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El Rayo no es de Vallecas. El Rayo es Vallecas

Concejala del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid/ Secretaria de deportes del PSOE en Madrid
Pancarta contra la violencia machista en el estadio de Vallecas en 2023

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2024 debería ser un año muy especial para Vallecas porque uno de sus buques insignia, el Rayo Vallecano, celebra su centenario. 

El equipo de la raya roja es mucho más que un club de fútbol. Para los vecinos de Vallecas, el Rayo es un símbolo de resistencia, de lucha y de pertenencia. El equipo se ha convertido en una parte integral de la identidad vallecana, formando parte de ese barrionalismo que hace de Vallecas uno de los vecindarios más emblemáticos de este país. 

Casi no existía Vallecas cuando la Agrupación Deportiva del Rayo Vallecano daba sus primeros pasos en los años 20 del siglo pasado. La historia del barrio y del equipo se han construido y evolucionado en paralelo, como si fueran dos hijos de una misma época, con los mismos valores y códigos. El Rayo es humilde como son los y las vallecanas, que se reconocen en este equipo de futbol y lo eligen por sus valores. 

Y como toda pasión, se necesita un templo donde poder disfrutarla. En este caso, el Estadio de Vallecas, uno de los pocos estadios que no tienen nombre propio porque el nombre se lo da el barrio. El Estadio es el epicentro de esta unión inquebrantable entre el Rayo y Puente de Vallecas, el alma del barrio. Más que un simple lugar de encuentro para las y los aficionados, el estadio es un símbolo de identidad y orgullo para toda la comunidad. Cada partido es una celebración de la cultura vallecana, con miles de personas de todas las edades y orígenes llenando las gradas para apoyar a su equipo y disfrutar de la camaradería que solo el fútbol puede generar, haciendo real eso de que la vida pirata es la vida mejor. 

En cada partido, el Estadio se transforma en un mar de emociones y miles de voces se unen en un grito de aliento que atraviesa el cielo de Vallecas. Esa es la grandeza del fútbol; no los trofeos ni los récords, sino la pasión desbordante de una comunidad que encuentra en el deporte una razón para creer, para luchar, para seguir adelante. Eso es el Rayo, ese momento en el que los vallecanos y vallecanas nos permitimos soñar. Que sí, se puede. Que podemos ganarle a los grandes. Que con nuestra tenacidad y valentía podemos ser un ejemplo para el resto del país. 

Así, el Estadio de Vallecas no es solo un lugar donde se juega al fútbol; es el santuario donde se venera el espíritu indomable de Vallecas. Cada gol es una victoria para el barrio y cada derrota un motivo más para levantarse y seguir adelante. 

Pero la relación entre el Rayo Vallecano y Vallecas va mucho más allá de los aspectos puramente deportivos. El equipo se ha convertido en un pilar fundamental de la vida social y cultural del barrio, participando activamente en programas comunitarios, eventos benéficos y actividades de integración. Desde la organización de torneos juveniles hasta la colaboración con organizaciones locales sin ánimo de lucro, el Rayo Vallecano demuestra día a día su compromiso con la mejora y el bienestar de Vallecas.

Además, el club también juega un papel importante en la economía local, generando empleo y actividad económica en el barrio a través de la venta de entradas, la promoción del turismo deportivo, la creación de oportunidades de patrocinio y publicidad para las empresas locales o el impulso de la televisión y otros medios de comunicación de La Quiniela. Así, en la temporada 2018 el Rayo Vallecano generó casi 91 millones de euros, alcanzando un impacto económico en los Distritos de Vallecas, similar al presupuesto total del Ayuntamiento de Madrid para la zona (96 millones) y superando las inversiones del consistorio en ese mismo año (69 millones).

Esta contribución económica fortalece la infraestructura y el desarrollo de Puente de Vallecas, creando un círculo virtuoso que beneficia a toda la comunidad. En el barrio con la tasa de paro más elevada de todo Madrid, el Rayo contribuye a crear 2.262 empleos en todo el país, de los que más de 600 son de Vallecas. 

El Estadio es también un símbolo internacional al ser la meta de la carrera más popular de España y una de las más reconocidas en todo el mundo, la San Silvestre Vallecana.  

Por todas estas razones es preocupante que la Presidenta de la Comunidad de Madrid quiera extirparnos una de nuestras señas de identidad, no solo de Vallecas sino de la Comunidad de Madrid. Precisamente porque lo sabe lo ha hecho: porque la Presidenta necesita tensionar para obtener notoriedad. 

Este equipo de Gobierno apuesta por anunciar grandes eventos deportivos como la F1 mientras abandona las infraestructuras deportivas en los distritos. Eso ha ocurrido también con el Estadio de Vallecas, propiedad de la Comunidad de Madrid y responsable esta última de su estado actual.

Igualmente incomprensible resulta el silencio del Alcalde de Madrid, que por no confrontar con la líder popular ha abandonado a su suerte no sólo a los aficionados del Club, sino a los vecinos y vecinas de Puente de Vallecas. Y lo ha hecho sin atender a su propia normativa, que incluye al Estadio de Vallecas en el catálogo de edificios protegidos del Plan General de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Madrid desde el año 2021. Es evidente que Almeida preferirá esconder esta protección por Ayuso que defender a su ciudad.

La relación entre el Rayo Vallecano y Puente de Vallecas es un ejemplo poderoso de cómo el deporte puede unir a una comunidad, fortalecer su identidad y promover los valores de la solidaridad, la igualdad y la justicia social. Más que un equipo y un barrio, el Rayo, nuestro Rayito, no es sólo de Vallecas. Es de todos los que comparten nuestros valores universales de solidaridad y apoyo mutuo y de quienes se sienten representados en una narrativa única que ha perdurado a lo largo del tiempo. El Rayo es una historia de amor compartida que ha inspirado a generaciones de aficionados de todo el mundo. 

Peñas, aficionados y vecinos lo tenemos claro. El Rayo se queda.

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