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Los medidores de contaminación del aire en Murcia: una red envejecida y obsoleta sin un plan de calidad que la respalde

La plaza del Cardenal Belluga en Murcia cubierta con polvo sahariano | E. R.

Elisa M. Almagro

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La Región de Murcia ha sufrido dos episodios de calima intensa en tan solo un mes. El primero, el más extremo, tiñó de rojo la comunidad autónoma y llenó de suciedad las avenidas y los pulmones de los murcianos. Las partículas de polvo de diez micras de tamaño -o PM₁₀- relacionadas con numerosas enfermedades respiratorias, superaron con creces los 45 microgramos por metro cúbico considerados como tolerables por la Organización Mundial de la Salud (OMS), llegando a los 341 microgramos por metro cúbico en la ciudad de Murcia el pasado 15 de marzo. Los niveles volvieron a desbordarse en el municipio durante la segunda calima del pasado 26 de marzo, con picos que duplicaban los valores permitidos los días 28, 29 y 30.

Estas mediciones son de San Basilio, la única estación fija de la capital. De acuerdo con Pedro Belmonte, miembro de Ecologistas en Acción, serían necesarios otros tres medidores de calidad de aire para tener una fotografía completa de la contaminación en la localidad: “Tenemos una red de vigilancia atmosférica obsoleta”, denuncia. Actualmente, la red cuenta con ocho estaciones fijas -Alcantarilla, San Basilio, Caravaca, Lorca, Aljorra, Mompeán, Valle de Escombreras y Alumbres, las cuatro últimas en la comarca de Cartagena- y dos móviles repartidas por toda la Región.

José Antonio Herrera, de Ecologistas en Acción, denuncia que muchos de los analizadores de la red han superado su vida útil de siete años. En el 2021, asegura, las estaciones que componen la red han tenido incidencias técnicas en los medidores que han supuesto como la “ausencia de datos, falsas superaciones, fallos de comunicaciones o datos no válidos. Problemas propios de una red envejecida que necesita la sustitución de una gran cantidad de analizadores de contaminantes que han superado su vida útil”, resume.

El contrato del Servicio de Mantenimiento de la Red de Vigilancia Atmosférica de la Comunidad Autónoma de la Región Murcia (CARM), que debía garantizar el funcionamiento de la red hasta 2023, quedó desierto en octubre del año pasado, por lo que advierten desde Ecologistas que “no está asegurado” el normal funcionamiento de la red. Desde la consejería de Medioambiente aseguran estar “terminando el pliego” del contrato de mantenimiento de la red, que debería contar con una nueva empresa de mantenimiento en un plazo de “90 días aproximadamente”.

No todas las estaciones de red que existen en la Región disponen de instrumentos para medir todos los parámetros de contaminación. En un entorno como el de la Región, donde los límites entre el campo y la ciudad son difusos, además de las emisiones del tráfico rodado los núcleos urbanos deben enfrentarse en ocasiones a la contaminación de las quemas agrícolas. En ocasiones “se han medido partículas pero no los hidrocarburos, que son fundamentales para ver cuánto se ha contaminado de humo el aire”, explica Herrera. Es significativo el caso de Murcia por la extensión de huerta que tiene, donde la contaminación agrícola también tiene peso. En otras comarcas como la Vega Alta -Cieza, Abarán, Blanca-, municipios como Águilas, Mazarrón, poblaciones pequeñas de Cartagena y el noroeste murciano, las quemas agrícolas pueden contribuir de forma “bastante importante”, califica Herrera.

El ecologista describe dos tipos de prácticas que se producen dentro del campo: la quema de rastrojos tradicional, para deshacerse de los restos de poda; y otra más reciente, las quemas antiheladas, que lleva denunciando en su asociación desde 2015. En las comarcas frías, Herrera asegura que para intentar bajar la temperatura ambiente de la zona los agricultores utilizan estufas de parafina, estufas de fuel o incluso paja: “El problema es que eso genera unas nubes de contaminación brutales y es una práctica fútil, cuando hiela al final la fruta o la flor se pierde igual”.

Sin Plan de Mejora de Calidad del Aire desde 2018

El anterior Plan de Mejora de la Calidad del Aire 2016-2018 finalizó hace cuatro años. En 2019, la Dirección General de Medio ambiente y Mar Menor, presentaba un borrador para la Nuevas Estrategias de Calidad del Aire 2020-2025 que “aún no se ha desarrollado ni aplicado”, recuerda Belmonte. El borrador presentado en 2019 contemplaba la mejora del control de las partículas contaminantes y de la Red de Vigilancia Atmosférica de la CARM. La Consejería de Medioambiente asegura que, al menos de momento, no se finalizará el proceso de tramitación de la nueva estrategia: “En los últimos años se ha cumplido lo exigido por la legislación nacional en los valores que miden la calidad del aire, por tanto no es necesario aprobarla”. Ecologistas incide en que el año pasado hubo una pandemia, razón por la que disminuyeron las actividades de tráfico y actividades industriales. “Necesitamos un plan a dos o tres años”, insisten desde la asociación.

Desde Ecologistas abogan además por una mayor flexibilización de los protocolos anticontaminación, que van desde recomendaciones -no salir a la calle, no usar mascarilla- hasta planteamientos de la necesidad de elaborar un transporte público gratuito.

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