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Siete claves que ponen a prueba la unidad del cuatripartito

Manu Ayerdi, en sus negociaciones con Fomento por el TAV

N. Elia

El que comienza con este mes de septiembre es el penúltimo curso político en Navarra antes de las próximas elecciones autonómicas y municipales, previstas en mayo de 2019. Tras dos años de Gobierno ‘del cambio’, las formaciones del cuatripartito (Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e IU/Izquierda-Ezkerra) se enfrentan ahora a varios retos que ponen a prueba la fortaleza de su acuerdo programático. Hasta el momento, la coalición del cambio ha logrado salir victoriosa en asuntos sobre los que mantenía posturas discrepantes y ni una sola votación en el Parlamento se ha producido sin sus 26 votos en bloque. Pero este curso político que comienza se anuncia tormentoso. Los grupos políticos deben ir tomando posiciones de cara a la batalla electoral y eso reduce el margen de negociación con sus aliados, de quienes deben ir diferenciándose para no despistar al propio electorado. El cuatripartito pierde así capacidad de ambigüedad en sus pronunciamientos, las decisiones políticas se aventuran más ortodoxas para cada formación. ¿Habrá suficiente cintura política en el cuatripartito para llegar unidos al próximo verano? Estos son los retos que ponen a prueba la fuerza de su pacto.

1. Presupuestos para el TAV.

Los presupuestos son la prueba de fuego de todo Gobierno y, en sus dos primeros años de andadura, el que preside Uxue Barkos ha salido más que airoso del trance. Pero el debate abierto en Navarra sobre la construcción del corredor ferroviario de alta velocidad hace de los próximos presupuestos, en los que el departamento de Economía ya trabaja, una especie de sudoku de cuya correcta resolución depende la buena marcha de las relaciones del cuatripartito. Aunque el ministerio de Fomento ha trasladado al Ejecutivo foral una propuesta para la construcción de un tramo del corredor, el vicepresidente Manu Ayerdi y su equipo no han perdido el tiempo durante este verano y preparan una contraoferta que, por una parte, pueda ser aceptada por el Estado y, por otro lado, pueda dar también facilidades a los socios del cuatripartito que se oponen al TAV para no rechazarla de plano. El Ejecutivo reitera que “no hay fecha establecida” para responder a Fomento, pero sabe que el plazo temporal con el que cuenta termina con la presentación de los presupuestos. Si Geroa Bai quiere avanzar en la construcción de un corredor paralizado durante los últimos gobiernos de UPN, tiene que ser capaz de introducir el concepto del tren en los presupuestos. Aunque no dote económicamente las partidas presupuestarias, tiene que incluir en las cuentas de Navarra los instrumentos financieros que permitan la puesta en marcha de las obras. Y EH Bildu ya se ha pronunciado abiertamente en contra de que eso ocurra.

2. Fiscalidad corregida.

Aunque todos los socios del cuatripartito han apoyado la reforma fiscal con la que el Gobierno estrenó mandato, lo cierto es que el incremento de la presión fiscal a las familias ha creado un sordo malestar social. De forma comparativa, las deducciones por hijos en Euskadi son prácticamente 400 euros más elevadas que las que pueden practicarse los navarros. Eso sí, la recaudación por IRPF ha crecido más de un 10% en el primer semestre y esa inyección de liquidez ha permitido al Gobierno de Barkos llevar a cabo políticas de derechos sociales que no hubieran sido realidad con las arcas públicas en el estado en que quedaron tras los gobiernos de UPN. Así que el Gobierno se enfrenta al dilema de mantener o corregir su fiscalidad. Desde Podemos reclaman públicamente una “rectificación” del IRPF y rivalizan con EH Bildu e IU en declaraciones de intenciones de poner el foco fiscal en el Impuesto de Sociedades. Los socios de izquierdas del cuatripartito reclaman a Geroa Bai una nueva política fiscal que no es precisamente del gusto del vicepresidente económico, del PNV. Pero corregir en este asunto puede ser para Manu Ayerdi la moneda de cambio necesaria para que sus socios transijan un poco en sus posturas radicalmente contrarias al TAV.

3. Convenio con el Estado

También tendrá que lidiar Ayerdi con sus socios y con el Estado para sacar adelante una actualización del Convenio Económico que llega con años de retraso. EH Bildu ha sido tradicionalmente ‘alérgico’ al Convenio por lo que representa de cesión de soberanía frente al Estado, pero en esta ocasión hay además un ingrediente añadido por el que la coalición abertzale ve con peores ojos la negociación entre el Gobierno y el ministerio: el TAV. Si el Ejecutivo de Barkos y Fomento consiguen ponerse de acuerdo sobre el proyecto de corredor para Navarra, también están de acuerdo en que la Comunidad foral adelante el dinero necesario para las obras y después el Estado lo devuelva a Navarra en forma de una menor aportación en la cuota que se establezca en el Convenio. Lo único que acerca las posturas de Geroa Bai y EH Bildu en este asunto es su visión conjunta de que Navarra ha estado pagando de más al Estado durante muchos años, y que hay que revisar la fórmula por la que se calcula la aportación.

4. El “pelotazo” de Salesianos

La ‘herencia envenenada’ de UPN, según denominación acuñada por el propio Gobierno, sigue pasando factura al cuatripartito. Antes de que comenzase el curso político, el alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, convertido en el estandarte de la municipalidad de EH Bildu, planteó públicamente a la presidenta Barkos una petición que puede transformarse en un misil contra la línea de flotación del Ejecutivo: que paralice el PSIS de Salesianos. El proyecto de Salesianos surgió del Ayuntamiento gobernado por UPN y prevé la construcción de torres de hasta 17 alturas en pleno II Ensanche de la ciudad, permitiendo así que el centro de formación profesional de Salesianos pueda trasladarse a unas nuevas instalaciones en Sarriguren. EH Bildu, que ha calificado de “pelotazo” la operación, asegura que su alcalde estrella no puede paralizar el proyecto, sujeto a la figura del PSIS. Así que pasa la pelota al Gobierno, en el que EH Bildu no está presente, y se desmarca del asunto. En este caso ha sido el vicepresidente de Derechos Sociales, Miguel Laparra, de IU, el encargado de bailar con la más fea y responder públicamente a Asirón que cambiar el PSIS para reducir la edificabilidad prevista puede tener un coste de entre 8 y 11 millones de euros en compensaciones económicas. La hábil jugada de Asirón, que obvia que fue su corporación la que aprobó la licencia de reparcelación y abrió así el proceso de subasta de los terrenos, permite a EH Bildu pasar la ‘patata caliente’ de Salesianos a sus socios del cuatripartito mientras se opone al proyecto

5. La incertidumbre de los opositores.

El asunto que más tensión ha creado entre el Gobierno e Izquierda Unida no ha sido Salesianos, sino la Oferta Pública de Empleo de Educación que tiene previsto celebrarse en junio de 2018. Sin pronunciamientos públicos, IU insta al departamento de Educación a concretar el número de plazas y las especialidades que saldrán en la OPE, ya que hay miles de opositores esperando a conocer a qué plazas pueden aspirar. El problema que tiene la titular de Educación, María Solana, y que costó la dimisión de su antecesor en el cargo, es que la parte nacionalista del cuatripartito quiere incrementar sustancialmente el número de plazas en euskera con respecto a las que se ofrecían en anteriores oposiciones, pero para ello tienen que hacer equilibrios jurídicos sobre la normativa vigente. IU no entiende que esto esté causando tanto retraso en la concreción de una OPE anunciada en 2015.

6. Ley de Policía

La única consejera del Gobierno de Barkos propuesta por EH Bildu, María José Beaumont, comienza el curso con la mochila cargada de dificultades y el tiempo corriendo en contra. A finales de septiembre concluye la segunda prórroga que le concedió el cuatripartito en el Parlamento para acordar con los sindicatos su proyecto de ley de Policía Foral. Aunque ha conseguido que los sindicatos corporativos se sienten a la mesa de negociación, el resto de los representantes sindicales acusa a la consejera de “maltratar” a sus portavoces, con lo que el acuerdo parece lejano. La ley de Policía podría convertirse en la primera norma que el cuatripartito no es capaz de aprobar con sus 26 votos. Podemos anunció el curso pasado que, si Beaumont no logra el respaldo sindical al texto, la formación morada votará a favor de la enmienda a la totalidad presentada por el PSN. Aunque también es cierto que la dirección de Podemos que se posicionó de forma tan tajante ha cambiado, y la nueva ejecutiva de la formación morada está aún por estrenar en su discurso y decisiones políticas.

7. La nueva oposición

También está por estrenar el nuevo modelo de oposición acordado por el PSN en su último congreso, y que pasa por afianzarse como formación de izquierdas y alternativa a los gobiernos de la derecha. Hasta ahora, en los dos años de Gobierno de Barkos, los socialistas han coincidido prácticamente siempre en el sentido de su voto con UPN y con PP. Si esta nueva línea política de no favorecer a la derecha implica o no coincidir en el voto con el cuatripartito, podría suponer una nueva mecánica de acción para el Gobierno en asuntos importantes, como la aprobación de los presupuestos o el apoyo a la negociación del Convenio Económico.

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