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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Algunas reflexiones sobre el vertedero de Zaldibar

Atajado el fuego en el vertedero de Zaldibar

Julen Rekondo

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En primer lugar, mi total solidaridad con los familiares de los dos trabajadores desparecidos, y reiterar, lo que pide todo el mundo, que sean rescatados. Desgraciadamente, no está siendo fácil, debido a la inestabilidad del vertedero, pero espero, que sea posible cuanto antes, para evitar tanta angustia y sufrimiento a sus familiares, amigos y allegados, y a la sociedad en general. 

Pero, por otra parte, hay que analizar detenidamente todas las causas que han llevado a esta situación. Da la impresión que en relación con este vertedero ha habido unas cuantas irregularidades que el tiempo dirá si ello ha motivado su derrumbamiento o ha sido debido a un desgraciado accidente, o ambas cosas a la vez, en la proporción que sea. Y, conforme pasan los días, estamos viendo que hay diversas cuestiones que entran en contradicción con la catalogación que tenía este vertedero de residuos industriales no peligrosos e inorgánicos, porque se han depositado residuos orgánicos y plásticos, que son más propios de ser vertidos en vertederos de residuos municipales o urbanos, y también residuos peligrosos.  

Recordando algunas cuestiones cabe decir, que el vertedero de Zaldibar obtuvo su autorización ambiental integrada (AAI) para su actividad de residuos industriales no peligrosos el 22 de enero de 2007, que responde a la legislación europea de Prevención y Control Integrados de la Contaminación (IPPC, por sus siglas en ingles), que tienen el objetivo de aplicar el principio de prevención en el funcionamiento de las instalaciones industriales potencialmente más contaminantes, y que establecen medidas y controles muy rigurosos para evitar o reducir al máximo las emisiones de estas actividades en la atmósfera, el agua o el aire, incluidos los residuos, con el fin de alcanzar un nivel elevado de protección del medio ambiente considerado en su conjunto.

Pues bien. En el caso del vertedero de Zaldibar, ¿se estaban haciendo las cosas en base a estos criterios y reglamentaciones? Conforme pasan los días, parece que no. Así, llama la atención poderosamente algunas cuestiones, como, por ejemplo, que tal y como se ha publicado en la web del departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco, se diga que en la última inspección técnica realizada, con fecha de 10 de julio de 2019, “el vertedero es estable, con la configuración actual, desde el punto de vista global, tanto frente a roturas circulares, como frente a roturas de bloque por el plano de debilidad que constituye el conformado de base”, y se recomienden subsanar algunas anomalías como “ejecutar un buen drenaje, realizar un llenado por tongadas bien compactadas, garantizar un buen sellado y continuar con los contrafuertes realizados con material de mejor calidad (mas grueso) en las zonas exteriores de cada nivel”. Leyendo este informe, da la impresión de que el vertedero, salvo algunas anomalías no tenía mayores problemas, y, sin embargo, se produjo el pasado jueves su derrumbamiento.  

Otra cuestión que nos podemos preguntar es qué ha ocurrido desde esa última inspección hasta el pasado jueves día 6 de febrero en que se produce el derrumbamiento, donde da la impresión que lo que se ha desplazado ha sido la masa de residuos y no el terreno. En este sentido, cabe decir, que el vertedero de Verter Recycling, que tenía una vida útil de 35 años, se puede clausurar en dos o tres años. Desde luego, no es de extrañar, cuando en 2019 se depositaron 500.000 toneladas, una cantidad enorme, que, a la luz de semejante cifra, cabe pensar que no se podía compactar esa masa de residuos en buenas condiciones de estabilidad.

También es de reseñar, que Euskadi es un país pequeño y, por lo tanto, no tenemos muchos lugares que puedan albergar vertederos. Pero, en mi opinión, nunca deberían estar ubicados en la parte alta de una ladera, junto a una autopista y núcleos urbanos, como es el caso del de Zaldibar.

Se ha dicho que estaba permitido el depósito de residuos de amianto, un residuo peligroso, y así es.  Ahora bien, no creo que sea lo más aconsejable, ni mucho menos. Pero, es que, además, y según una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de 2015, el vertedero de Zaldibar recibió residuos peligrosos como PCBs, los denominados bifenilos policlorados, unas sustancias prohibidas desde 1986 por su alto poder cancerígeno y sus nocivos efectos sobre el medio ambiente.

El hecho de que se iniciara el fuego en el vertedero se debe a emanaciones importantes del gas metano (por fermentación anaeróbica de materia orgánica), que no debería haberse  realizado, pero, además, se están quemando materiales que se depositaron junto a los inertes: fangos, plásticos...y posiblemente los mencionados PCBs (utilizados en aceites de transformadores, fluidos hidráulicos, resinas aislantes, pinturas y selladores de juntas de hormigón, etcétera), muy tóxicos y que deberían haber ido a una planta de tratamiento y no a depósito en un vertedero de residuos no peligrosos. De todas formas, estos residuos peligrosos que van mezclados con tierras, residuos de construcción, etcétera, como es el caso de los residuos de amianto, deberían haber sido confinados en celdas de seguridad.

Sin duda, la situación del vertedero de residuos no peligrosos de Zaldibar y la de otros, deberían propiciar un debate en la sociedad vasca, que podría permitir que el trágico desprendimiento no se diera, o al menos, no con las trágicas consecuencias que ha tenido: Porque en las actividades industriales el riesgo cero no existe.

En la larga comparecencia del lehendakari Urkullu, en el Parlamento Vasco, acompañado de los consejeros y consejeras de Medio Ambiente, Seguridad y Salud, ha admitido, claramente y sin matices, que el Gobierno vasco ha cometido un error en la gestión de la crisis abierta tras el derrumbe del vertedero, y ,en concreto, ha asumido que, “a la vista de las consecuencias”, los “mecanismos de control” desarrollados por el Ejecutivo sobre esta empresa “no han sido suficientes”. Estoy de acuerdo. Pero, añadiría otra cuestión, que, en estos momentos, es crucial: la necesidad de revisar uno a uno todos los demás vertederos, su situación actual y los mecanismos de control, para que no se repitan sucesos como el de Zaldibar.

Espero de todo corazón que se puedan rescatar a los dos operarios sepultados, que se tengan en cuenta las heridas psicológicas y sociológicas que se crean después de este tipo de sucesos, que se sigan con los controles del aire, aguas y suelo, que se actúe con la mayor información y trasparencia, que es el mejor antídoto, para que no caigamos en el alarmismo, y que se aborde y revise la política de gestión de residuos, con la mayor rigurosidad posible. La defensa del medio ambiente, y en este caso de los residuos, debe de hacerse de forma responsable de acuerdo a criterios preventivos, ambientales y públicos, y no a criterios exclusivamente económicos.

*Julen Rekondo, experto en temas ambientales, Premio Nacional de Medio Ambiente y Premio Periodismo Ambiental del País Vasco 2019

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