Castejón, que denunció ante fiscalía y las instituciones la contaminación por metales pesados que estaban sufriendo los habitantes del Llano. La respuesta a su denuncia por las autoridades universitarias fue el ninguneo agresivo y la actitud descalificatoria de quien mata al mensajero que advierte de un problema ambiental de primer orden. Lo que el estudio del investigador José Matías advertía, y que después sería corroborado, era la presencia de concentraciones mayores de algunos metales, en particular plomo, arsénico, y menos de cadmio, cromo, molibdeno, níquel y zinc en el entorno del colegio público de El Llano del Beal y su entorno.