¿Quién asume la farsa de investidura de Feijóo?
Consumada la parodia de investidura de Alberto Núñez Feijóo, llega el pasmo de ver que todos los actores de la función van a seguir interpretando el mismo papel con más ahínco si cabe. Y nadie asume responsabilidades. Feijóo nunca tuvo la menor posibilidad de salir victorioso de este trance -a no ser con algún “tamayazo” que no dejaban de pedir, por cierto, desde el PP-. No debió gastarse tiempo, dinero y paciencia en algo condenado al fracaso, salvo si la idea era precisamente sembrar la confusión en la que continúan sus seguidores. O que se quisiera promocionar al candidato de un partido en el Parlamento, con profusión de cámaras y medios, en lugar de hacerlo en un congreso de sus siglas y con su presupuesto. Hay una diferencia radical entre perder una investidura y saber de antemano que no va a salir salvo con trampas.
Todo sigue igual y da la sensación de que no piensan cambiar como no sea a peor. De hecho, a peor parece ya, dado lo mal que han digerido la derrota. Es como si de nuevo se hubieran tragado sus propias mentiras y la propaganda de sus voceros mediáticos. La misma derecha que “ganó” las elecciones, ahora renace de no se sabe qué muerte no confesada en el último mes y pico desde la cita con las urnas. Y, al perder la votación, se sube por las paredes insultando a media España.
No cabe bochorno mayor que los titulares del brazo mediático hablando de un triunfo de Feijóo, de su consolidación como líder, de lo reforzado que ha salido… Pero si no era un debate, ni una moción de censura a Sánchez, era la investidura de Feijóo y la ha perdido. Y luego de cómo Feijóo azota y humilla a Sánchez, del desprestigio de Sánchez, de la supuesta cobardía de Sánchez al no salir al estrado a contribuir a la pantomima. Y, claro está, vuelven las encuestas eufóricas de inducción del voto en el caso de repetición electoral saliendo del barro en el que quedaron tras los resultados electorales de julio.
¿No han aprendido nada? ¿que a sus seguidores se les puede hacer tragar lo que sea? Así no vamos a ninguna parte. Es como si nos dejáramos conducir por una espiral que da vueltas y vueltas sin otro fin que ir descendiendo cada vez más en democracia.
Pretenden vendernos, como normal y admisible, a un señor que, eso sí, habló mucho rato, soltó su inacabable repertorio de mentiras y es el presidente de un partido marcadamente corrupto que bajo su mandato ha metido en la corriente sanguínea del sistema a sus correligionarios de Vox, una ultraderecha radical con la que, en comandita, no paran de cercenar derechos.
¡A qué niveles! Va a costar mucho reparar los destrozos que perpetra la coalición PP-Vox. Nombran a detractores del medio ambiente o de la economía sostenible para encargarse de esas parcelas. A negacionistas de lo que avala el consenso científico con afán destructor en consecuencia. Son Atila y ya marchan de la mano de las presidencias del PP rendidas al mismo objetivo. Cuesta creer que existan en el siglo XXI criterios tan obtusos y atrasados.
Pero el daño va mucho más allá, son los derechos y libertades de las personas las que están en riesgo. Hace falta un cuajo superlativo para poner al frente de las históricas Cortes de Aragón, a una pseudonazi machista y reconcomida de odio que evitó dar la mano a la ministra de Igualdad Irene Montero y se la rechazó a la Secretaria de Igualdad. Ha ocurrido en Zaragoza, en una jornada europea sobre los Derechos sexuales y reproductivos en la que participaban 14 países. Es decir que, Italia, Eslovenia, Francia, Alemania, Estonia, Grecia, Bélgica, Finlandia, Suecia, Luxemburgo, Dinamarca, Portugal y Países Bajos, junto a España, saben del pelaje del actual gobierno de Aragón. Puede que en Italia lo entiendan, no en el resto.
Lo terrible es que, en la deriva del periodismo actual, se suben al mismo carro de la falsa equidistancia culpable medios como la Cadena SER y los Telediarios de TVE (aunque tras las protestas se rectificó en la siguiente edición) y se atreven a tratar por igual a la agresora y a las víctimas, hablando de “tenso saludo” entre ambas. De nuevo habría que apelar a la historia del rabino de Varsovia que cuenta siempre la periodista Olga Rodríguez.
Este viernes, en el final de la agónica falsa investidura, los medios han vuelto a hacerlo al calificar de “altercado” entre el diputado Óscar Puente y “un pasajero”, la agresión verbal de un tipo acreditadamente violento contra el portavoz del PSOE durante las sesiones de investidura. Ha sido en el AVE de Valladolid a Madrid, donde Puente iba a intervenir de nuevo en el Congreso.
Todo no va a seguir igual, mejor dicho: van a incrementar la violencia, si no se ataja con contundencia. La mano derecha de Feijóo ha justificado la agresión a Puente y, a la vez, niega que haya existido como tal. Varios miembros del PP andan insultando a media España, hasta al PNV. Abascal, que hubiera sido probable vicepresidente en un gobierno de Feijóo, ha proferido amenazas graves en el Congreso. Ha llamado “al pueblo español” que “tiene el deber y el derecho de defenderse y lo hará, después no nos vengan con lloriqueos”, ha dicho, tras calificar a Sánchez como el presidente más corrupto de la historia. ¿Adónde nos llevan? ¿Adónde nos lleva Feijóo, el líder de la renacida derecha?
Este PP es esa nociva alianza con Vox, porque no tiene más. No nos lo vendan como un piano afinado porque no lo es. Dejen de mentir a sus audiencias y lectores con triunfos que no existen. Y con liderazgos consolidados que el PP S.A. se pule de un día para otro sin sonrojo. Nadie pagará por la negligencia, era una pregunta retórica al menos para compensar tanto almíbar recalentado. La que, por cierto, se está diluyendo en un cabreo monumental por la derrota aunque la conocían de sobra previamente: el nivel de agresividad que están desplegando es preocupante. Menuda derecha.
Dejen de amparar la impunidad de quienes lanzan botes de humo para seguir tapando sus dañinas decisiones. Porque vuelve a entrar a dirigir la gresca nacional, junto a Vox como hemos visto este viernes, Isabel Díaz Ayuso desde el ficticio Estado paralelo de Madrid. Y lo hace cuando sabe que una comisión ciudadana, presidida por el magistrado Martín Pallín, con potentes testimonios directos, intenta revivir para la justicia los ancianos muertos en las residencias a su cargo y las directrices de su protocolo de la vergüenza. Ése es el PP también.
España precisa romper esa rueda destructora en la que giran políticos impresentables, periodistas y medios que denigran la profesión manipulando o por inercia, miembros de la judicatura que solo atienden a un plato de la balanza, ciudadanos que se dejan embaucar como si fueran lelos y no vivieran en el mundo real; esa rueda que gira en violencia e insultos intensificados por la rabia de perder. Un jefe del Estado algo más templado con sus encargos tampoco vendría mal. La nueva ronda de contactos del Rey será este lunes y martes.
Lo único alentador de la falsa investidura, además del resultado, ha sido poder escuchar verdades como puños que pocos se atreven a afear al PP. La España que sirve de cobertura a los prolongados desajustes que vivimos se rasgó las vestiduras al oír a Óscar Puente por el PSOE decir las cosas como son. Mejor vayan zurciéndoselas, que muchos se han quedado desnudos y esto va para largo.
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