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Seguimos siendo cómplices de la catástrofe en Yemen

Uno de los ataques de Arabia Saudí contra Yemen

Ignacio Robles

Bombero y activista contra las armas —

Desde el martes no dejan de llegarme mensajes y llamadas de enhorabuena, porque al parecer hemos logrado el objetivo por el que tanto hemos luchado. Leyendo los titulares de algunos medios casi me lo llego a creer: “Defensa paraliza la venta de bombas a Arabia Saudí”.

Es cierto que el anuncio confirmado este martes por el Gobierno es una muy buena noticia, pero hay que ponerla en su contexto. En primer lugar, la medida anunciada afecta exclusivamente a un lote concreto de armas, sin que al parecer haya intención de extenderla a otros. Se ha revocado una autorización de exportación para 9,2 millones de euros, mientras que en tres años de bombardeos hemos vendido a Arabia Saudí 932 millones de euros en armas. La gran medida anunciada, siendo importante, afecta a menos de una centésima parte del problema total.

Por otro lado, al contrario de lo que nos quieren hacer creer, esto no es algo que haya llegado de forma espontánea, es fruto del trabajo de gente muy comprometida que lleva tiempo denunciando nuestra complicidad en las violaciones de Derechos Humanos en Yemen, despertando una considerable sensibilidad en la sociedad.

Cabría pensar que el 9 de agosto tocamos fondo con el bombardeo de un autobús escolar y que eso ha  hecho recapacitar al Gobierno. Ver esos cuerpecitos rotos amontonados y sus mochilas azules de Unicef desperdigadas por el suelo nos llegó al alma, pero lo cierto es que no ha sido este el más abyecto crimen de guerra de la coalición saudí, ni será el último. El gobierno sabe desde hace tiempo que Arabia Saudí bombardea a diario hospitales, colegios, mercados y campos de refugiados, y que son ya más de 3.000 los niños asesinados. Lo que realmente les preocupa de lo que ocurrió el pasado día 9 no son los cadáveres, sino que se lograra relacionar el ataque con una bomba concreta, fabricada en una fábrica concreta y en un país concreto, en este caso EE.UU.

El Gobierno sabe que las armas que vendemos a Arabia Saudí se usan en Yemen, no cabe otra posibilidad, ningún país en guerra compra decenas de miles de toneladas de bombas para guardarlas en un almacén. Y también sabe que si la bomba utilizada para atacar el autobús hubiera sido fabricada en España, les hubiera dejado en una situación muy delicada. En este contexto es comprensible que se haya revocado esta autorización en concreto, ya que es del tipo de bombas que les podría ocasionar este problema.

Pero el revocar una licencia de exportación tiene una consecuencia mucho más importante y que no se ha valorado debidamente.

La venta de armas a Arabia Saudí es ilegal según el Tratado de Comercio de Armas, la Posición común 944/2008 y la ley 53/2007, las tres coinciden en que cualquier solicitud de exportación de armas que puedan ser usadas contra población civil debe ser rechazada. Pero el Gobierno de España ha venido concediendo hasta el momento todas las que se han solicitado con una excusa muy débil: Arabia Saudí firma una cláusula según la cual se compromete a no usarlas.

Ahora, con esta decisión, el Gobierno español está admitiendo que las bombas pueden usarse contra civiles pese a la cláusula incluida, acabando con el único argumento que defendía estas exportaciones.

Si el propio Gobierno considera que las cláusulas y los compromisos de Arabia Saudí son papel mojado, no solo debería revocar inmediatamente todas las autorizaciones dadas hasta la fecha y no conceder ninguna más, sino que se debería incluso acusar de prevaricación a los miembros de la Junta Interministerial que han otorgado autorizaciones sabiendo que eran ilegales.

Es evidente que esta noticia ha supuesto un punto de inflexión. El martes mismo se reunieron representantes de la campaña Armas bajo control con la Secretaria de Estado de Comercio y le dejaron clara la postura de las organizaciones más prestigiosas, exigiendo inmediatamente el fin de la venta de armas a Arabia Saudí e Israel. Además, este miércoles llega a Santander un buque saudí dispuesto a llenar sus bodegas de bombas españolas. Habrá que ver si finalmente se cargan.

Por otro lado, queda pendiente para las próximas semanas la ratificación del contrato de las famosas corbetas. A pesar de que se pretende dejar estos barcos de guerra al margen, lo cierto es que su papel en el conflicto de Yemen puede ser devastador. Pese a la crueldad de las bombas, la mayoría de la gente que muere allí no lo hace de forma violenta, si no por culpa de un bloqueo brutal que ha desencadenado la mayor catástrofe humanitaria del planeta (muere un niño cada 10 minutos). Nuestras corbetas ayudarían sin duda a reforzar ese bloqueo, ya que hasta Navantia alardea en la web de sus capacidades para interceptar buques mercantes.

Sospecho que habrá movimientos interesantes en los próximos días, habrá que estar atento.

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