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En defensa del vestido de AOC

Alexandra Ocasio-Cortez lleva un vestido con el mensaje 'Tax the rich'.

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¿Puede la moda tener ideología? ¿Debe una gala ser política? No hay un evento que reúna mejor ambas disyuntivas que la MET Gala, organizada por el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. El año pasado la pandemia frustró el desfile de vestidos extravagantes y complementos imposibles, así que en esta edición la expectación era doble.

Lo que nadie preveía era que el vestido que más daría que hablar era blanco, sencillo y con unas palabras pintarrajeadas de rojo en la cola: “Tax the rich” –impuestos para los ricos–. La protagonista absoluta ha sido Alexandra Ocasio Cortez. La congresista neoyorquina lució por la alfombra un dardo dirigido contra la mayoría de los asistentes a la gala más importante de la moda. 

Algunos lo han percibido como una elocuente estrategia griega. Un caballo de Troya. Una crítica al reparto de la riqueza en Estados Unidos envuelta en un sobre con valor de 35.000 euros, que es lo que cuesta el cubierto en la cena posterior. Pero no todo han sido aplausos. 

Las voces conservadoras han aprovechado para llamar hipócrita a la política más joven del Congreso de los EEUU. ¿Cómo juzgas algo mientras te codeas con ello, compartes la sal y posas a su lado ante los paparazzi? Esa crítica ha llegado incluso desde el sector que apoya a la bancada demócrata de AOC. 

“Para Fisher, el realismo capitalista ha atrapado al público con la idea de que el anticapitalismo ya no es la antítesis del capitalismo. En cambio, se despliega como un medio para reforzar el capitalismo”, reza una de las imágenes que más se ha viralizado con el vestido de fondo. Otro día hablamos de los rígidos estándares que funcionan solo para los representantes de izquierdas. También otro día hablamos de por qué estas críticas sirven para AOC y no para Carolyn B. Maloney, también congresista demócrata y también reivindicativa en su elección de vestuario, en este caso para homenajear a las sufragistas y defender los derechos de las mujeres. 

Ocasio-Cortez ha explicado en dos breves tuits que su vestido no era solo una tela blanca con unas letras rojas. Que la diseñadora, Aurora James, es una mujer negra e inmigrante, centrada en la moda sostenible y que hace un tiempo vendía sus piezas en un mercadillo ambulante de Brooklyn. En un evento donde Versace, Gucci, Dior y Moschino acaparan los focos con diseños que rondan los 50 millones de dólares, AOC ha apostado por la mano de obra local y el talento expulsado a los márgenes. Eso es mensaje. La foto en la que cuenta la historia de Aurora James y aparece junto a ella acumula más likes que cualquier posado en la alfombra roja. Eso también es mensaje.

¿Es una debilidad o una fortaleza que el escenario del mensaje sea una de las galas más opulentas y excesivas del planeta? Sería lo primero si AOC hubiera aportado 35.000 dólares de su bolsillo para sufragar un espectáculo que muchos califican de frívolo. No ha sido así: la organización ha invitado a los cargos electos de Nueva York. Ocasio Cortez es política, no activista. En su agenda diaria está relacionarse con gente que se encuentra en las antípodas de su discurso e ideología, y trabajar también para ellos. Es un acto más valiente que hipócrita presentarse entre las mayores fortunas de su país gritando que les suban los impuestos. Que contribuyan más al Estado, ellos sí, por permitirse pagar 35.000 euros por plato. ¿Habría tenido el mismo efecto quedarse en casa y tuitear algún exabrupto contra el MET? No lo creo.

Cualquier gala puede ser política. La moda puede lanzar un mensaje. Otro debate distinto es si debe, pero no procede en este caso. Tan endeble es decir que los actores españoles no deben aceptar los premios y acudir a las galas de una industria que a veces les maltrata, que los Oscar no pueden ser el altavoz de sensibilidades que no importan a los miembros de la Academia, o que un músico no debe tocar frente a una lona publicitaria, como que AOC ha pinchado en este gesto. Su vestido y su discurso durante y después de la gala coinciden con lo que ella predica desde la bancada del Congreso. Es su mensaje y es mucho más potente que el de aquellos que lo reducen a frívolo e hipócrita. 

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